Wednesday, January 15, 2020

Ikemen Vampire - Leonardo - Capítulo 23 [Traducción al español]

Leonardo - Capítulo 23

"Nadie ama a una flor muriendo. ¿Pero una flor hecha de seda y plumas? Su belleza puede durar para siempre."

Parte 1
El teatro estaba silencioso, excepto por el zumbido de las luces y los quejidos de los pocos actores que se quedaron y pelearon.

Saint-Germain: Ya. Diría que manejamos eso de algún modo sin sangre, Leonardo.
Leonardo: Yo diría.
???: ¿Qué fue eso--? ¿Quiénes son ustedes dos--?
Leonardo: ¿Qué tal si te presentas primero?... ¿Quién eres? Reconozco tu cara, al menos. Eres el niño que regó vino en mi compagna durante el baile.

(Leonardo lo reconoció también)

El hombre pecoso rio ante eso.

???: Me sorprende que me vieras en absoluto, dado lo absorto que estabas con tu acompañante. Por respeto a eso, supongo que puedo decirte cuando menos mi nombre. No espero que ninguno de ustedes salga de aquí después de todo… André Maurey, alguna vez un dramaturgo de grandes ambiciones. Ahora invento meros “espectáculos” para audiencias buscando emoción.
Saint-Germain: Has dejado tu pluma y tomado una navaja, ¿y ya? ¿Cuántas vidas has tomado?
Maurey: Sabes, haces muchas preguntas. Casi pensaría que estás ganando tiempo…
Saint-Germain: Si estoy ganando tiempo haciendo preguntas, no hará daño preguntar una más-- ¿Tus acciones tienen algo que ver con cierto dramaturgo llamado Guillaume?

(“Guillaume” de nuevo. Leonardo parece reconocer el nombre, también. Estoy más segura que nunca de que se refieren a Shakespeare)

Maurey, que lucía perturbadoramente inafectado por todo hasta el momento, rompió en un gruñido.

Maurey: Pah. Todo el mundo es amigo de Guillaume.

Una sonrisa triunfante tocó los labios de le Comte.
Pese a eso, permaneció en control de cada palabra y acción.

Saint-Germain: No soy sólo un amigo. He sido un admirador suyo incluso antes de que “debutara” en París. He financiado varios de sus trabajos, y fui yo quien le ayudó a establecerse aquí.
Maurey: Así que, ¿tú eres su mecenas?
Saint-Germain: Podrías decirlo así.

(Pero si están hablando de Shakespeare—Le Comte nunca había mencionado a William Shakespeare antes de la noche del baile. Y se regodeaba en hablar abiertamente sobre las cosas que admiraba, incluso hablando con orgullo de los residentes y su trabajo. En cuyo caso, le Comte debe estar tendiendo una trampa a Maurey. ¿Tratando de hacerle cometer un desliz?)

Saint-Germain: Tienes tal interés en Guillaume. ¿Podría ser que también admiras sus trabajos, como compañero dramaturgo?

Parte 2
Saint-Germain: Tienes tal interés en Guillaume. ¿Podría ser que también admiras sus trabajos, como compañero dramaturgo?... Perdona mi desliz. Dije “compañero” pero en realidad, Guillaume no tiene compañeros. Si fuera a comparar su trabajo al de alguien… Él es el Bardo de Stratford, al que se le ha otorgado vida de nuevo. La segunda llegada de William Shakespeare.
Maurey: ¿La segunda llegada de William Shakespeare? ¡La única cosa que ese escritorzuelo tiene en común con Shakespeare es su guardarropa!

El grito de Maurey resonó por el teatro.
Se lanzó dramáticamente con la navaja, que aun rondaba aterradoramente cerca del cuello de Sebastian.
Pero el plan de le Comte parecía estar funcionando. Maurey comenzó a despotricar, y pronto estuvo perdido ante su celosa furia.

Maurey: ¡Es un petimetre de tercera! ¡Me gustaría azotar su egocéntrica cara contra un espejo!
Saint-Germain: De tercera, ¿en serio? Como su mecenas, me temo que no puedo estar de acuerdo con esa valoración.
Maurey: ¿Ah sí? De hecho dejé uno de mis guiones con él para saber qué pensaba… ¿Sabes lo que me dijo?
Saint-Germain: No podría imaginármelo.
Maurey: “Con excelentes actores de perfecta habilidad para hacer la más prosaica prosa cantar, podría pasar por una actuación observable”. ¿Mira inferiormente mi trabajo y dice que sólo perfectos actores podrían salvarlo? ¡Su problema es que ni siquiera puede VISUALIZAR un trabajo que no sea el suyo!

Le Comte asintió.

Maurey: No fue sólo a mi a quien sus palabras aplastaron. ¿Puedes imaginar lo que escuchar eso le hizo a mi grupo, yaciendo ahí a tus pies? Estamos arruinados. Ya no más capaces del alto arte. Después de eso—Caímos a lo más básico de los entretenimientos base. Depravación humana como función. Es todo lo que sentía por dentro.

En la voz de Maurey, escuché enojo mezclado con las más aterradoras partes de la mente humana.

(Esto es más allá de la locura. Puede que Shakespeare haya encendido el fósforo, pero este fuego tenía combustible)

Maurey: Mientras estaba pasando por los libros con pesadillas suficientes para mantenernos en el negocio, encontré algo fascinante. ¿Guillaume quería excelentes actores? ¿Del tipo que pudieran hacer la prosa cantar? Bueno, entonces, tendría que CREARLOS.

Los ojos de Leonardo se abrieron desmesuradamente.
Era la primera vez que lo veía horrorizado.

Leonardo: …No experimentaste con alquimia, ¿verdad…?

Parte 3
Maurey: Sí, lo hice. Adivinaste bien.

(“¿Experimentaste con alquimia?”)

Percibiendo mi confusión, Sebastian comenzó a explicar, con la navaja aun a su garganta.

Sebastian: La alquimia es una pseudociencia. La precursora de la química moderna. Su objetivo primario era la transmutación, convirtiendo el plomo en oro. Pero los alquimistas veían todo como transmutable. Incluso el cuerpo humano y el alma. Creían que removiendo sus impurezas podrían crear al ser perfecto—
Maurey: ¡Nadie pidió una explicación!

Maurey dio un codazo a Sebastian en el estómago.
Sebastian se derrumbó, gimiendo.
La furia inundó los ojos de Saint-Germain.

MC: ¡Sebastian!
Leonardo: …Los otros que te llevaste. ¿Los mataste?... ¿Los usaste para tus experimentos de alquimia?
Maurey: Sí. Desafortunadamente, aun no he tenido éxito. Intenta, intenta de nuevo, dicen por ahí.

(…Oh Dios… Mató toda esa gente sólo para hacer… ¿alguna clase de ser perfecto?...)

Me sentí enferma.

(…Ni siquiera puedo imaginarme… Lo que está diciendo… Lo que ha HECHO…)

Leonardo: ¿Sí--? Dime. ¿Cómo sería este excelente actor tuyo?

Leonardo preguntó en voz baja, peligrosa.

Maurey: Hermoso como esta mujer. Es el material perfecto. Excepto que, sin la alquimia, su belleza se desvanecerá con los años. Nadie ama a una flor muriendo. ¿Pero una flor hecha de seda y plumas? Su belleza puede durar para siempre.
Leonardo: …¿Durar para siempre…? Así que, quieres crear un inmortal. ¿Sí?
Maurey: Realmente sí entiendes rápido.

(¿Crear un inmortal?)

Aquello tocó una fibra sensible, para todos nosotros.
…Aquellos de nosotros que éramos inmortales; aquellos de nosotros que residíamos con ellos.

Maurey: Que no mueren. Que no envejecen. ¡Vivir para siempre es el mayor y más viejo sueño! ¡Una obra montada por actores inmortales, hombres y mujeres cuyo talento sólo crecería, pero no se desvanecería nunca! ¡Eso es lo que llamo una obra! ¡Y ese escritorzuelo barato de Guillaume estaría de acuerdo conmigo!

Leonardo nos miró en el escenario, pero sus ojos estaban extrañamente distantes.

Maurey: Ahora, tengo toda una noche de trabajo por delante, así que sólo les dispararé a ti y a tu amigo y pondré manos a la obra.

Maurey soltó la navaja y sacó una pistola con una extraña empuñadora con forma de escoba. La apuntó a Leonardo.

MC: ¡No lo hagas!

El disparo fue tan ruidoso que hizo timbrar mis oídos.

MC: ¡¿Leonardo?!

Leonardo se encogió hacia adelante por el dolor, estrujando su pecho sangrante…
…Luego se irguió.
La sangre manchaba sus ropas. Caía de la herida en su pecho en un oscuro riachuelo.

Leonardo: …Así no es como usas un arma, niño.

Parte 4
Leonardo: …Así no es como usas un arma, niño.

Maurey miró el arma en shock, como si dudando haberla disparado realmente.

Leonardo: ¿No acabas de decir “intenta, intenta de nuevo”? Si no vas a disparar—Supongo que eso quiere decir que puedo recuperar a mi compagna y nuestro mayordomo ahora.
Saint-Germain: ¡Leonardo--!
Leonardo: Tú quédate atrás y mantén tus lujosas ropas limpias. Yo me encargaré de esta.
MC: ¡Leonardo, no te acerques! ¡No sabes lo que hará--!
Leonardo: …Ya, ya, cara mia. Tú llorando es mayor razón para que vaya y esté a tu lado.

Fijando sus ojos en Maurey, Leonardo caminó hacia nosotros en el escenario.
Su paso era calmado, como siempre. Pero sus emociones—
El enojo quemaba en sus ojos dorados.

Leonardo: Sabes, en París, en el siglo XV, mucha gente estaba pensando lo mismo que tú. Dicen que los humanos originalmente fueron creados con cuatro brazos, cuatro piernas, dos caras. Estaban completos, nada faltante, jamás solitarios. Pero Zeus, temiendo el poder de estos perfectos humanos, los dividió en dos, por siempre separados. Así es como los humanos se convirtieron imperfectos. Se convirtieron mortales. Muriendo lentamente mientras buscan su otra mitad. Incluso aunque un dios los dividió en dos, siguen buscando lo que alguna vez fueron. Usaron alquimia para tratar de conseguirlo de vuelta… La unión de hombre y mujer. Inmortalidad. Trataron de recrear esa clase de humano.
Maurey: …¿D-de qué estás hablando…? ¡Retrocede! ¡No te acerques más! ¡Dispararé!

Las amenazas de Maurey no detuvieron a Leonardo.

Maurey: …¡Esta vez realmente te mataré!

Disparó de nuevo. La bala alcanzó a Leonardo en el brazo. El brazo se hizo hacia atrás horriblemente con el impacto, luego regresó a su costado.
La sangre manaba sobre su guante, cubría sus dedos, y caía al suelo.
Aun así, Leonardo seguía avanzando.

Leonardo: Pero la alquimia no funciona, y cada experimento acabó en fracaso. Por mí, me alegra.
Maurey: ¡Deja de moverte! ¡¿Por qué no dejas de moverte?!
MC: …Leonardo…

Maurey disparó de nuevo. De nuevo y de nuevo. Disparo tras disparo atravesó y rasgó a través del cuerpo de Leonardo.
Pero aun así alcanzó el escenario.

Leonardo: …Dime.

Estiró la mano y sujetó a Maurey de la muñeca.
Leonardo apuntó el cañón de la pistola directo sobre su propio corazón.

Leonardo: ¿Qué tan hermosos crees que son los inmortales ahora?

Parte 5
La respuesta de Maurey fue gritar.
Tiró del gatillo.
…La bala atravesó el corazón de Leonardo.
Sangre fresca floreció en su pecho.
Pero Leonardo permaneció erguido.

Leonardo: …Eso pensé.
Maurey: T-tú eres un m-m-monstruo…
Leonardo: Eso es cierto. Lo soy.

La sangrienta mano de Leonardo aun apretaba el arma.

Leonardo: Escucha. La inmortalidad no es un objetivo. Un inmortal no es nada más que un monstruo. No somos perfectos. Ni siquiera completos. Y es demencial buscar lo que somos. Lo que has hecho no es ciencia, y no es arte. No es hacer a un lado el velo de la ignorancia, o elevar el espíritu humano… Es malvado. Pura y simplemente.

El velo de locura de Maurey se transformó en una risa rota. Sus ojos se tornaron blancos y vacíos.
Se hundió en el escenario como una marioneta con los hilos cortados; la pistola, sus balas gastadas, cayó junto con él.
Leonardo lo ignoró y se arrodilló frente a mí.
Su expresión no era nada mas que tierna justo ahora.

Leonardo: …Déjame quitar esas cuerdas, ¿vale?
MC: Leonardo…

Aunque sus manos estaban resbalosas, me desanudó hábilmente, liberándome con rapidez.

Saint-Germain: ¡¿Sebastian?! ¿Estás ileso?
Sebastian: …Estoy bien, M. le Comte…

Le Comte se nos unió en el escenario. Habiendo desatado a Sebastian, usó la cuerda para amarrar a Maurey, quien estaba balbuceando en voz baja.

Saint-Germain: La policía debería llegar pronto. La ley humana pronto le castigará por sus crímenes inhumanos.
Sebastian: Maestro Leonardo, está herido…
Leonardo: ¿Por qué me miras así?

Leonardo miró hacia abajo, vio las piscinas de sangre que había dejado en el suelo y a sus mismas manos sangrientas.

Leonardo: …Supongo que estoy dejando un desastre. Cara mia, ¿estás bien? No estás herida, ¿o sí?
Me contempló cuidadosamente, preocupado.

(Estás acribillado de balas, y tu primera preocupación es y siempre ha sido otra gente)

No me importaba que estuviera repleto de hoyos y aun sangrando; lo abracé con toda mi fuerza.

Leonardo: …Oww. Eso duele, niña tonta…
MC: Oh, ¿ahora duele?... Tonto vampiro. ¡No deberías haber dejado a ese maniático dispararte tantas veces…!
Leonardo: Hey, ya… sonríe para mí, ¿sí?

Miró infelizmente hacia sus manos manchadas de sangre, pero eso no le impidió acunar mi mejilla.
Estaba contenta. No quería que nada le impidiera abrazarme. Nunca.

Leonardo: ¿No te lo digo siempre? Me encanta tu sonrisa.
MC: Sí, bueno… vas a tener que esperar a que haya terminado de llorar para verla…
Leonardo: …Je. Eso creo… Sabes… pero, se siente muy agradable entre tus brazos… Creo que podría… quedarme dormido…

Leonardo puso su cabeza sobre mi hombro y se desplomó hacia adelante sobre mí.

(¿En serio--? Sé que te gusta quedarte dormido donde sea que puedas, pero ahora no es el momento)

MC: Venga. Basta de bromear. Levántate—

No se movió. Lo sacudí gentilmente.

MC: …¿Leonardo? Despierta, Leonardo. ¡Leonardo!

Como un príncipe encantado en un cuento de hadas, los dorados ojos de Leonardo permanecieron cerrados, sin importar cuánto llamara su nombre.
Su corazón continuó latiendo bajo mi mano, pero yacía contra mí sin responder…

~Fin del capítulo 23~

~Traducción por Daisy Doe~

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