Saturday, January 4, 2020

Ikemen Vampire - Leonardo - Capítulo 17 [Traducción al español]

Leonardo - Capítulo 17

"Sus ojos. Uno era amarillo como una joya, el otro era de un apagado rojo… como manchado de sangre vieja."

Parte 1
La música llegó a su fin, y Leonardo y yo nos apartamos como los otros que habían bailado.

(¡Lo hicimos! ¡Y con nuestras reputaciones intactas!)

Leonardo fue a conseguirme una bebida para ayudarme a refrescarme. Lo observé cruzar el salón.

(Y así nada más, ha atraído una multitud)

Ya fuera en público o en alta sociedad, siempre había aquellos ansiosos por hablar con Leonardo.
Honestamente, parecía que habían estado esperando una oportunidad para abalanzarse sobre él.
Era cierto que Leonardo era un “Maestro de todo” por descripción propia.
¿Se había creado una reputación increíble también en este tiempo?

(¿Me pregunto si la gente lo rodeaba así cuando estaba vivo, también?)

No podía estar segura—y nunca le pregunté sobre ello—pero me imaginaba que así había sido.

(Guapo, popular, exitoso, y… ¿hmm?)

En ese momento, reflexioné sobre las palabras de le Comte:

Saint-Germain: Esta mansión está habitada por aquellos que han dejado sus nombres en los anales de la historia. Y también son vampiros. Yo fui el que los convirtió—es decir, les dio una nueva vida. Fueron resucitados en esta mansión. Los únicos humanos vivientes que han entrado en esta mansión cruzando por esa puerta son Sebastian y tú.
MC: ¿Dices que los resucitaste? ¿Cómo?
Saint-Germain: La forma en la que logré eso es a la vez simple y difícil de explicar.
MC: Entonces, ¿sólo viajaste a través del tiempo, eligiendo gente al azar para traer de vuelta?
Saint-Germain: Podría parecer de esa manera, pero no convertí a nadie en vampiro contra su voluntad.
MC: ¿Todos eligieron esto?
Saint-Germain: Aquellos a los que convertí habían muerto con arrepentimientos. Había algo que deseaban conseguir, incluso durante su último aliento. No los mismos arrepentimientos, como podrás imaginarte.

(¿Por qué quería Leonardo regresar a la vida?)

Había tenido mucho tiempo para preguntarle, pero por algún motivo, nunca pensé en preguntar.
Tal vez era porque Leonardo no parecía como un hombre con arrepentimientos.

(Vivió un largo tiempo para esos días. ¿Quería conseguir más? Pero no lo había visto pintar o esculpir mientras estaba aquí. ¿No debería estarse poniendo al corriente con esas cosas, como vampiro? Simplemente no puedo imaginar su “arrepentimiento”)

Sacudí la cabeza. La información que había obtenido de Sebastian había sido meramente histórica.

(Aún hay mucho que no sé sobre Leonardo. Me gustaría cambiar eso. ¿Cómo era cuando estaba vivo? ¿Qué pensaba del París del siglo XIX? ¿Qué pensaba sobre… cierta gente?)

Le lancé una mirada, tan lejos de mi alcance—

MC: …¿Disculpe?

Un caballero bien vestido, de una fragancia cautivante, se había aproximado a mí.

???: ¿Qué hombre deja a una hermosa flor florecer sola junto a la pared? ¿Un caballero sólo de nombre? ¿O los Hados han cegado todos los ojos para que se me diera la oportunidad de hablar contigo sola? Ruego me disculpe, ¿qué opina dama mía?

Sus ojos. Uno era amarillo como una joya, el otro era de un apagado rojo… como manchado de sangre vieja.

MC: Me temo que me tiene en desventaja, ¿Monsieur--?
???: Por supuesto, la culpa es enteramente mía. Permítame remediar mi rudeza presentándome. Shakespeare… Mi nombre es William Shakespeare.

Parte 2
MC: Tú eres… ¿William Shakespeare?

(¡¿El famoso dramaturgo isabelino?! Habría pensado que estaba loco si no hubiera sido ya amiga de Mozart y Newton)

Pero ¿podría ser? ¿Estaba bromeando, o era otro hombre fuera de este tiempo?

(“Hey, ¿eres un vampiro?” No es la clase pregunta para hacer en un lugar lleno de gente)

El caballero sonrió, su voz bajando de volumen suavemente.

Shakespeare: Aunque es un asunto privado, soy otro que posee el regalo de la vida doblemente otorgada después de aceptar las condiciones de le Comte de Saint-Germain.
MC: ¿Entonces realmente es ESE William Shakespeare? “Romeo y Julieta”, “Hamlet”, “Sueño de una noche de verano”—
Shakespeare: Conoces mis obras.

(¡Eso explica su forma de hablar anticuada![1])

MC: Pero le Comte nunca le mencionó—y no tiene una habitación en la mansión.
Shakespeare: Espero que el buen Comte no haya deseado mencionar mi nombre, para evitar confundirte más. Fue mi decisión dejar la mansión. Ahora resido en las afueras de París.

(Le Comte me ofreció mi propia residencia al inicio, así que supongo que la historia encaja. ¿Pero cómo supo quién era?)

MC: Señor Shakespeare, ¿cómo supo que estaba al tanto de los secretos de le Comte?
Shakespeare: Un vistazo, en el momento en que llegaste, y mi corazón fue seducido por tu belleza. Te he estado observando de cerca desde entonces.
MC: ¿D-disculpe?
Shakespeare: Una chanza[2], Mademoiselle. Eres, quizás, una flor más recientemente florecida de lo que esperaba.

Shakespeare rio con aire de caballero.

(Es muy difícil de leer)

Por su parte, sus extraños ojos parecían leerme a mí y a mis respuestas como las palabras en una página.

Shakespeare: En realidad, fui convocado a asistir al banquete del último mes, la noche que llegaste. Capté un vistazo tuyo junto con los otros mientras me aproximaba a la puerta—por infortunio, asuntos de gran urgencia llegaron a mi conocimiento, de que tenía que partir con una prontitud impropia.
MC: Es una lástima que no haya podido conocerle antes. Permítame presentarme. Soy MC.
Shakespeare: MC. Un nombre de sonido tan puro como su portadora es pura de corazón. No es de extrañar que a Leonardo le seas tan querida.
MC: No estoy segura de a qué se refiere.
Shakespeare: Los vi a los dos bailando. Leonardo te contemplaba como uno admiraría a un invaluable tesoro. Considero que en lo más profundo de su corazón, tú posees su favor más alto. Amor, por el que arderían las estrellas.

Parte 3
MC: ¿Leonardo, enamorado de mí? No estoy tan segura. No, yo soy la que está enamorada de él—

(¡¿Dije eso en voz alta?! ¡¿A un completo extraño, nada más y nada menos?!)

Shakespeare rio, pero no en sorpresa.

Shakespeare: No hay nada qué ocultar. La suya probaría ser una unión de lo más fascinante.

(…Algo en él me estaba inquietando antes, pero ahora realmente me estoy poniendo nerviosa)

Había un brillo sobrenatural en sus ojos. Como las luces fantasmas en lo profundo del bosque—que te guían a tu muerte en una ciénaga escondida.

Shakespeare: Qué final avendría al amor de ella, una simple mortal, y él, que nunca ha probado el fruto de la frágil mortalidad.
MC: ¿Mortalidad? ¿Se refiere al hecho de que es un vampiro? Puede que Leonardo sea uno ahora—Pero eso no borra los años que vivió como humano antes de que se convirtiera.
Shakespeare: …¿No lo sabes?
MC: Si tienes algo qué decir, entonces para la poesía fina y ve al punto.
Shakespeare: Mis oídos queman al escuchar eso, pero de acuerdo. Hablaré llanamente—Leonardo no es como el resto de nosotros. Leonardo es…

Shakespeare se inclinó más cerca para hablar con la confidencialidad de un amigo—pero no tenía nada de la buena voluntad de uno.

Leonardo: Aléjate de ella, Shakespeare.
MC: ¿Leonardo?
Shakespeare: Leonardo. Ha pasado demasiado tiempo desde la última ocasión que hablamos. Me complace verte bien.
Leonardo: …Ya me escuchaste. Aléjate de ella.

Los ojos de Leonardo se entornaron hasta volverse delgados puntos dorados. Lucían afilados y mortíferos.
Esa mirada era la advertencia final.

Shakespeare: Un semblante tan fiero mal se asienta en un agradable rostro. Con un elenco tan celebrado en la punta de mi pluma, ¿seguramente no podrás esperar que no muestre interés en cómo termina?
Leonardo: Si quieres escribir obras, entonces hazlo. Incluso puedes usarme de inspiración si lo deseas—Pero no pienses involucrar a nadie más.
Shakespeare: …”¿Involucrar a nadie más?” ¿Cuando eres tú el que la ha tomado a su historia y aun así ha guardado ciertos detalles pertinentes?

Parte 4
Leonardo: ¿Cómo dijiste?
Shakespeare: La dama y yo sólo estábamos hablando. Y parece—que nunca le has dicho lo que eres.

Leonardo no lucía contento.

Shakespeare: Sabías que estarían aquí esta noche. ¿Es por eso que bailaste con ella? ¿Quizá buscaste un bálsamo de tu dilema en concreto? Pero debes saber que este lamentable, recurso provisional no va a satisfacerlos.
MC: ¿Alguien dígame de qué se trata esto?
Leonardo: Shakespeare, ¿podrías simplemente dejarlo?
Shakespeare: Sí, no la guardas mas que afuera de tu corazón, para protegerla de la verdad dentro.
Leonardo: …Lo que sea que quieras de mí, no lograras impulsarme a hacerlo.
Shakespeare: De un hombre común, esperaría una erupción de rabia bramante ante mi audacia. Pero el sempiterno hombre demuestra, como siempre, ser inefable.

Mantuvieron la conversación a un volumen normal, ningún hombre alzando la voz.
Pero la tensión, el desafío en sus palabras, era tan palpable que la sentí trepar por mi piel.

(No sé sobre qué están peleando, pero algo está pasando, y yo…)

Fue entonces que alguien chocó conmigo.
Un vidrio se quebró a mis pies.
Momento después, sentí algo mojado traspasarse a mi vestido.

(…¡¿Qué?!)
Mi vestido estaba marcado por vino rojo, la mancha creciendo al hundirse en la tela.
En el suelo yacían los restos de una copa de vidrio, ahora destrozada en cientos de pedacitos brillantes.

Caballero: ¡Oh, no! ¡Su vestido blanco puro! Pardonnez-moi, Mademoiselle! ¡La copa se deslizó de mis manos!

Un pálido caballero con pecas se sonrojó de carmesí.

MC: Está bien. Además, no estoy herida. ¿Y usted, Monsieur?
Caballero: Estoy intacto, amable mademoiselle. ¡Pero no sé cómo podría compensarle por esto--!
MC: Por favor, no se sienta mal. Fue un accidente. Todo lo que importa es que nadie salió herido.

(…Y que saldré de este vestido pronto. ¡Todo el mundo ya está mirándonos!)

La caída del vidrio había atraído la atención a nuestro rincón del salón. La noche se estaba convirtiendo en una pesadilla.

Leonardo: Cara mia.

Leonardo inmediatamente se quitó su saco y lo lanzó alrededor de mí, escondiendo la salpicada rubí y ocultándome de los ojos indiscretos.

Leonardo: Siento lo de tu vestido. Debería haberte protegido—regresemos a la mansión.
MC: …Sí. Tal vez eso sea lo mejor.

Parte 5
Shakespeare observó en silencio cómo Leonardo escoltaba a MC fuera del salón.
Un hombre se detuvo junto a él, su larga sombra cayendo sobre el entretenido bardo.

Saint-Germain: …No esperaba que estuvieras aquí, Will. ¿O debería usar tu nombre artístico ya que estamos en público, “Guillaume”?
Shakespeare: Buen encuentro, mi buen Comte. Es un muy raro y jovial placer verte esta noche.
Saint-Germain: Sí, también me complace verte.

La sonrisa cordial de le Comte no le llegó a los ojos.

Saint-Germain: ¿De qué estabas hablando con Leonardo?
Shakespeare: ¿Nuestra conversación captó tu interés? No tenía a le Comte por un chismoso.
Saint-Germain: Parecía como que la discusión se estaba volviendo acalorada.
Shakespeare: …Entonces no sentiste mas que el calor del hogar y de la hoguera. No hablamos mas que de asuntos alegres. La celebración del amor y la vida.
Saint-Germain: Ya veo.

Ninguno habló por un largo momento.
Fue le Comte quien finalmente rompió el tenso silencio.

Saint-Germain: No juzgaré tus acciones, Will. Pero si lastimas a mi viejo amigo o a la mujer que el atesora—Haré que te responsabilices por completo.

Le Comte se giró y fue a seguir a Leonardo y MC.
Shakespeare lo observó irse.

Shakespeare: Leonardo Da Vinci como personaje y como actor es de gran interés para este humilde escritor de obras. Ahora que ha encontrado a su heroína para interpretar junto con él, me encuentro cautivo del desarrollo de este desventurado romance. Dame el honor de un dramaturgo si gustas—No soy mas que un mecenas de esta tragedia.

[…]

Tan pronto como llegamos a la mansión, me quité el vestido para ver si podía hacer salir la mancha del vino—

(Me alegra que la sal y el agua caliente funcionaran)

Aunque la mancha se hubiera ido, los recuerdos de esa fiesta estaban demostrando ser permanentes.

Shakespeare: Qué final avendría al amor de ella, una simple mortal, y él, que nunca ha probado el fruto de la frágil mortalidad.
MC: ¿Mortalidad? ¿Se refiere al hecho de que es un vampiro? Puede que Leonardo sea uno ahora—Pero eso no borra los años que vivió como humano antes de que se convirtiera.
Shakespeare: …¿No lo sabes?

(No voy a ser capaz de dormir esta noche, pensando sobre lo que dijo Shakespeare. Cierto. Y aparte estaba planeando hablar con Leonardo, después de la fiesta)

No había nada más sobre eso. Necesitaba verlo. Mientras me decidía—
Alguien llamó a la puerta, dos bruscos toques.
Sabía que era él.

Leonardo: Cara mia, voy a pasar.

Leonardo entró, todo luz de un dorado empañado, llevando esa dulce fragancia junto con él—

MC: …Leonardo.

~Fin del capítulo 17~

Notas:
[1]: Realmente es muy difícil intentar imitar la forma de hablar equivalente de Shakespeare en español. Digamos que ocupa incluso “thee”, un “tú/usted” antiguo; palabras que ya no se usan hoy en día.
[2]: Chanza –  “Broma, chiste”

~Traducción por Daisy Doe~

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