Leonardo - Capítulo 15
"Después de que taché toda la larga lista de cosas que odiaba sobre Leonardo… apareció lo bueno.
Recuerdo tan brillantes y divertidos.
Fue un simple
resbalón en nuestra torpe danza. Los dos caímos. Bajé la mirada hacia Leonardo
y—
Se encontraba tan cerca de mí ahora. Imposiblemente cerca.
Sus brazos me rodeaban—me atrapó mientras caíamos, ni siquiera tratando
de protegerse a él mismo.
Aquí estábamos, repentinamente en los brazos uno del otro. Muy
parecido a la noche en la que nos conocimos.
…Y como cada vez que Leonardo me sostenía—me sentí atrapada en una
dulce red de la que no quería irme nunca.
(Porque no quiero irme)
Lo correcto era soltarse. Separarse. Ponerse de pie. Regresar a
bailar. Y aun así, no podía.
Leonardo liberó un brazo para acunar mi mejilla.
Leonardo:
¿Cara mia--?
Su voz me trajo de regreso al presente.
(¿Qué estoy pensando--?)
MC: Perdona,
Leonardo. No quise—
Leonardo:
…No, está bien.
Incluso después de regresar a nuestra posición original, aun sentía el
dejo del calor de su cuerpo.
Busqué algo para decir. Algo que pudiera regresar todo a la
normalidad. Pero decir que lo que había pasado no era nada, era una mentira.
Leonardo palmeó mi cabeza con gentileza.
Leonardo:
Creo que ya fue bastante torpeza de nuestra parte por esta noche. ¿Te
veo mañana para continuar, cara mia?
MC: Sí. Eso
estaría bien. Mañana, entonces.
Leonardo:
…A domani[1]
Agité la mano en despedida y me fui.
En el pasillo, me recargué contra la pared y suspiré.
(Él no piensa de manera romántica sobre mí. Somos compagni “provvisoria” después de todo. Temporales. Es un trato, no
una relación. Entonces, ¿por qué estoy actuando de esta forma alrededor suyo?)
Mis pensamientos se desviaron de la pregunta. Se negaron a reconocer
su existencia en absoluto.
Arthur: ¡No
suenes tan victoriana! Aunque Leonardo y tú estén sólo pretendiendo, estoy
segura de que te has conseguido algún desliz o dos.
MC: ¡Por
supuesto que no!
Arthur: ¿En
serio? Qué inesperado.
MC: Para ti,
tal vez. No comparto tus ideas.
Arthur: Si me
miraras a mí de la forma en la que lo miras, no estoy segura de que pudiera
resistirte…
MC: ¿De qué
estás hablando?
Arthur: ¿No te
das cuenta? Cuando miras a Leonardo, tú—
MC: Arthur,
deja de jugar y dime.
Arthur: ¿De
verdad quieres saber?
(Creo que sí necesito saber. Necesito una segunda opinión sobre esto.
Y él la proveerá)
Recorrí el pasillo para ir a donde estaban los dormitorios—
…A donde con suerte encontraría a Arthur.
…A donde conseguiría la respuesta a mi pregunta.
Parte 2
Cuando toqué la puerta, Arthur respondió de inmediato.
Entré a su cuarto—
Arthur: Hola.
Adelante.
Me recibió con ese familiar acento.
MC: No estoy
interrumpiendo tu trabajo, ¿o sí?
Arthur: ¿Trabajo?
¿A qué te refieres?
MC: Hay una
pila de papeles en tu escritorio, así que asumí que estabas escribiendo una
nueva historia. Y tienes los lentes puestos.
Arthur: Una
deducción amateur, pero no es mal
comienzo. No te preocupes sobre el trabajo. Yo te invité a pasar. La verdad es,
que necesitaba un descanso—
Arthur dobló sus lentes de gruesa montura y los colocó sobre el
escritorio. Se reclinó en su silla, no más un autor.
Arthur: …Y parece
que tienes una historia que contar.
MC: ¿Tú
“dedujiste” eso?
Arthur: He
escrito más de cuatro docenas de historias de misterio—pero más que nada, eres
bastante transparente.
MC: ¿Por qué
dices eso?
Arthur: Observación,
mi querida MC. Como sea, toma asiento, por favor.
(Arthur es un poco peor que Leonardo cuando se trata de salirse con la
suya)
Me senté en el sofá de piel, sintiendo como que estaba repentinamente
en la oficina de un psiquiatra.
Arthur: ¿Qué te
trae aquí, MC?
MC: Quería
preguntarte algo.
Su sonrisa me dijo que había anticipado mi pregunta.
MC: Es sobre
nuestra última conversación.
Arthur: Lo
recuerdo bastante bien.
Para mi vergüenza, mi voz sonaba quebrada.
MC: …Dijiste
que miraba a Leonardo de una cierta forma. ¿A qué te referías con eso, Arthur?
Arthur: MC, eres
una chica lista.
(Eso suena como lo opuesto a lo que estaba dando a entender antes,
pero…)
Arthur: Lo he
visto en la manera en la que te dedicas a tu trabajo y lo he escuchado en la
manera en la que nos hablas. De hecho, eres bastante lista.
MC: Genial,
pero ¿podemos ir directo al punto?
Arthur: Lo que
estoy tratando de decir es que no viniste aquí por una respuesta—tú ya sabes la
respuesta.
Mi corazón dio un seco latido dentro mi pecho.
Arthur: Viniste
aquí para una confirmación… En cuyo caso, es un placer darte exactamente lo que
deseas.
Parte 3
Contuve el aliento esperando a que Arthur hablara.
Arthur: MC,
cuando miras a Leonardo, es con un sentimiento de profunda añoranza.
MC: ¿Añoranza?
Repetí la palabra, mi corazón empezando a acelerarse.
Arthur: Por
ponerlo en términos simples—Estás enamorada de él.
(¿Enamorada de Leonardo--?)
MC: ¡E-eso
es ridículo!
Arthur: ¿Lo es?
¿Puedes negarlo realmente?
…¿Podía?
Arthur: Eres una
mujer del mundo. Has estado enamorada antes. Debes reconocer los síntomas… A
menos que te hayas convencido a ti misma de lo contrario. Y puedo imaginar las
razones por las que harías eso.
Arthur alzó un par de dedos.
Arthur: Una,
tienes miedo de enamorarte de un vampiro. Hablando como alguien que era
anteriormente humano, somos diferentes de ti de maneras aterradoras. Dos, sabes
que admitir que estás enamorada significa renunciar al control. ¿Renunciar a
tus planes para el futuro, quizás?
MC: No sé
cómo podría simplemente rendirme—
Arthur: …Que es
por lo que debes estar tan asustada. Esta es una nueva experiencia para ti. ¿A
no ser que hayas salido con un vampiro antes? Estás en la cúspide de un
peligroso y seguramente doloroso amorío. ¿Quién no le daría la espalda a semejante
prospecto? Puedo simpatizar contigo.
MC: Lo
siento, pero creo que ya escuché suficiente.
Arthur: ¿Oh?
MC: …Escucha.
Puede que tengas razón, Arthur. En cuyo caso, tengo que averiguar el resto yo
misma.
Arthur: Suena
razonable. No te acosaré. Pero aquí estoy, si decides que no es a Leonardo a
quien amas.
Arthur se inclinó hacia adelante en su silla.
Arthur: Hablando
de eso, renunciaré a mis… bueno, me gusta llamarle “honorarios de consulta”.
Sabiendo que viniste a verme en un momento de necesidad es más que suficiente
para mí.
Giró su silla, se arremangó las mangas, y se colocó sus lentes.
Arthur: De
vuelta a la carga. ¡Ten una encantadora tarde, MC!
El pasillo afuera de la habitación de Arthur estaba silencioso. Pero
había turbulencia en mi corazón.
Más allá de la ventana, las nubes tapaban la luna.
Parte 4
Dormí a intervalos esa noche. La niebla en mi cabeza no se había
despejado para la mañana—
Sebastian:
MC, el Maestro Leonardo me pidió que te diera un mensaje.
MC: ¿Eso
hizo?
Dejé de pulir a la mención de su nombre.
Sebastian:
“Ven a verme tan pronto hayas terminado con el trabajo. Tendremos otra
práctica de baile”. Ya que los dos son tan dedicados, declaro esa cuchara como
lo último de tu trabajo. Ahora, ve a verlo.
(No estoy segura de estar lista para eso)
Pero resultó que enfrentar mis sentimientos sobre Leonardo era sólo el
primer obstáculo—
MC: Okay,
¡¿DÓNDE está?!
Busqué su habitación, el salón de música, el vestíbulo, todos y cada
uno de los pasillos. Ningún rastro de él.
(¡Podría haberme dicho dónde iba a estar!)
Suspiré. Fue en ese momento que una dulce, familiar esencia asomó por
mi sentido del olfato. Estaba débilmente en el aire.
(Proviene de… ¿por allá?)
Empujé las puertas a la biblioteca y fui recibida por muros de viejos
libros.
(…Ahí estás)
Leonardo se había sentado en el suelo, su espalda contra los estantes,
dormido en este bosque de conocimiento como un príncipe en un muy inusual
cuento de hadas.
…Un paso. Dos pasos. Me arrodillé frente a él. Sin importar en qué
cuento de hadas se encontrara, me sentí inextricablemente[2] volviéndome parte
del cuento.
MC: Hola.
Estaba buscándote.
Leonardo no se movió.
La biblioteca estaba tan silenciosa que podía escuchar su respiración.
Eché un vistazo a su rostro.
…Mis ojos siempre se veían atraídos hacia él…
(Me pides que vaya a buscarte, y luego tienes la desfachatez de
quedarte dormido antes de que llegue. Este es el lugar donde me besaste, sabes.
Me agarraste y me besaste aunque apenas y sabía tu nombre…)
Leonardo: No
deberías ir allá afuera sola.
MC: ¡No
trates de detenerme, vampiro! ¡No voy a convertirme en tu próxima comida!
Leonardo: …No me
estás escuchando.
Fue un beso que aún recuerdo—
(…Y siempre estabas haciendo lo que querías, sin preguntarme)
Leonardo: De
hecho, necesito acordar algo primero. Sólo para mantener las cosas a salvo.
MC: Muy
bien. ¿Qué es?
Leonardo: Puedes
preguntarme lo que quieras. Pero sólo tienes una pregunta al día. Más que eso
es demasiado problema para mí.
MC: ¿Una
pregunta al día? Eso es añadir condiciones después de que ya acordamos los
términos.
Leonardo: Sí,
tienes razón. Como compagni, supongo que necesitamos trabajar en nuestra
comunicación.
(Tu habitación es un desastre—
Fumas—
Me molestas constantemente—
Era tan fácil pensar en cosas que no me gustaban de él… que no
deberían gustarme de él.
Pero incluso con todo eso…)
Parte 5
Después de que taché toda la larga lista de cosas que odiaba sobre
Leonardo… apareció lo bueno.
Recuerdo tan brillantes y divertidos.
(Fuiste la primera persona aquí en hacerme sonreír. En conseguir que
me abriera y riera)
MC: ¿Este es
un mapa?
Leonardo: Sí. Ese
es el mapa Fra Mauro. Un viejo mapa del mundo. Hecho en Italia, justo alrededor
del tiempo en el que nací. Estuve molestando a le Comte por esto, y me
consiguió esta copia. Muy parecido al original. No estoy seguro de cómo
consiguió eso—
MC: ¡Es
hermoso! Está de cabeza, ¡pero míralo! ¡Noruega, Suecia, Finlandia! ¡Está la
costa libia! ¡Incluso tiene a Japón!
Leonardo: …No es
demasiado exacta, por eso el Jardín del Edén, pero es una visión artística del
mundo.
MC: ¡Yo
también lo creo! Soy una gran fanática de los mapas y la geografía. Lugares
antiguos. Lenguajes. Soy—era— una agente de viajes. Arreglaba viajes para la
gente. Y cada vez que no podía visitarlo yo, me gustaba leer sobre ello—
Leonardo: Esa es
la primera vez que haces eso.
MC: …¿Hablar
hasta por los codos, quieres decir?
Leonardo: La
primera vez que muestras una sonrisa despreocupada.
(Me arrastraste alrededor, pero fue porque estabas cuidándome.
Prestaste atención a cada cosa que me importaba, a cada preocupación mía)
Leonardo: Cara
mia… No hay nada extraño en lo que estás pasando justo ahora. Pero no te
sentirás ansiosa por siempre. Las cosas se resolverán por sí mismas con el
tiempo.
MC: Espera…
¿Estoy ansiosa?
Leonardo: Has
tenido miedo de no ser capaz de regresar a tu tiempo, ¿verdad?
MC: N-no.
Estás equivocado. ¡Nunca he pensado en eso!
Leonardo: Eres
bastante mala mentirosa.
(Me ayudaste a encontrar lo bueno en este tiempo. Me ayudaste a
atesorar cada momento)
MC: Ya tuve
suficiente de forzarme a sonreír.
Leonardo: ¿Hmmm?
MC: Pero no
dejaré de sonreír. Sólo dejaré de forzarme. Tendré sonrisas más naturales.
Leonardo: ¿Para
qué es el anuncio, cara mia?
MC: ¡Sólo
sentí ganas de decirte! Gracias, Leonardo.
Leonardo: ¿Dijiste
algo? Scusa, la lluvia está demasiado fuerte.
MC: …Leonardo
Da Vinci es un imbécil.
Leonardo: ¿Quién
es un imbécil?
MC: ¿Escuchaste
eso, no es así?
(No puedo dejar de estar fascinada por ti. No puedo evitar que mi
corazón sea conmovido por ti. Las cosas que me has dicho me han hecho pensar y
me han traído dicha--)
Leonardo: A veces
pienso que estás furiosa, pero al momento siguiente, estás sonriendo. Te he
visto fuerte, te he visto en lágrimas. Mantenerte el paso—me mantiene ocupado.
Y no quiero detenerme nunca. Tú eres la que reluce a mis ojos… tan
increíblemente brillante.
(Un poco de memoria, y olvidé que había algo que me desagradara en
absoluto)
Porque vi sus defectos a través de cristales de amor.
Negar mis sentimientos no los había detenido. Ni siquiera los había
retrasado.
(Supongo que es verdad entonces)
Las palabras estaban en mis labios para pronunciarlas en voz alta—
Leonardo:
…¿Eres tú?
Eso fue hasta que unos ojos del color de antiguo oro empañado se
abrieron y relucieron sobre mí.
MC: Leonardo.
Parte 5
Leonardo:
¿Cómo me encontraste?
MC: Seguí el
aroma de tu cigarrillo— Resultó ser cierto.
Leonardo:
Algo qué recordar para la próxima vez.
MC: …¿La
próxima vez? Es grosero hacerme cazarte. Especialmente cuando eres tú el que me
llamaste.
Leonardo:
¿Cuantas veces he tenido que encontrarte? Es justo.
MC: De todos
modos, mejor que no pase de nuevo.
Leonardo:
Je, eres una amante dura, cara
mia. Haciéndome hacer todo el trabajo.
Estábamos bromeando a diestra y siniestra como siempre lo hacíamos.
¿Entonces por qué mi pecho dolía tanto?
Doler no era la palabra correcta. Mi corazón estaba a reventar de
sentimientos, todos ellos agridulces.
(…Esto no es como yo)
Sólo estábamos hablando, nada había cambiado, y aun así, me sentí al
borde de las lágrimas.
No quería llorar. No aquí, en frente de él.
Alejé mis ojos de él y tomé aliento para tranquilizarme.
MC: ¿No
vamos a practicar baile un poco más? Ya vámonos, Leo—
Leonardo:
…No te vayas.
Escuché su voz mientras empezaba a levantarme.
Antes de darme cuenta, sus brazos estaban alrededor mío.
Leonardo me rodeó gentilmente en su abrazo.
Leonardo:
…Estoy demasiado cansado para bailar. Vamos a descansar un poco.
Podemos tomar una pequeña siesta juntos, ¿sí? No es una mala idea, ¿verdad?
MC: …No es
una buena idea tampoco.
Leonardo:
No, está bien. Venga.
MC: Es muy
difícil razonar contigo, sabes.
Leonardo:
No lo niego.
Mi mejilla estaba contra su cálido pecho.
No podía ver mi rostro, me percaté—
…Así que dejé mis lágrimas acumuladas caer.
(Arthur tenía razón. Simplemente estaba negándolo)
Arthur: Eres una
mujer del mundo. Has estado enamorada antes. Debes reconocer los síntomas… A
menos que te hayas convencido a ti misma de lo contrario. Y puedo imaginar las
razones por las que harías eso. Una, tienes miedo de enamorarte de un vampiro.
Hablando como alguien que era anteriormente humano, somos diferentes de ti de
maneras aterradoras. Dos, sabes que admitir que estás enamorada significa
renunciar al control. ¿Renunciar a tus planes para el futuro, quizás?
MC: No sé
cómo podría simplemente rendirme—
Arthur: …Que es
por lo que debes estar tan asustada. Esta es una nueva experiencia para ti. ¿A
no ser que hayas salido con un vampiro antes? Estás en la cúspide de un
peligroso y seguramente doloroso amorío. ¿Quién no le daría la espalda a
semejante prospecto? Puedo simpatizar contigo.
(…Porque no sé lo que significa enamorarse de un vampiro. Y ESTOY
asustada. ¿Qué hago a partir de aquí?)
Me había dicho a mí misma que esto no era amor. Que no se convertiría
en amor. Incluso traté de detenerlo—
Había tratado de proteger mi corazón.
Ya no podía negar mis sentimientos.
(Y la forma en la que me está sosteniendo en este momento. ¿Significa
que siente algo por mí también? Sigo pensando que debe sentir algo-- ¿Entonces
qué? Es un vampiro. Puede que viva cientos de años más. Mientras que mi tiempo
en este siglo va rápidamente aproximándose a su fin)
En medio de mi confusión emocional—esta tormenta— estaba segura de una
cosa:
No podía negar ni borrar mis sentimientos.
MC: ¿Leonardo?
Alcé mi cabeza. Sus ojos estaban fuertemente cerrados.
(…Está dormido)
Porque estaba dormido, porque no podía oírme, susurré esas palabras—
MC: Leonardo,
te amo. No debería… pero me he enamorado de ti.
Me deslicé de nuevo entre sus brazos y, mientras caían las lágrimas,
sellé este amor condenado por el tiempo.
Junto a mí, Leonardo continuó durmiendo. Sus propios secretos
encerrados en ojos dorados—
…Perspectiva Atmosférica: Una técnica de dibujo usando color y detalle
para hacer que los objetos parezcan más lejos de lo que están realmente.
En realidad, los dos compartían más de lo que sabían. No sólo sus
sentimientos… sino sus miedos.
~Fin del capítulo 15~
[1]: “Hasta mañana” en italiano.
[2]: Quise dejarla como estaba, aunque no, yo tampoco la había
escuchado nunca. La definición es “Que es muy intrincado y confuso y, por ello,
difícil de resolver”. Un “inexplicablemente” pomposo, pues.
~Traducción por Daisy Doe~
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