Leonardo - Capítulo 24
"El brillo en los ojos de Leonardo era apagado, disminuyendo aún más. Pero no se había desvanecido todavía. Esa luz dorada suya era hermosamente terca."
…Regresamos a
la mansión sin que Leonardo recuperara la consciencia.
Ni tampoco
despertó a la mañana siguiente. O la tarde noche siguiente tampoco—
Me senté en su
cuarto, donde yacía en su cama. Todo lo que podía hacer era rezar para que
despertara pronto.
(Le Comte me
aseguró que como vampiro sangre pura Leonardo estaría bien. Sólo tengo que “ser
paciente”)
Pero su certeza
por sí sola no era suficiente. ¿Realmente despertaría de nuevo? Había salido
tan herido.
Leonardo estaba
vivo, eso sí que era cierto. Chequé su pulso tantas veces que perdí la cuenta.
Sostuve su
mano, apretándola fuerte entre la mía.
MC: Leonardo… Más vale que despiertes pronto.
En ese momento,
apretó mi mano también.
Leonardo: …Mm…
(¡Está
despertando!)
Leonardo se
removió en la cama, antes de sentarse y mirar alrededor)
Leonardo: ¿Hmm…?
MC: ¡Leonardo!
Lancé mis
brazos a su alrededor.
Leonardo: Oww… Cara
mia, cuidado…¿Cuántas veces crees que me dispararon, eh?
MC: ¿Aún duele--? ¡Lo siento!
(¿En qué estaba
pensando? ¡No puedo creer--!)
Leonardo se
dobló de risa.
MC: ¿D-de qué te--?
Leonardo: Je, caíste.
MC: …Oh…
Leonardo: Ninguna herida. Ve tú misma.
Se removió la
camisa. Estaba completo, sin ni siquiera una cicatriz.
Le Comte me
había dicho que sanaría así, pero sólo hasta que vi a Leonardo yo misma lo creí.
Leonardo: ¡Vamos, cara mia! ¡Deberías estar enojada conmigo por hacer una broma tan
cruel! Di algo gracioso como, “¡No pedí que te desnudaras para mí!”. Algo así.
MC: …Mi sentido del humor se fue de vacaciones mientras pasabas
dos días en coma…
Leonardo: Scusa.
MC: ¡Aunque, eso fue malo de tu parte!
¿Sabes lo preocupada que estaba?
(Si no hubieras
despertado nunca, si esa hubiera sido la última vez que te escuchaba o
abrazaba—creo que me hubiera vuelto loca)
MC: …Estoy tan feliz de que estés despierto...
Leonardo sonrió
tristemente.
Leonardo: Siéntate conmigo.
Se movió para
hacer espacio en su cama.
Leonardo: Te necesito cerca.
Me senté junto
a él. Leonardo acarició mi cabello, suavemente.
Me miró, sin
decir nada.
MC: ¿Supongo que es tu turno de quedárteme viendo?
Leonardo: Estoy checando para asegurarme de que
estés ilesa. No pude verificarlo bien en el teatro… Me alegra que estés bien.
Parte 2
(Lo primero que
hace al despertar es revisar si estoy bien. Oh, Leonardo)
Estaba tan
feliz de ser amada por él.
No estaba
solamente en sus ojos; estaba en las prolongadas, gentiles caricias de su mano.
MC: Por supuesto que estoy bien. Tú mantienes a todos a salvo,
a alto costo de ti mismo. Leonardo… me siento mal de que—
Leonardo: No necesitas sentirte mal, cara mia.
MC: Supongo que no. Sé por qué lo hiciste. Sé que lo harías de
nuevo. Gracias, por proteger a todos.
Leonardo: Así está mejor.
Por un momento,
me permití admirar su imagen—vivo y hermoso.
Me sentí
aliviada de que estuviera bien de nuevo. Pero más que eso, estar con él me
hacía sentir completa.
Leonardo: …¿Qué pasó mientras estaba desmayado?
MC: Bueno, después de que tú, eh, te dormiste—Theo llegó con la
policía. Arrestaron a Maurey y a su grupo. Aquellos que habían huido fueron
atrapados también.
Leonardo: Ya veo. Con el tiempo, todos se darán
cuenta de los errores que han cometido. Es decir, eso es lo que pasó conmigo.
(…Cuando Maurey
mencionó la alquimia, tuve el presentimiento de que Leonardo mismo tenía alguna
clase de historia en ello. La manera en la que hablaba, sonaba demasiado
personal)
No iba a
inmiscuirme, pero a juzgar por la mirada en sus ojos, Leonardo adivinó que
tenía curiosidad.
Leonardo: ¿Te molesta si te cuento una vieja
historia? Sobre mí.
MC: No me molesta. ¿Estás seguro de que estás bien hablando de
eso?
Leonardo: …Sí. Quiero que sepas.
Leonardo juntó
las manos, su expresión dirigida al pasado distante.
Leonardo: Hace
mucho tiempo, intenté ese arte prohibido. Pensé que con el conocimiento, las
herramientas, podría construir un ser humano inmortal.
MC: ¿Por qué intentaste hacer eso?
Leonardo: Puesto de manera simple…
La expresión de
Leonardo se contrajo, luchando una batalla perdida contra una tristeza
aplastante.
Leonardo: …No quería estar solo.
Sentí mi
corazón romperse.
(Leonardo sólo
quería alguien como él)
Parte 3
Leonardo: Nosotros los sangre pura, podemos
convertir mortales en vampiros menores y compartir una fracción de nuestra
inmortalidad con ellos—sólo una fracción. Pero esos vampiros menores también
morirán con el tiempo. ¿Los otros residentes? Todos morirán antes que yo… Dime.
Leonardo sonrió
de pronto.
Había un
destello curioso en su mirar, como un niño esperanzado preguntándole a sus
padres qué diversión tendrían el día siguiente.
Leonardo: ¿Qué harías si pudieras vivir para
siempre?
MC: Tendría que decir, después de lo que he visto—
Leonardo: ¡No es una pregunta capciosa, cara mia! Sólo di lo que venga a tu
mente. Sin críticas.
MC: Entonces… probablemente dormiría la mitad del día. Leería
todos los libros que quisiera. Viajaría por el mundo.
Leonardo: Sí. Igual que yo. Amaba hacer todas esas
cosas. Pensé que todos los demás lo harían también…
La curiosidad
de niño se desvaneció.
Leonardo: …Pensé que la gente estaría feliz con la
eternidad. Podía concederles su más grande deseo. Trabajé bajo el auspicio de
la iglesia, aunque no sabían lo que realmente estaba haciendo. Se acercó, me
parece, al secreto.
Leonardo separó
las manos, las miró, luego las juntó bien y cerró los ojos.
Siglos de
arrepentimiento en esa sola acción.
Leonardo: En lugar de hacer a alguien feliz, sólo
estaría compartiendo mi maldición con alguien. ¿Cómo pude tontamente pasar todo
ese tiempo investigando cómo hacer a alguien inmortal cuando odiaba mi propia
vida eterna? ¿Cómo podría condenar a otro a contemplar el infinito desfile de
muertes, cuando aún me duele cada vez que alguien muere?
MC: Pero el funeral—
Leonardo: ¿Sí?
MC: Es sólo… en el funeral de Jean-Paul, estabas tan estoico.
No mostraste tu tristeza en absoluto.
Recordé su
sonrisa. Esa sonrisa despreocupada en el atardecer mientras decíamos adiós a
Jean-Paul.
Leonardo: Se veía
apacible.
MC: Estoy de
acuerdo. Parecía que estaba sonriendo.
Leonardo: Probablemente
lo estaba. Jean-Paul siempre estaba sonriendo por algo…
MC: Para ser
honesta, cuando vi eso, empecé a creer que debías haberte acostumbrado a la
muerte, después de tantos siglos.
Leonardo: Para nada. Tenías razón la primera vez.
La muerte significa que se han ido… Nunca los verás de nuevo. Ni una sola vez
lo he superado… Nunca—
Su grave voz
amenazó con quebrarse.
Leonardo: Pero llorar no trae a nadie de regreso. Incluso
podría extender sus vidas con una sola mordida… pero egoístamente, no lo hago…
Así que no puedo llorar, yo… No tengo el derecho de llorar.
Parte 4
Leonardo había
estado llorando ese día, en el funeral. Sólo no lo había mostrado. Era un
experto, después de siglos de práctica.
(Ha estado
solitario por tanto tiempo, no sólo se ha convencido a sí mismo que no merece a
nadie, ¿no puede permitirse estar triste tampoco--?)
Leonardo estaba
viviendo una eternidad de soledad auto-impuesta.
Una eternidad
de vergüenza y culpa.
Leonardo: Es extraño—nunca ser capaz de compartir
mi vida con otros. Vivir en un mundo de gente que envejecerá y me dejará atrás.
Y aun así, cara mia… Simplemente no
puedo hacerme permanecer alejado de los humanos.
El brillo en
los ojos de Leonardo era apagado, disminuyendo aún más. Pero no se había
desvanecido todavía. Esa luz dorada suya era hermosamente terca.
Leonardo: Sería más fácil pasar la eternidad solo
que dejar que duela cada vez, pero no puedo hacerlo.
MC: ¿Por qué te quedas con los humanos?
Leonardo: Porque ustedes son las criaturas más
hermosas en las que puedo pensar.
MC: ¿Pero por qué? Dime. De verdad.
(Creo que aún
estás ocultando algo. Quizá lo has estado ocultando por mucho tiempo. Quiero
saber lo que hay en tu corazón)
MC: Di lo que venga a tu mente. Sin críticas, ¿recuerdas?
Leonardo apartó
la mirada de mí, buscando las palabras.
Leonardo: Puede que suene como una excusa,
viniendo de mí—Pero creo que la mortalidad de los humanos les da un propósito.
Los hace seguir adelante, teniendo una razón para valorar cada momento que tengan.
(Habló sobre
algo similar antes)
Leonardo:
Cuando los veo, me digo a mí mismo “Así que, así es estar vivo”.
MC:
¿A qué te refieres con “estar vivo”?
Leonardo:
La vida tiene sus tragedias. Algunos días es injusto. Otros, te hace querer
rendirte. Y aun con eso, encuentran maneras de sonreír. Creo… que no hay nada
más hermoso. No hay mejor modo de honrar el que estén vivos.
Esas palabras
me habían golpeado en ese entonces, pero sólo empezaba a comprenderlas hasta
ahora.
Leonardo: Mi familia
te llamaría frágil. Yo creo que eres fuerte y hermosa. Haces más con tu
tiempo que lo que tratamos de hacer con el nuestro. Pero justo como no pude
darte la eternidad—Yo no podría obtener tu mortalidad tampoco. Sin importar lo
que hiciera…
No podía
realmente entender cómo era.
Pero entendía
el dolor que le provocaba a Leonardo.
Había
averiguado la secreta añoranza de aquella sonrisa, que esbozó aquel día—era su
añoranza por ser mortal.
Leonardo: En lugar de desperdiciar tiempo
lamentándome, intenté vivir al lado de los humanos que amo. Duele ver sus vidas
terminar, pero no puedo apartarme. Porque mueren algún día, estaba preparando
para pasar la eternidad observándolos cuidadosamente… Sólo observándolos. Luego
apareciste tú y eso empezó a cambiar.
Parte 5
Leonardo: ¿Sabes lo que pensé, la primera vez que
te vi?
MC: ¿Quieres decir cuando te encontré dormido en el pasillo y
me agarraste y me llamaste cara mia de
la nada?
La nostalgia
por ese recuerdo titiló en sus ojos.
MC: Asumo que estabas pensando, “linda almohada”.
Leonardo: …Je. Eres linda y suave. No puedo negar
eso. Te vi y pensé, “¿Quién es esta pequeña chica humana? Parece perdida.
Alguien probablemente debería decirle algo lindo.”
(“¿Pequeña
chica humana?” Espera, cuando se refiere a “decir algo lindo para mí”, no está
pensando en, “Qué tal, Queridita”, ¿verdad?)
MC: ¡¿Me llamaste cara de
la misma forma en que lo hacen las ancianitas tiernas?!... Estoy tan
desilusionada ahora.
Leonardo: ¡No te enfades! Sin críticas,
¿recuerdas? Sólo te estoy diciendo lo que pensé.
Leonardo rio
con una grave, ronca risa, incluso mientras acunaba mi rostro en sus manos.
No estaba
enfadada. Me sentí tan querida.
Me recliné
contra su toque.
Leonardo: …Esa fue mi primera impresión. Ahora,
realmente eres mi preciada. Dulce cara
mia. Mi única amada.
MC: Leonardo—
Leonardo: Aunque, cuando te tomé como compagna provvisoria—mi amante
temporal—planeaba dejarte en paz… Descubrí que no podía hacer eso. Cuando te vi
llorando, quería hacerte sonreír. Cuando estabas sonriendo, me hacía feliz y quería
hacerte sonreír más.
Gentilmente
trazó su pulgar por los contornos de mi rostro.
Leonardo: ¿Sabes lo que dicen sobre los humanos
que dividió Zeus? Cuando encuentran a su otra mitad, se enamoran
inmediatamente—“Y no querrán estar fuera de vista uno del otro ni un momento”.
Nunca, ni una vez he sido capaz de apartar la mirada de ti.
Sabía lo que me
estaba diciendo. Sus palabras conmovieron esos sitios dentro de mí que había
llegado a guardar cuidadosamente.
MC: Pero siempre pretendiste que no estabas interesado en mí y
lo pasabas como una broma.
Aun feliz como
estaba de escucharlo admitirlo tan abiertamente ahora, necesitaba entender.
MC: ¿Por qué me estás diciendo eso ahora?
Leonardo: …Mira tu mano.
MC: ¿Mi mano?
Leonardo indicó
el reloj con sus ojos.
Leonardo: Es casi momento de que digamos adiós.
MC: Pero Leonardo, no tengo que—
Sus ojos se
toparon los míos. Negó con la cabeza.
Leonardo: …No quiero que vivas tanta aflicción que
olvides vivir. Amo la forma en la que vives ahora. Sólo quiero que permanezcas
como eres. No puedo hacerte lo que soy o arriesgarme a convertirte en algo más.
Así que nunca te convertiré en un vampiro.
No entendía de
dónde venía su dolor. Pero sabía que era real. Leonardo me abrió su corazón; yo
escuché.
Leonardo: Esa decisión es mi forma de mostrarte mi
amor… MC.
Pronunció mi
nombre con tanta ternura.
Era una de las
muchas maneras en las que siempre mostraba su amor por mí.
(…Nunca quise
ser un vampiro. Para mí, nunca se trató de vivir una vida más larga. Se trataba
de estar contigo. ¡Pero lo que sí necesito es que tú y yo empecemos a pasar
este precioso, limitado tiempo que tenemos haciéndonos felices!)
Había
verdaderas barreras en esta relación—pero teníamos que derrumbar las falsas que
habíamos construido.
Así que lancé
mis brazos alrededor de Leonardo—
Y lo tumbé la
cama.
(Parte 2)
ADVERTENCIA: +16
Leonardo: Cara
mia?
Lágrimas
punzaron en mis ojos.
(Ahora no es el
momento de llorar)
Agarré la
camisa de Leonardo entre mis dedos.
MC: Eres TAN terco. Tú dime, después de siglos de soledad…
Finalmente encuentras a la persona que estás buscando—y en la misma secuencia,
¡actúas como si estuvieras listo para dejarme ir!
En su mirada,
vi que no lo negaba.
(Eres demasiado
considerado, Leonardo. Desde que te conocí has estado cuidando de mí)
Pero sólo esta
vez, quería que pensara en él mismo.
(Si no actúo
ahora, estarás en esa puerta mañana, diciéndome adiós. Sonreirás y dirás “ciao, cara mia” mientras la última
chispa de luz en tu corazón se apaga. Tú usualmente decides lo que está bien
para mí. Ahora, te estoy invirtiendo los papeles)
Tomé un
profundo aliento. Había agonizado sobre esta decisión, pero ya estaba lista…
…Quizá ya había
sabido cuál iba a ser mi decisión desde hacía mucho.
MC: Sí, soy sólo una humana. Una mortal. No viviré por siempre,
como tú lo harás. Acepto eso y estoy bien con ello.
Me miró,
escuchando atentamente.
MC: Así es que es por eso—que quiero pasar toda mi vida mortal,
completamente humana contigo.
La última vez
que se me escaparon mis emociones fue aquella aterradora noche en la que nos
habíamos herido mutuamente.
Pero esta
ocasión, con todo el conocimiento que tenía, sabía que la tormenta me guiaría
por el camino correcto.
MC: Sé que va a ser difícil para los dos. Que el amor, hermoso
como es, no resuelve cada problema.
Leonardo: …Cara
mia?
Mis cálidas
lágrimas acabaron en su camisa, oscureciéndose donde caían.
Leonardo había
temido esas lágrimas—el que sólo fuera capaz de hacerme llorar. Cuando yo sabía
que él era capaz de mucho más.
MC: Pero los dos merecemos ese amor—esta única oportunidad de
estar juntos.
Tomó aliento.
Vacilé
contemplando sus ojos. Sabía el poder que tenían de hacerme reconsiderar. Y
necesitaba sacar esto.
MC: Estoy lista para tratar y encarar esos problemas. De hecho,
ansío la oportunidad de hacerme más fuerte a tu lado. Porque la persona que soy
contigo es la persona que quiero ser… Completa.
Eso era todo.
Eso era todo lo que tenía para decir. Justo cuando terminaba, Leonardo me pasó
un brazo alrededor.
(¡Whoa!)
Me atrajo en un
repentino, fuerte abrazo.
MC: ¿Leonardo--?
Con su otra
mano, acarició mi cabello.
Leonardo: Realmente me preocupo por ti.
MC: ¿Preocuparte?
Leonardo: Me preocupo porque eres tan hermosa y
dulce y tienes tan buen corazón…
Había mantenido
mis ojos alejados de él por tanto tiempo como pude. Le miré—
Y mi corazón se
encendió con lo que vi.
Si la pasión de
Leonardo por mí—nublándose detrás de esa intensa mirada— resultara quemarme en
ese momento, ni siquiera me molestaría.
Leonardo: Si vas a convertirte incluso mejor a mi
lado, ¿qué se supone que haga?
(Tengo algunas
sugerencias)
MC: Tú eres el genio. Aunque, podrías empezar por besarme. Eso
me gustaría mucho.
Algo creció más
poderoso en sus ojos mientras se rendía a sus propios sentimientos.
MC: De hecho… quiero más. Leonardo… tómame… Te amo. ¡Y quiero
que me hagas tu--!
Mis palabras se
perdieron en su beso.
Un profundo,
profundo beso.
Leonardo: …Te escuché la primera vez, tontita.
Desabotonó mi
camisa, liberando mis pechos con las habilidosas manos de un artista…
Nuestras ropas
estaban en el suelo. Yaciendo debajo de él, arqueé los dedos en las sábanas de
Leonardo, apretándolas con cada dulce pulsación.
…Lo que Zeus en
su miedo había dividido en dos, Leonardo y yo reunimos una vez más.
Leonardo: …Hah…
Su silencioso
estremecimiento encajaba con el ritmo de errático aliento. Aunque Leonardo no
era tan vocal como yo, no necesitaba que lo fuera.
La ardiente
manera en la que me miraba, la forma en la que cuidadosamente apartaba el cabello
empapado de sudor de mi cara, me lo decía.
Me amaba más
que a nada. Y eso renovó mi deseo de hacer que esto funcionara. Nunca de nuevo
tendríamos que temer ser separados—
…Silverpoint:
dibujo con plata pura en una superficie preparada. La marca indeleble sólo se
hace más hermosa con el tiempo.
~Fin del capítulo 24~
N/T: OMG subió de categoría esta cosa. A lo mejor me vea exagerada con la advertencia, pero más vale prevenir, ¿verdad?
~Traducción al español~
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