Leonardo - Capítulo 16
"Miré al resplandeciente lazo bordado y al blanco vestido de seda con nuevos ojos.
Esto no era bueno. Disfrazar mi amor por él era imposible cuando crecía más día tras día."
En el exterior, la mansión estaba envuelta en la luz dorado-ceniza del
atardecer—
En el interior, Leonardo miró la figura durmiente de MC.
Yacía en sus brazos, aunque, para su decepción, no lucía completamente
pacífica mientras descansaba.
Había trazos de lágrimas en su mejilla.
Leonardo gentilmente secó la suave mejilla con su pulgar. Ella no se
movió.
Habían hablado sólo momentos atrás—
MC: ¿No
vamos a practicar baile un poco más? Ya vámonos, Leo—
Leonardo:
…No te vayas.
La había jalado a sus brazos. Una repentina, impulsiva acción.
Leonardo:
…Estoy demasiado cansado como para bailar. Vamos a descansar un poco.
Podemos tomar una pequeña siesta juntos, ¿sí? No es una mala idea, ¿verdad?
Incluso medio dormido, había visto el profundo pesar en sus ojos
cuando ella lo había mirado—el comienzo de esas lágrimas, tal vez.
Y tal vez, era por eso que la abrazó, aunque sabía que no debería.
Leonardo simplemente no había sido capaz de evitar jalarla a sus
brazos.
No era tanto por compasión, o para mostrarle ternura, aunque sentía
esas cosas.
El impulso fue instintivo—sostener de cerca el objeto que más deseaba
su alma.
Leonardo:
…Maldición. Y aparte se me acabaron los cigarrillos.
Su viejo vicio estaba usualmente ahí para distraer su mente cuando sus
pensamientos iban a ese asunto.
Ahora, tenía a MC, yaciendo en sus brazos. Debería haber llenado el
vacío en él… lo habría logrado, pero por esas palabras proféticas—
Saint-Germain: Sugiero
que MC y tú continúen su farsa en palabra, pero nada más. Y si parece que se
está enamorando de ti, termina tu acuerdo con ella.
No era
solamente del acuerdo a lo que se refería su viejo amigo. “Sácala de tu vida, y
por hacerlo, libérala”.
Saint-Germain: Enamorarse
de ti romperá el corazón de MC… Y eso será finalmente lo que rompa el tuyo. No
es mi deseo ver a ninguno de los dos acabar de esa manera.
No era una advertencia tan cruel como podría haber parecido. Su viejo
amigo conocía lo bastante bien a Leonardo como para saber de qué modo acabaría
la historia.
Leonardo se conocía lo bastante bien a él mismo como para estar de
acuerdo. Había planeado ponerle un final a ello.
Pero no podía cerrarle la puerta a esa hermosa, salvaje, fascinante
tormenta en su corazón.
MC se había convertido en parte de él.
Leonardo:
…¿Cuándo ocurrió?
Había estado acariciando su sedoso cabello sin pensarlo. Se apartó con
un suspiro y pasó su mano enguantada por su propio cabello.
Leonardo:
¿Cuándo te volviste tan importante para mí?
Ella continuó durmiendo. Él habló para sí…
Parte 2
…Estar enamorada de un vampiro, con el mismísimo gran Leonardo Da
Vinci, no cambiaba el hecho de que tenía trabajo qué hacer.
Puse mis sentimientos a un lado—ya sin negarlos—y me puse a trabajar.
Por supuesto, aun teníamos que practicar para el baile. Y tras días de
lecciones—
La noche del baile de alta sociedad llegó.
…Miré a la extraña en el espejo que estaba vistiendo el más bello
vestido sobre el que alguna vez me había atrevido a poner mis manos.
Aun estaba mirándome cuando alguien llamó a la puerta.
MC: ¿Quién
es?
Saint-Germain:
Soy yo. ¿Puedo pasar?
(¿Le Comte?)
MC: ¡Sí,
claro!
Le Comte entró a mi cuarto con una sonrisa.
Saint-Germain:
Vine a ofrecerte un acompañante a la fiesta, ya que Leonardo va algo
tarde. Si me permites decirlo, te ves absolutamente maravillosa.
MC: Tengo
que agradecerte por eso, me parece. Conseguiste este vestido para mí, ¿no es
así? Gracias, Comte. Por todo lo que has hecho.
Saint-Germain:
El placer fue todo mío. Aunque, yo no escogí el vestido personalmente.
MC: Déjame
adivinar. Fue Leonardo, ¿no es así?
Saint-Germain:
Has adivinado correctamente. Lo obligué a acompañarme, ya que te
conocía mejor. Pero cuando llegamos a la boutique—Su rostro se iluminó. Eligió
tu conjunto con gran entusiasmo.
MC: Casi
puedo imaginarlo por tu descripción.
Saint-Germain:
Dudo que Leonardo notara cuánta atención captó en la boutique. Estaba
demasiado absorto, pensando en ti.
MC: ¿Lo
estaba?
Saint-Germain:
Leonardo estuvo anotando cosas todo el tiempo que estuvimos ahí,
pidiéndole al personal fábricas que soñaría sólo para ti—El Hombre del
Renacimiento mismo pensó tanto para tu vestido como para cualquier otra de sus
obras maestras.
(¿Leonardo diseñó esto para mí?)
Miré al resplandeciente lazo bordado y al blanco vestido de seda con
nuevos ojos.
Esto no era bueno. Disfrazar mi amor por él era imposible cuando
crecía más día tras día.
Saint-Germain:
MC, veo que tienes un reloj ahí. ¿Planeas usar eso?
MC: Oh, sí,
lo haré.
Lo puse en el vestidor mientras me cambiaba. Le Comte lo agarró.
Saint-Germain:
Déjame asistirte. Extiende tu mano.
La banda dorada estaba fría en mi muñeca.
Saint-Germain:
Es de buen gusto, y hay algo interesante en su construcción.
MC: Fue un
obsequio de Leonardo.
Saint-Germain:
¿Leonardo te dio un reloj--?
Parte 3
MC: Sí, Dijo
que me guiaría de regreso a mi presente. Mientras lo miraba, no olvidaría mi
propio correr del tiempo.
Saint-Germain:
…Ya veo.
(Supongo que este reloj es la forma de Leonardo de decirme que nunca
podríamos estar juntos. Después de todo, sugirió que lo usara para llevar el conteo
de los días que faltaban para decir hasta que dijéramos adiós… Últimamente, ha
sido un tanto difícil de mirar)
MC: Comte,
¿es posible que dos personas de tiempos diferentes estén juntas?
MC: MC, ¿qué
estás preguntándome?
Me di cuenta la torpeza de mi pregunta.
MC: ¡Disculpa!
Por favor olvida que dije algo. Ya es momento de la fiesta, ¿no es así?
Saint-Germain:
Sí, lo es. Vayámonos.
Le Comte me contó que Leonardo iría directo al salón de la fiesta tras
un trabajo en el que estaba, así que fuimos a encontrarlo ahí—
Miré por la ventana del carruaje, hacia la luna.
Había pasado por sus fases y casi había regresado a la forma que tenía
cuando llegué.
(¿Podré alguna vez olvidar mis sentimientos por Leonardo? ¿Qué haré
cuando regrese eventualmente?... Por supuesto, ni siquiera sé si le gusto.
Aunque, asumo que lo hace. El reloj. El vestido. Esos significativos
obsequios--)
¿Estaba agonizando sobre ello porque temía que esas preguntas me
torturaran más de regreso a casa, sin saberlas?
Si regresaba cuando parte de mi corazón seguía aquí… ¿Podría realmente
decir que había ido a casa?
La alternativa era decirle cómo me sentía—
(…Pero no tengo idea de qué pasará una vez lo haga. ¿Puedo rendirme a
la tormenta--? Él y yo necesitamos hablar, aun así. Esta noche. Después de la
fiesta. Le diré entonces)
Probablemente conseguiré romperme el corazón.
Pero al menos sabré. Leonardo había sido el que me había enseñado a
enfrentar mis temores.
(Mientras tanto, tengo una fiesta qué disfrutar)
Saint-Germain:
Llegamos, MC.
Estaba deslumbrada por el espectáculo. La arquitectura romántica
estaba decorada con luces y flores; exuberante música se dirigía a recibirnos.
Le Comte me instó a pasar por el salón abarrotado y luego me soltó.
Saint-Germain:
Leonardo debe estar esperando adentro. Ve a mostrarle que estás aquí.
Pasé por la entrada, uniéndome al esplendor luminiscente del baile.
MC: …¡Es hermoso!
(¡Ni siquiera yo había conseguido acercarme a una fiesta tan pomposa
antes! Todo está destellando)
Los invitados en sus extravagantes galas, vestidos en trajes que ya
hacía mucho habían pasado de moda en mi tiempo, ondeaban a mi alrededor.
Era como una película, el lujo de todo evocaba una maravilla de
ensueño que sobrepasaba incluso lo que la realidad era capaz.
(…Necesito encontrar a Leonardo)
Mi sentido del olfato se me adelantó.
Leonardo:
…Hola, cara mia.
Parte 4
MC: ¡Leonardo!
Leonardo:
Yo gano esta vez.
MC: ¿Ganar
en qué?
Leonardo:
Encontrarnos mutuamente. Yo te encontré primero. La última vez, tú me encontraste
detectando mi esencia. Pero con esta victoria, diría que yo soy mejor
rastreador.
MC: ¿En base
a qué parámetros? ¿Somos un par de perros de caza ahora? Si me dices que me
encontraste por mi esencia—
Leonardo:
Je, no te rastree por tu esencia. Te encontré porque… tú eres tú. No
puedo describirlo mejor que eso.
MC: Oh. Ya
veo.
(Cuando hablas así, realmente tengo la sensación de que también te
gusto. Quiero decir—que quizá te guste de la forma en que me gustas)
Leonardo:
Luce bien en ti. El vestido.
MC: ¿De
verdad lo crees?
Leonardo:
Le Comte tiene un buen ojo para haber elegido eso para ti, ¿verdad?
(¡Leonardo, tú, horrible mentiroso! Ya sé que creaste este conjunto
para mí)
Se veía tan dulce en ese momento, aun así.
Así que aunque no podía imaginar por qué se rehusaba a tomar el
crédito, mantuve mis pensamientos para mí.
La mejor forma de agradecerle era pasarla bien.
Justo en ese momento, la canción que estaba cuando entré terminó, y
una nueva, rítmica melodía inició; era un vals.
Leonardo:
…Deberíamos bailar.
MC: ¿Estás
nervioso, Leonardo?
Leonardo:
Ni un poco.
Irrumpió en una sonrisa. Leonardo tomó mi mano.
Luego pasó un brazo alrededor mío.
Leonardo:
Tengo una hermosa mujer qué guiar en la pista de baile. No me puedo
permitir estar nervioso. ¿Cómo lo estás sobrellevando?
MC: No estoy
nerviosa tampoco. Oh, y no te preocupes. Si te equivocas, he practicado cómo
dirigir.
Leonardo:
Je. ¡Casi suenas como que estás deseando eso, cara mia!
Nos sonreímos, nuestras miradas entremezclándose.
Tomamos nuestras posiciones, brazos confortablemente alrededor de la
cintura.
Leonardo:
¿Estás lista para pasar un mejor rato que cualquiera de los otros
aquí?
MC: ¡Ciertamente!
Parte 5
Con paso majestuoso, nos unimos a las otras parejas dando vueltas por
la pista de baile.
Dama: ¿Ves a esos dos
bailando?
Caballero:
Qué par más remarcable. Son como una pareja salida de un cuadro.
(No están hablando de nosotros, ¿o sí?)
Leonardo:
¿Qué pasa, cara mia?
MC: ¿No
tienes la sensación de que todos nos están mirando?... ¿Qué tal si lo estamos
haciendo mal?
(Practicamos, pero al final, somos un par de amateurs pretendiendo)
Leonardo:
No sabes lo especial que eres, ¿huh?
MC: ¿Qué
significa eso?
Leonardo:
Olvídalo. No importa lo que los otros digan. Lo que es importante es
esto—
MC: ¡Oh!
Leonardo me alzó por un momento. Las capas de mi vestido se movieron a
mi alrededor.
Me sonrió mientras girábamos.
Leonardo:
¿Estás pasando un buen rato? ¿Cómo te sientes, cara mia?
MC: ¡Realmente
lo estoy disfrutando!
Leonardo:
Tienes la sonrisa que hace juego.
Me regresó al suelo, y, sorpresivamente, no trastabillamos.
Mi corazón batiendo permaneció en vuelo.
(…Amo esto. Lo amo. Realmente lo amo)
Jamás había estado así de enamorada antes.
Esto no era un flechazo. Este amor era vivo y un poco peligroso y me
llevaba a un mundo nuevo.
Este amor… era como una tormenta.
MC: Desearía
que este momento pudiera durar para siempre.
Leonardo:
No estoy de acuerdo.
MC: ¿Por qué
no--?
Leonardo:
Si este momento durara para siempre, sólo se volvería insípido y
empezaría a perder su brillo. Si durara para siempre, perdería todo su
significado.
Sus ojos miraron más allá de mí un momento, como si Leonardo estuviera
contemplando algún viejo arrepentimiento.
(Qué extraño. Por un momento, ¿sonó como si hablara por experiencia--?)
Leonardo:
…Y si tuviéramos que bailar para siempre, ¡nuestros pies quedarían
bastante magullados!
Su sonrisa regresó y reímos.
MC: Ese es
un buen punto. Muy bien. ¡Amablemente me retracto de mi deseo de bailar para
siempre!
Pero por lo que duró esta canción, bailamos.
Bailamos juntos, dichosamente ignorantes de la sombra acechando de
cerca—
???: …Mira
ahí. Parece que el Destino Caprichoso me otorga la oportunidad.
~Fin del
capítulo 16~
~EXTRA~
Carta de Leonardo #3
“Deberías saber…”
Escribo esto antes de la fiesta. Creo que estoy nervioso sobre bailar…
Cara
mia, has estado actuando como si no hubiera nada que pudieras hacer para
mí. O que necesitas recompensarme. Eso es falso. Ya he recibido mucho de ti.
Nunca hubiera ido a una fiesta así sin ti. Nunca hubiera intentando bailar. Has
ampliado mis horizontes. ¡No es algo fácil de lograr!
Estoy tratando de decir que… estamos a mano.
Maldición… tiempo para la fiesta. ¡Debo irme! No puedo esperar a ver
cómo luces en ese vestido.
…Ya sé que serás la mujer más hermosa ahí.
Leonardo
~Traducción por Daisy Doe~
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