Wednesday, January 1, 2020

Ikemen Vampire - Leonardo - Capítulo 15 [Traducción al español]

Leonardo - Capítulo 15

"Después de que taché toda la larga lista de cosas que odiaba sobre Leonardo… apareció lo bueno.
Recuerdo tan brillantes y divertidos.

Parte 1
Fue un simple resbalón en nuestra torpe danza. Los dos caímos. Bajé la mirada hacia Leonardo y—
Se encontraba tan cerca de mí ahora. Imposiblemente cerca.
Sus brazos me rodeaban—me atrapó mientras caíamos, ni siquiera tratando de protegerse a él mismo.
Aquí estábamos, repentinamente en los brazos uno del otro. Muy parecido a la noche en la que nos conocimos.
…Y como cada vez que Leonardo me sostenía—me sentí atrapada en una dulce red de la que no quería irme nunca.

(Porque no quiero irme)

Lo correcto era soltarse. Separarse. Ponerse de pie. Regresar a bailar. Y aun así, no podía.
Leonardo liberó un brazo para acunar mi mejilla.

Leonardo: ¿Cara mia--?

Su voz me trajo de regreso al presente.

(¿Qué estoy pensando--?)

MC: Perdona, Leonardo. No quise—
Leonardo: …No, está bien.

Incluso después de regresar a nuestra posición original, aun sentía el dejo del calor de su cuerpo.
Busqué algo para decir. Algo que pudiera regresar todo a la normalidad. Pero decir que lo que había pasado no era nada, era una mentira.
Leonardo palmeó mi cabeza con gentileza.

Leonardo: Creo que ya fue bastante torpeza de nuestra parte por esta noche. ¿Te veo mañana para continuar, cara mia?
MC: Sí. Eso estaría bien. Mañana, entonces.
Leonardo: A domani[1]

Agité la mano en despedida y me fui.
En el pasillo, me recargué contra la pared y suspiré.

(Él no piensa de manera romántica sobre mí. Somos compagni “provvisoria” después de todo. Temporales. Es un trato, no una relación. Entonces, ¿por qué estoy actuando de esta forma alrededor suyo?)

Mis pensamientos se desviaron de la pregunta. Se negaron a reconocer su existencia en absoluto.

Arthur: ¡No suenes tan victoriana! Aunque Leonardo y tú estén sólo pretendiendo, estoy segura de que te has conseguido algún desliz o dos.
MC: ¡Por supuesto que no!
Arthur: ¿En serio? Qué inesperado.
MC: Para ti, tal vez. No comparto tus ideas.
Arthur: Si me miraras a mí de la forma en la que lo miras, no estoy segura de que pudiera resistirte…
MC: ¿De qué estás hablando?
Arthur: ¿No te das cuenta? Cuando miras a Leonardo, tú—
MC: Arthur, deja de jugar y dime.
Arthur: ¿De verdad quieres saber?

(Creo que sí necesito saber. Necesito una segunda opinión sobre esto. Y él la proveerá)

Recorrí el pasillo para ir a donde estaban los dormitorios—
…A donde con suerte encontraría a Arthur.
…A donde conseguiría la respuesta a mi pregunta.

Parte 2
Cuando toqué la puerta, Arthur respondió de inmediato.
Entré a su cuarto—

Arthur: Hola. Adelante.

Me recibió con ese familiar acento.

MC: No estoy interrumpiendo tu trabajo, ¿o sí?
Arthur: ¿Trabajo? ¿A qué te refieres?
MC: Hay una pila de papeles en tu escritorio, así que asumí que estabas escribiendo una nueva historia. Y tienes los lentes puestos.
Arthur: Una deducción amateur, pero no es mal comienzo. No te preocupes sobre el trabajo. Yo te invité a pasar. La verdad es, que necesitaba un descanso—

Arthur dobló sus lentes de gruesa montura y los colocó sobre el escritorio. Se reclinó en su silla, no más un autor.

Arthur: …Y parece que tienes una historia que contar.
MC: ¿Tú “dedujiste” eso?
Arthur: He escrito más de cuatro docenas de historias de misterio—pero más que nada, eres bastante transparente.
MC: ¿Por qué dices eso?
Arthur: Observación, mi querida MC. Como sea, toma asiento, por favor.

(Arthur es un poco peor que Leonardo cuando se trata de salirse con la suya)

Me senté en el sofá de piel, sintiendo como que estaba repentinamente en la oficina de un psiquiatra.

Arthur: ¿Qué te trae aquí, MC?
MC: Quería preguntarte algo.

Su sonrisa me dijo que había anticipado mi pregunta.

MC: Es sobre nuestra última conversación.
Arthur: Lo recuerdo bastante bien.

Para mi vergüenza, mi voz sonaba quebrada.

MC: …Dijiste que miraba a Leonardo de una cierta forma. ¿A qué te referías con eso, Arthur?
Arthur: MC, eres una chica lista.

(Eso suena como lo opuesto a lo que estaba dando a entender antes, pero…)

Arthur: Lo he visto en la manera en la que te dedicas a tu trabajo y lo he escuchado en la manera en la que nos hablas. De hecho, eres bastante lista.
MC: Genial, pero ¿podemos ir directo al punto?
Arthur: Lo que estoy tratando de decir es que no viniste aquí por una respuesta—tú ya sabes la respuesta.

Mi corazón dio un seco latido dentro mi pecho.

Arthur: Viniste aquí para una confirmación… En cuyo caso, es un placer darte exactamente lo que deseas.

Parte 3
Contuve el aliento esperando a que Arthur hablara.

Arthur: MC, cuando miras a Leonardo, es con un sentimiento de profunda añoranza.
MC: ¿Añoranza?

Repetí la palabra, mi corazón empezando a acelerarse.

Arthur: Por ponerlo en términos simples—Estás enamorada de él.

(¿Enamorada de Leonardo--?)

MC: ¡E-eso es ridículo!
Arthur: ¿Lo es? ¿Puedes negarlo realmente?

…¿Podía?

Arthur: Eres una mujer del mundo. Has estado enamorada antes. Debes reconocer los síntomas… A menos que te hayas convencido a ti misma de lo contrario. Y puedo imaginar las razones por las que harías eso.

Arthur alzó un par de dedos.

Arthur: Una, tienes miedo de enamorarte de un vampiro. Hablando como alguien que era anteriormente humano, somos diferentes de ti de maneras aterradoras. Dos, sabes que admitir que estás enamorada significa renunciar al control. ¿Renunciar a tus planes para el futuro, quizás?
MC: No sé cómo podría simplemente rendirme—
Arthur: …Que es por lo que debes estar tan asustada. Esta es una nueva experiencia para ti. ¿A no ser que hayas salido con un vampiro antes? Estás en la cúspide de un peligroso y seguramente doloroso amorío. ¿Quién no le daría la espalda a semejante prospecto? Puedo simpatizar contigo.
MC: Lo siento, pero creo que ya escuché suficiente.
Arthur: ¿Oh?
MC: …Escucha. Puede que tengas razón, Arthur. En cuyo caso, tengo que averiguar el resto yo misma.
Arthur: Suena razonable. No te acosaré. Pero aquí estoy, si decides que no es a Leonardo a quien amas.

Arthur se inclinó hacia adelante en su silla.

Arthur: Hablando de eso, renunciaré a mis… bueno, me gusta llamarle “honorarios de consulta”. Sabiendo que viniste a verme en un momento de necesidad es más que suficiente para mí.

Giró su silla, se arremangó las mangas, y se colocó sus lentes.

Arthur: De vuelta a la carga. ¡Ten una encantadora tarde, MC!

El pasillo afuera de la habitación de Arthur estaba silencioso. Pero había turbulencia en mi corazón.
Más allá de la ventana, las nubes tapaban la luna.

Parte 4
Dormí a intervalos esa noche. La niebla en mi cabeza no se había despejado para la mañana—

Sebastian: MC, el Maestro Leonardo me pidió que te diera un mensaje.
MC: ¿Eso hizo?

Dejé de pulir a la mención de su nombre.

Sebastian: “Ven a verme tan pronto hayas terminado con el trabajo. Tendremos otra práctica de baile”. Ya que los dos son tan dedicados, declaro esa cuchara como lo último de tu trabajo. Ahora, ve a verlo.

(No estoy segura de estar lista para eso)

Pero resultó que enfrentar mis sentimientos sobre Leonardo era sólo el primer obstáculo—

MC: Okay, ¡¿DÓNDE está?!

Busqué su habitación, el salón de música, el vestíbulo, todos y cada uno de los pasillos. Ningún rastro de él.

(¡Podría haberme dicho dónde iba a estar!)

Suspiré. Fue en ese momento que una dulce, familiar esencia asomó por mi sentido del olfato. Estaba débilmente en el aire.

(Proviene de… ¿por allá?)

Empujé las puertas a la biblioteca y fui recibida por muros de viejos libros.

(…Ahí estás)

Leonardo se había sentado en el suelo, su espalda contra los estantes, dormido en este bosque de conocimiento como un príncipe en un muy inusual cuento de hadas.
…Un paso. Dos pasos. Me arrodillé frente a él. Sin importar en qué cuento de hadas se encontrara, me sentí inextricablemente[2] volviéndome parte del cuento.

MC: Hola. Estaba buscándote.

Leonardo no se movió.
La biblioteca estaba tan silenciosa que podía escuchar su respiración. Eché un vistazo a su rostro.
…Mis ojos siempre se veían atraídos hacia él…

(Me pides que vaya a buscarte, y luego tienes la desfachatez de quedarte dormido antes de que llegue. Este es el lugar donde me besaste, sabes. Me agarraste y me besaste aunque apenas y sabía tu nombre…)

Leonardo: No deberías ir allá afuera sola.
MC: ¡No trates de detenerme, vampiro! ¡No voy a convertirme en tu próxima comida!
Leonardo: …No me estás escuchando.

Fue un beso que aún recuerdo—
(…Y siempre estabas haciendo lo que querías, sin preguntarme)

Leonardo: De hecho, necesito acordar algo primero. Sólo para mantener las cosas a salvo.
MC: Muy bien. ¿Qué es?
Leonardo: Puedes preguntarme lo que quieras. Pero sólo tienes una pregunta al día. Más que eso es demasiado problema para mí.
MC: ¿Una pregunta al día? Eso es añadir condiciones después de que ya acordamos los términos.
Leonardo: Sí, tienes razón. Como compagni, supongo que necesitamos trabajar en nuestra comunicación.

(Tu habitación es un desastre—
Fumas—
Me molestas constantemente—
Era tan fácil pensar en cosas que no me gustaban de él… que no deberían gustarme de él.
Pero incluso con todo eso…)

Parte 5
Después de que taché toda la larga lista de cosas que odiaba sobre Leonardo… apareció lo bueno.
Recuerdo tan brillantes y divertidos.

(Fuiste la primera persona aquí en hacerme sonreír. En conseguir que me abriera y riera)

MC: ¿Este es un mapa?
Leonardo: Sí. Ese es el mapa Fra Mauro. Un viejo mapa del mundo. Hecho en Italia, justo alrededor del tiempo en el que nací. Estuve molestando a le Comte por esto, y me consiguió esta copia. Muy parecido al original. No estoy seguro de cómo consiguió eso—
MC: ¡Es hermoso! Está de cabeza, ¡pero míralo! ¡Noruega, Suecia, Finlandia! ¡Está la costa libia! ¡Incluso tiene a Japón!
Leonardo: …No es demasiado exacta, por eso el Jardín del Edén, pero es una visión artística del mundo.
MC: ¡Yo también lo creo! Soy una gran fanática de los mapas y la geografía. Lugares antiguos. Lenguajes. Soy—era— una agente de viajes. Arreglaba viajes para la gente. Y cada vez que no podía visitarlo yo, me gustaba leer sobre ello—
Leonardo: Esa es la primera vez que haces eso.
MC: …¿Hablar hasta por los codos, quieres decir?
Leonardo: La primera vez que muestras una sonrisa despreocupada.

(Me arrastraste alrededor, pero fue porque estabas cuidándome. Prestaste atención a cada cosa que me importaba, a cada preocupación mía)

Leonardo: Cara mia… No hay nada extraño en lo que estás pasando justo ahora. Pero no te sentirás ansiosa por siempre. Las cosas se resolverán por sí mismas con el tiempo.
MC: Espera… ¿Estoy ansiosa?
Leonardo: Has tenido miedo de no ser capaz de regresar a tu tiempo, ¿verdad?
MC: N-no. Estás equivocado. ¡Nunca he pensado en eso!
Leonardo: Eres bastante mala mentirosa.

(Me ayudaste a encontrar lo bueno en este tiempo. Me ayudaste a atesorar cada momento)

MC: Ya tuve suficiente de forzarme a sonreír.
Leonardo: ¿Hmmm?
MC: Pero no dejaré de sonreír. Sólo dejaré de forzarme. Tendré sonrisas más naturales.
Leonardo: ¿Para qué es el anuncio, cara mia?
MC: ¡Sólo sentí ganas de decirte! Gracias, Leonardo.
Leonardo: ¿Dijiste algo? Scusa, la lluvia está demasiado fuerte.
MC: …Leonardo Da Vinci es un imbécil.
Leonardo: ¿Quién es un imbécil?
MC: ¿Escuchaste eso, no es así?

(No puedo dejar de estar fascinada por ti. No puedo evitar que mi corazón sea conmovido por ti. Las cosas que me has dicho me han hecho pensar y me han traído dicha--)

Leonardo: A veces pienso que estás furiosa, pero al momento siguiente, estás sonriendo. Te he visto fuerte, te he visto en lágrimas. Mantenerte el paso—me mantiene ocupado. Y no quiero detenerme nunca. Tú eres la que reluce a mis ojos… tan increíblemente brillante.

(Un poco de memoria, y olvidé que había algo que me desagradara en absoluto)

Porque vi sus defectos a través de cristales de amor.
Negar mis sentimientos no los había detenido. Ni siquiera los había retrasado.

(Supongo que es verdad entonces)

Las palabras estaban en mis labios para pronunciarlas en voz alta—

Leonardo: …¿Eres tú?

Eso fue hasta que unos ojos del color de antiguo oro empañado se abrieron y relucieron sobre mí.

MC: Leonardo.


Parte 5
Leonardo: ¿Cómo me encontraste?
MC: Seguí el aroma de tu cigarrillo— Resultó ser cierto.
Leonardo: Algo qué recordar para la próxima vez.
MC: …¿La próxima vez? Es grosero hacerme cazarte. Especialmente cuando eres tú el que me llamaste.
Leonardo: ¿Cuantas veces he tenido que encontrarte? Es justo.
MC: De todos modos, mejor que no pase de nuevo.
Leonardo: Je, eres una amante dura, cara mia. Haciéndome hacer todo el trabajo.

Estábamos bromeando a diestra y siniestra como siempre lo hacíamos. ¿Entonces por qué mi pecho dolía tanto?
Doler no era la palabra correcta. Mi corazón estaba a reventar de sentimientos, todos ellos agridulces.

(…Esto no es como yo)

Sólo estábamos hablando, nada había cambiado, y aun así, me sentí al borde de las lágrimas.
No quería llorar. No aquí, en frente de él.
Alejé mis ojos de él y tomé aliento para tranquilizarme.

MC: ¿No vamos a practicar baile un poco más? Ya vámonos, Leo—
Leonardo: …No te vayas.

Escuché su voz mientras empezaba a levantarme.
Antes de darme cuenta, sus brazos estaban alrededor mío.
Leonardo me rodeó gentilmente en su abrazo.

Leonardo: …Estoy demasiado cansado para bailar. Vamos a descansar un poco. Podemos tomar una pequeña siesta juntos, ¿sí? No es una mala idea, ¿verdad?
MC: …No es una buena idea tampoco.
Leonardo: No, está bien. Venga.
MC: Es muy difícil razonar contigo, sabes.
Leonardo: No lo niego.

Mi mejilla estaba contra su cálido pecho.
No podía ver mi rostro, me percaté—
…Así que dejé mis lágrimas acumuladas caer.

(Arthur tenía razón. Simplemente estaba negándolo)

Arthur: Eres una mujer del mundo. Has estado enamorada antes. Debes reconocer los síntomas… A menos que te hayas convencido a ti misma de lo contrario. Y puedo imaginar las razones por las que harías eso. Una, tienes miedo de enamorarte de un vampiro. Hablando como alguien que era anteriormente humano, somos diferentes de ti de maneras aterradoras. Dos, sabes que admitir que estás enamorada significa renunciar al control. ¿Renunciar a tus planes para el futuro, quizás?
MC: No sé cómo podría simplemente rendirme—
Arthur: …Que es por lo que debes estar tan asustada. Esta es una nueva experiencia para ti. ¿A no ser que hayas salido con un vampiro antes? Estás en la cúspide de un peligroso y seguramente doloroso amorío. ¿Quién no le daría la espalda a semejante prospecto? Puedo simpatizar contigo.

(…Porque no sé lo que significa enamorarse de un vampiro. Y ESTOY asustada. ¿Qué hago a partir de aquí?)

Me había dicho a mí misma que esto no era amor. Que no se convertiría en amor. Incluso traté de detenerlo—
Había tratado de proteger mi corazón.
Ya no podía negar mis sentimientos.

(Y la forma en la que me está sosteniendo en este momento. ¿Significa que siente algo por mí también? Sigo pensando que debe sentir algo-- ¿Entonces qué? Es un vampiro. Puede que viva cientos de años más. Mientras que mi tiempo en este siglo va rápidamente aproximándose a su fin)

En medio de mi confusión emocional—esta tormenta— estaba segura de una cosa:
No podía negar ni borrar mis sentimientos.

MC: ¿Leonardo?

Alcé mi cabeza. Sus ojos estaban fuertemente cerrados.

(…Está dormido)

Porque estaba dormido, porque no podía oírme, susurré esas palabras—

MC: Leonardo, te amo. No debería… pero me he enamorado de ti.

Me deslicé de nuevo entre sus brazos y, mientras caían las lágrimas, sellé este amor condenado por el tiempo.
Junto a mí, Leonardo continuó durmiendo. Sus propios secretos encerrados en ojos dorados—

…Perspectiva Atmosférica: Una técnica de dibujo usando color y detalle para hacer que los objetos parezcan más lejos de lo que están realmente.

En realidad, los dos compartían más de lo que sabían. No sólo sus sentimientos… sino sus miedos.

~Fin del capítulo 15~

[1]: “Hasta mañana” en italiano.
[2]: Quise dejarla como estaba, aunque no, yo tampoco la había escuchado nunca. La definición es “Que es muy intrincado y confuso y, por ello, difícil de resolver”. Un “inexplicablemente” pomposo, pues.

~Traducción por Daisy Doe~

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