Friday, January 17, 2020

Ikemen Vampire - Leonardo - Capítulo 24 [+16] [Traducción al español]

Leonardo - Capítulo 24

"El brillo en los ojos de Leonardo era apagado, disminuyendo aún más. Pero no se había desvanecido todavía. Esa luz dorada suya era hermosamente terca."

Parte 1
…Regresamos a la mansión sin que Leonardo recuperara la consciencia.
Ni tampoco despertó a la mañana siguiente. O la tarde noche siguiente tampoco—
Me senté en su cuarto, donde yacía en su cama. Todo lo que podía hacer era rezar para que despertara pronto.

(Le Comte me aseguró que como vampiro sangre pura Leonardo estaría bien. Sólo tengo que “ser paciente”)

Pero su certeza por sí sola no era suficiente. ¿Realmente despertaría de nuevo? Había salido tan herido.
Leonardo estaba vivo, eso sí que era cierto. Chequé su pulso tantas veces que perdí la cuenta.
Sostuve su mano, apretándola fuerte entre la mía.

MC: Leonardo… Más vale que despiertes pronto.

En ese momento, apretó mi mano también.

Leonardo: …Mm…

(¡Está despertando!)

Leonardo se removió en la cama, antes de sentarse y mirar alrededor)

Leonardo: ¿Hmm…?
MC: ¡Leonardo!

Lancé mis brazos a su alrededor.

Leonardo: Oww… Cara mia, cuidado…¿Cuántas veces crees que me dispararon, eh?
MC: ¿Aún duele--? ¡Lo siento!

(¿En qué estaba pensando? ¡No puedo creer--!)

Leonardo se dobló de risa.

MC: ¿D-de qué te--?
Leonardo: Je, caíste.
MC: …Oh…
Leonardo: Ninguna herida. Ve tú misma.

Se removió la camisa. Estaba completo, sin ni siquiera una cicatriz.
Le Comte me había dicho que sanaría así, pero sólo hasta que vi a Leonardo yo misma lo creí.

Leonardo: ¡Vamos, cara mia! ¡Deberías estar enojada conmigo por hacer una broma tan cruel! Di algo gracioso como, “¡No pedí que te desnudaras para mí!”. Algo así.
MC: …Mi sentido del humor se fue de vacaciones mientras pasabas dos días en coma…
Leonardo: Scusa.
MC: ¡Aunque, eso fue malo de tu parte! ¿Sabes lo preocupada que estaba?

(Si no hubieras despertado nunca, si esa hubiera sido la última vez que te escuchaba o abrazaba—creo que me hubiera vuelto loca)

MC: …Estoy tan feliz de que estés despierto...

Leonardo sonrió tristemente.

Leonardo: Siéntate conmigo.

Se movió para hacer espacio en su cama.

Leonardo: Te necesito cerca.

Me senté junto a él. Leonardo acarició mi cabello, suavemente.
Me miró, sin decir nada.

MC: ¿Supongo que es tu turno de quedárteme viendo?
Leonardo: Estoy checando para asegurarme de que estés ilesa. No pude verificarlo bien en el teatro… Me alegra que estés bien.

Parte 2
(Lo primero que hace al despertar es revisar si estoy bien. Oh, Leonardo)

Estaba tan feliz de ser amada por él.
No estaba solamente en sus ojos; estaba en las prolongadas, gentiles caricias de su mano.

MC: Por supuesto que estoy bien. Tú mantienes a todos a salvo, a alto costo de ti mismo. Leonardo… me siento mal de que—
Leonardo: No necesitas sentirte mal, cara mia.
MC: Supongo que no. Sé por qué lo hiciste. Sé que lo harías de nuevo. Gracias, por proteger a todos.
Leonardo: Así está mejor.

Por un momento, me permití admirar su imagen—vivo y hermoso.
Me sentí aliviada de que estuviera bien de nuevo. Pero más que eso, estar con él me hacía sentir completa.

Leonardo: …¿Qué pasó mientras estaba desmayado?
MC: Bueno, después de que tú, eh, te dormiste—Theo llegó con la policía. Arrestaron a Maurey y a su grupo. Aquellos que habían huido fueron atrapados también.
Leonardo: Ya veo. Con el tiempo, todos se darán cuenta de los errores que han cometido. Es decir, eso es lo que pasó conmigo.

(…Cuando Maurey mencionó la alquimia, tuve el presentimiento de que Leonardo mismo tenía alguna clase de historia en ello. La manera en la que hablaba, sonaba demasiado personal)

No iba a inmiscuirme, pero a juzgar por la mirada en sus ojos, Leonardo adivinó que tenía curiosidad.

Leonardo: ¿Te molesta si te cuento una vieja historia? Sobre mí.
MC: No me molesta. ¿Estás seguro de que estás bien hablando de eso?
Leonardo: …Sí. Quiero que sepas.

Leonardo juntó las manos, su expresión dirigida al pasado distante.

Leonardo:  Hace mucho tiempo, intenté ese arte prohibido. Pensé que con el conocimiento, las herramientas, podría construir un ser humano inmortal.
MC: ¿Por qué intentaste hacer eso?
Leonardo: Puesto de manera simple…

La expresión de Leonardo se contrajo, luchando una batalla perdida contra una tristeza aplastante.

Leonardo: …No quería estar solo.

Sentí mi corazón romperse.

(Leonardo sólo quería alguien como él)

Parte 3
Leonardo: Nosotros los sangre pura, podemos convertir mortales en vampiros menores y compartir una fracción de nuestra inmortalidad con ellos—sólo una fracción. Pero esos vampiros menores también morirán con el tiempo. ¿Los otros residentes? Todos morirán antes que yo… Dime.

Leonardo sonrió de pronto.
Había un destello curioso en su mirar, como un niño esperanzado preguntándole a sus padres qué diversión tendrían el día siguiente.

Leonardo: ¿Qué harías si pudieras vivir para siempre?
MC: Tendría que decir, después de lo que he visto—
Leonardo: ¡No es una pregunta capciosa, cara mia! Sólo di lo que venga a tu mente. Sin críticas.
MC: Entonces… probablemente dormiría la mitad del día. Leería todos los libros que quisiera. Viajaría por el mundo.
Leonardo: Sí. Igual que yo. Amaba hacer todas esas cosas. Pensé que todos los demás lo harían también…

La curiosidad de niño se desvaneció.

Leonardo: …Pensé que la gente estaría feliz con la eternidad. Podía concederles su más grande deseo. Trabajé bajo el auspicio de la iglesia, aunque no sabían lo que realmente estaba haciendo. Se acercó, me parece, al secreto.

Leonardo separó las manos, las miró, luego las juntó bien y cerró los ojos.
Siglos de arrepentimiento en esa sola acción.

Leonardo: En lugar de hacer a alguien feliz, sólo estaría compartiendo mi maldición con alguien. ¿Cómo pude tontamente pasar todo ese tiempo investigando cómo hacer a alguien inmortal cuando odiaba mi propia vida eterna? ¿Cómo podría condenar a otro a contemplar el infinito desfile de muertes, cuando aún me duele cada vez que alguien muere?
MC: Pero el funeral—
Leonardo: ¿Sí?
MC: Es sólo… en el funeral de Jean-Paul, estabas tan estoico. No mostraste tu tristeza en absoluto.
Recordé su sonrisa. Esa sonrisa despreocupada en el atardecer mientras decíamos adiós a Jean-Paul.

Leonardo: Se veía apacible.
MC: Estoy de acuerdo. Parecía que estaba sonriendo.
Leonardo: Probablemente lo estaba. Jean-Paul siempre estaba sonriendo por algo…

MC: Para ser honesta, cuando vi eso, empecé a creer que debías haberte acostumbrado a la muerte, después de tantos siglos.
Leonardo: Para nada. Tenías razón la primera vez. La muerte significa que se han ido… Nunca los verás de nuevo. Ni una sola vez lo he superado… Nunca—

Su grave voz amenazó con quebrarse.

Leonardo: Pero llorar no trae a nadie de regreso. Incluso podría extender sus vidas con una sola mordida… pero egoístamente, no lo hago… Así que no puedo llorar, yo… No tengo el derecho de llorar.

Parte 4
Leonardo había estado llorando ese día, en el funeral. Sólo no lo había mostrado. Era un experto, después de siglos de práctica.

(Ha estado solitario por tanto tiempo, no sólo se ha convencido a sí mismo que no merece a nadie, ¿no puede permitirse estar triste tampoco--?)

Leonardo estaba viviendo una eternidad de soledad auto-impuesta.
Una eternidad de vergüenza y culpa.

Leonardo: Es extraño—nunca ser capaz de compartir mi vida con otros. Vivir en un mundo de gente que envejecerá y me dejará atrás. Y aun así, cara mia… Simplemente no puedo hacerme permanecer alejado de los humanos.

El brillo en los ojos de Leonardo era apagado, disminuyendo aún más. Pero no se había desvanecido todavía. Esa luz dorada suya era hermosamente terca.

Leonardo: Sería más fácil pasar la eternidad solo que dejar que duela cada vez, pero no puedo hacerlo.
MC: ¿Por qué te quedas con los humanos?
Leonardo: Porque ustedes son las criaturas más hermosas en las que puedo pensar.
MC: ¿Pero por qué? Dime. De verdad.

(Creo que aún estás ocultando algo. Quizá lo has estado ocultando por mucho tiempo. Quiero saber lo que hay en tu corazón)

MC: Di lo que venga a tu mente. Sin críticas, ¿recuerdas?

Leonardo apartó la mirada de mí, buscando las palabras.

Leonardo: Puede que suene como una excusa, viniendo de mí—Pero creo que la mortalidad de los humanos les da un propósito. Los hace seguir adelante, teniendo una razón para valorar cada momento que tengan.

(Habló sobre algo similar antes)

Leonardo: Cuando los veo, me digo a mí mismo “Así que, así es estar vivo”.
MC: ¿A qué te refieres con “estar vivo”?
Leonardo: La vida tiene sus tragedias. Algunos días es injusto. Otros, te hace querer rendirte. Y aun con eso, encuentran maneras de sonreír. Creo… que no hay nada más hermoso. No hay mejor modo de honrar el que estén vivos.

Esas palabras me habían golpeado en ese entonces, pero sólo empezaba a comprenderlas hasta ahora.

Leonardo: Mi familia te llamaría frágil. Yo creo que eres fuerte y hermosa. Haces más con tu tiempo que lo que tratamos de hacer con el nuestro. Pero justo como no pude darte la eternidad—Yo no podría obtener tu mortalidad tampoco. Sin importar lo que hiciera…

No podía realmente entender cómo era.
Pero entendía el dolor que le provocaba a Leonardo.
Había averiguado la secreta añoranza de aquella sonrisa, que esbozó aquel día—era su añoranza por ser mortal.

Leonardo: En lugar de desperdiciar tiempo lamentándome, intenté vivir al lado de los humanos que amo. Duele ver sus vidas terminar, pero no puedo apartarme. Porque mueren algún día, estaba preparando para pasar la eternidad observándolos cuidadosamente… Sólo observándolos. Luego apareciste tú y eso empezó a cambiar.

Parte 5
Leonardo: ¿Sabes lo que pensé, la primera vez que te vi?
MC: ¿Quieres decir cuando te encontré dormido en el pasillo y me agarraste y me llamaste cara mia de la nada?

La nostalgia por ese recuerdo titiló en sus ojos.

MC: Asumo que estabas pensando, “linda almohada”.
Leonardo: …Je. Eres linda y suave. No puedo negar eso. Te vi y pensé, “¿Quién es esta pequeña chica humana? Parece perdida. Alguien probablemente debería decirle algo lindo.”

(“¿Pequeña chica humana?” Espera, cuando se refiere a “decir algo lindo para mí”, no está pensando en, “Qué tal, Queridita”, ¿verdad?)

MC: ¡¿Me llamaste cara de la misma forma en que lo hacen las ancianitas tiernas?!... Estoy tan desilusionada ahora.
Leonardo: ¡No te enfades! Sin críticas, ¿recuerdas? Sólo te estoy diciendo lo que pensé.

Leonardo rio con una grave, ronca risa, incluso mientras acunaba mi rostro en sus manos.
No estaba enfadada. Me sentí tan querida.
Me recliné contra su toque.

Leonardo: …Esa fue mi primera impresión. Ahora, realmente eres mi preciada. Dulce cara mia. Mi única amada.
MC: Leonardo—
Leonardo: Aunque, cuando te tomé como compagna provvisoria—mi amante temporal—planeaba dejarte en paz… Descubrí que no podía hacer eso. Cuando te vi llorando, quería hacerte sonreír. Cuando estabas sonriendo, me hacía feliz y quería hacerte sonreír más.

Gentilmente trazó su pulgar por los contornos de mi rostro.

Leonardo: ¿Sabes lo que dicen sobre los humanos que dividió Zeus? Cuando encuentran a su otra mitad, se enamoran inmediatamente—“Y no querrán estar fuera de vista uno del otro ni un momento”. Nunca, ni una vez he sido capaz de apartar la mirada de ti.

Sabía lo que me estaba diciendo. Sus palabras conmovieron esos sitios dentro de mí que había llegado a guardar cuidadosamente.

MC: Pero siempre pretendiste que no estabas interesado en mí y lo pasabas como una broma.

Aun feliz como estaba de escucharlo admitirlo tan abiertamente ahora, necesitaba entender.

MC: ¿Por qué me estás diciendo eso ahora?
Leonardo: …Mira tu mano.
MC: ¿Mi mano?

Leonardo indicó el reloj con sus ojos.

Leonardo: Es casi momento de que digamos adiós.
MC: Pero Leonardo, no tengo que—

Sus ojos se toparon los míos. Negó con la cabeza.

Leonardo: …No quiero que vivas tanta aflicción que olvides vivir. Amo la forma en la que vives ahora. Sólo quiero que permanezcas como eres. No puedo hacerte lo que soy o arriesgarme a convertirte en algo más. Así que nunca te convertiré en un vampiro.

No entendía de dónde venía su dolor. Pero sabía que era real. Leonardo me abrió su corazón; yo escuché.

Leonardo: Esa decisión es mi forma de mostrarte mi amor… MC.

Pronunció mi nombre con tanta ternura.
Era una de las muchas maneras en las que siempre mostraba su amor por mí.

(…Nunca quise ser un vampiro. Para mí, nunca se trató de vivir una vida más larga. Se trataba de estar contigo. ¡Pero lo que sí necesito es que tú y yo empecemos a pasar este precioso, limitado tiempo que tenemos haciéndonos felices!)

Había verdaderas barreras en esta relación—pero teníamos que derrumbar las falsas que habíamos construido.
Así que lancé mis brazos alrededor de Leonardo—
Y lo tumbé la cama.


(Parte 2)
ADVERTENCIA: +16

Leonardo: Cara mia?

Lágrimas punzaron en mis ojos.

(Ahora no es el momento de llorar)

Agarré la camisa de Leonardo entre mis dedos.

MC: Eres TAN terco. Tú dime, después de siglos de soledad… Finalmente encuentras a la persona que estás buscando—y en la misma secuencia, ¡actúas como si estuvieras listo para dejarme ir!

En su mirada, vi que no lo negaba.

(Eres demasiado considerado, Leonardo. Desde que te conocí has estado cuidando de mí)

Pero sólo esta vez, quería que pensara en él mismo.

(Si no actúo ahora, estarás en esa puerta mañana, diciéndome adiós. Sonreirás y dirás “ciao, cara mia” mientras la última chispa de luz en tu corazón se apaga. Tú usualmente decides lo que está bien para mí. Ahora, te estoy invirtiendo los papeles)

Tomé un profundo aliento. Había agonizado sobre esta decisión, pero ya estaba lista…
…Quizá ya había sabido cuál iba a ser mi decisión desde hacía mucho.

MC: Sí, soy sólo una humana. Una mortal. No viviré por siempre, como tú lo harás. Acepto eso y estoy bien con ello.

Me miró, escuchando atentamente.

MC: Así es que es por eso—que quiero pasar toda mi vida mortal, completamente humana contigo. 

La última vez que se me escaparon mis emociones fue aquella aterradora noche en la que nos habíamos herido mutuamente.
Pero esta ocasión, con todo el conocimiento que tenía, sabía que la tormenta me guiaría por el camino correcto.

MC: Sé que va a ser difícil para los dos. Que el amor, hermoso como es, no resuelve cada problema.
Leonardo: …Cara mia?

Mis cálidas lágrimas acabaron en su camisa, oscureciéndose donde caían.
Leonardo había temido esas lágrimas—el que sólo fuera capaz de hacerme llorar. Cuando yo sabía que él era capaz de mucho más.

MC: Pero los dos merecemos ese amor—esta única oportunidad de estar juntos.

Tomó aliento.
Vacilé contemplando sus ojos. Sabía el poder que tenían de hacerme reconsiderar. Y necesitaba sacar esto.

MC: Estoy lista para tratar y encarar esos problemas. De hecho, ansío la oportunidad de hacerme más fuerte a tu lado. Porque la persona que soy contigo es la persona que quiero ser… Completa.

Eso era todo. Eso era todo lo que tenía para decir. Justo cuando terminaba, Leonardo me pasó un brazo alrededor.

(¡Whoa!)

Me atrajo en un repentino, fuerte abrazo.

MC: ¿Leonardo--?

Con su otra mano, acarició mi cabello.

Leonardo: Realmente me preocupo por ti.
MC: ¿Preocuparte?
Leonardo: Me preocupo porque eres tan hermosa y dulce y tienes tan buen corazón…

Había mantenido mis ojos alejados de él por tanto tiempo como pude. Le miré—
Y mi corazón se encendió con lo que vi.
Si la pasión de Leonardo por mí—nublándose detrás de esa intensa mirada— resultara quemarme en ese momento, ni siquiera me molestaría.

Leonardo: Si vas a convertirte incluso mejor a mi lado, ¿qué se supone que haga?

(Tengo algunas sugerencias)

MC: Tú eres el genio. Aunque, podrías empezar por besarme. Eso me gustaría mucho.

Algo creció más poderoso en sus ojos mientras se rendía a sus propios sentimientos.

MC: De hecho… quiero más. Leonardo… tómame… Te amo. ¡Y quiero que me hagas tu--!

Mis palabras se perdieron en su beso.
Un profundo, profundo beso.

Leonardo: …Te escuché la primera vez, tontita.

Desabotonó mi camisa, liberando mis pechos con las habilidosas manos de un artista…
Nuestras ropas estaban en el suelo. Yaciendo debajo de él, arqueé los dedos en las sábanas de Leonardo, apretándolas con cada dulce pulsación.
…Lo que Zeus en su miedo había dividido en dos, Leonardo y yo reunimos una vez más.

Leonardo: …Hah…

Su silencioso estremecimiento encajaba con el ritmo de errático aliento. Aunque Leonardo no era tan vocal como yo, no necesitaba que lo fuera.
La ardiente manera en la que me miraba, la forma en la que cuidadosamente apartaba el cabello empapado de sudor de mi cara, me lo decía.
Me amaba más que a nada. Y eso renovó mi deseo de hacer que esto funcionara. Nunca de nuevo tendríamos que temer ser separados—

…Silverpoint: dibujo con plata pura en una superficie preparada. La marca indeleble sólo se hace más hermosa con el tiempo.

~Fin del capítulo 24~

N/T: OMG subió de categoría esta cosa. A lo mejor me vea exagerada con la advertencia, pero más vale prevenir, ¿verdad?



~Traducción al español~

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