Leonardo - Capítulo 18
"Mis manos estaban temblando.
Las junté para mantenerlas quietas.
Sabía que Leonardo estaba viéndome.
Pero no podía mirarlo a los ojos."
(No voy a ser
capaz de dormir esta noche, pensando sobre lo que dijo Shakespeare. Cierto. Y
aparte estaba planeando hablar con Leonardo, después de la fiesta)
No había nada
más sobre eso. Necesitaba verlo. Mientras me decidía—
Alguien llamó a
la puerta, dos bruscos toques.
Sabía que era
él.
Leonardo: Cara
mia, voy a pasar.
Leonardo entró,
todo luz de un dorado empañado, llevando esa dulce fragancia junto con él—
MC: …Leonardo.
Leonardo: ¿Tu vestido sobrevivió?
MC: Sí, la mancha desapareció.
Leonardo: Bien. Se veía bien en ti. Lamenté el que
tuvieras que quitártelo tan pronto.
MC: No deberías lamentarlo. No fue tu culpa.
Leonardo
absorbió mis palabras con una sonrisa torcida.
Leonardo: …Estaba pensando que probablemente deberíamos
hablar. ¿Estás ocupada justo ahora?
MC: Para nada. De hecho, estaba a punto de ir a buscarte.
Esperaba que pudiéramos hablar también.
Leonardo: Tuvimos la misma idea.
Leonardo se
sentó en la cama, a mi lado, divertido.
Su compañía
usualmente me llenaba de gozo, pero esta noche, me sentí extrañamente solemne.
(Estábamos
divirtiéndonos tanto sólo una hora atrás)
El sonido de
nuestra dichosa risa en el salón de baile era un eco desvaneciéndose en mi
mente.
Leonardo: ¿Hey, cara mia?
Leonardo fue el
primero en hablar.
MC: ¿Sí?
Leonardo: …¿Qué te dijo él?
(Por “él”,
Leonardo se refiere a Shakespeare)
Shakespeare: Considero que en lo más profundo de su
corazón, tú posees su favor más alto. Amor, por el que arderían las estrellas.
MC: ¿Leonardo,
enamorado de mí? No estoy tan segura. No, yo soy la que está enamorada de él—
Shakespeare: No
hay nada qué ocultar. La suya probaría ser una unión de lo más fascinante. Qué
final avendría al amor de ella, una simple mortal, y él, que nunca ha probado
el fruto de la frágil mortalidad.
MC: ¿Mortalidad?
¿Se refiere al hecho de que es un vampiro? Puede que Leonardo sea uno
ahora—Pero eso no borra los años que vivió como humano antes de que se
convirtiera.
Shakespeare: …¿No
lo sabes?
MC: Shakespeare me dijo varias cosas. Si le entendí
correctamente, la más extraña de ellas es que tú nunca viviste una vida mortal.
Leonardo no
habló.
MC: Esa es la parte que no entiendo. Moriste, y fuiste
convertido en un vampiro por le Comte como los otros, ¿no es así?
Parte 2
MC: …o quizá lo escuché mal. Todo lo que dijo era como un
rompecabezas envuelto en un poema. O estaba bromeando. No sé cuál.
Me senté ahí.
Puede que esperando por una respuesta. Puede que deseando no escuchar una.
Leonardo: …Cara
mia…
Nuestras
miradas se entrecruzaron.
Y el hombre que
amaba me dio la respuesta que más temía oír.
Leonardo: Tiene razón.
MC: ¿Vas a explicarme? Creo que estoy lista para escuchar esto.
Leonardo: Es una… y odio decir esto, pero es una
larga historia. Necesitaré tu paciencia, cara
mia.
Leonardo abrió
y cerró las manos.
Leonardo: Le Comte y yo, somos diferentes de los
otros vampiros aquí—los vampiros menores. Somos los únicos de sangre pura.
(¿Un vampiro de
sangre pura? ¿Vampiros menores?)
No me había
percatado de que había distintos tipos de vampiros hasta este momento.
MC: ¿Eso qué significa? ¿Cuál es la diferencia entre un sangre
pura y un… ¿un vampiro menor?
De pronto, esto
se sintió como una barrera entre nosotros… ¿otra barrera?
Aun así tenía
que saber. Una parte de mí no podía esperar.
Leonardo: Un vampiro de sangre pura—o vampiro
mayor, como dicen a veces—es el hijo de dos padres de sangre pura. Nacen como
vampiros. Los vampiros menores son los que eran anteriormente humanos,
convertidos en vampiros por la mordida de un sangre pura. De hecho— Los
vampiros sangre pura son los únicos que pueden convertir a los humanos en
vampiros.
(¿Así es como
funciona? ¿Es la mordida de un sangre pura la que convierte a un humano en un
vampiro?)
Leonardo dio
una risita, y me pregunté con extrañeza qué encontraba divertido sobre esto.
Me di cuenta
tras un momento de que era una risa despreciativa hacia sí mismo. Esto era
difícil para él.
Leonardo: …A diferencia de los otros aquí, nunca
morí. No sólo tengo una vida extendida—mi vida, probablemente, nunca llegará a
un final. Soy inmortal.
MC: …¿Eres inmortal? ¿Qué hay de envejecer?
Leonardo: Una vez que alcanzamos la madurez, los
vampiros mayores ya no cambian. Nuestros cuerpos sí se auto-reparan— córtame en
trozos, o apuñálame en el corazón, y simplemente sanaría y continuaría
viviendo.
Tuve problemas
para imaginarlo. En un mundo con viajes en el tiempo y vampiros, Leonardo era
inmortal.
MC: Tú no viajaste en el tiempo para llegar aquí, como los
otros— ¿Tú has vivido cada año de tu vida desde el momento de tu nacimiento
hasta ahora?
Leonardo: Sí. Un par de siglos.
Rio con esa
risa auto-despreciativa de nuevo.
Leonardo: …De hecho, he vivido cerca de 500 años
ya.
(¿Ha estado
vivo por 500 años?)
Esa cantidad de
tiempo era inconmensurable para mí. Comprimida en un libro, seguro, ¿pero vivir
cada año, cada día, por 500 años?
El hombre que
amaba estaba sentado junto a mí. Podía estirar la mano y tocarlo—
Al mismo
tiempo, estaba en otro sitio en el que nunca podría estar. Al que nunca podría
ir. Ni en una docena de vidas.
(¿Es posible
cruzar esa clase de trecho?)
Tenía más
preguntas que eso, aparte.
¿Cómo podía
Leonardo Da Vinci aún estar vivo y aun así haber “muerto” en el año 1519?
¿Qué lo trajo
aquí, a esta mansión con le Comte y los vampiros menores?
(Pero justo
ahora, lo que realmente quiero saber es--)
Parte 3
(Pero justo ahora, lo que realmente quiero
saber es--)
La acalorada
conversación de Leonardo con Shakespeare cruzó por mi mente.
Shakespeare: …”¿Involucrar
a alguien más?” ¿Cuando eres tú el que la ha tomado a su historia y aun así ha
guardado ciertos detalles pertinentes?
Leonardo: ¿Cómo
dijiste?
Shakespeare: La
dama y yo sólo estábamos hablando. Y parece—que nunca le has dicho lo que eres.
Fue en ese punto en el que Shakespeare
había dicho algo que era realmente un misterio para mí—
Shakespeare: Sabías
que estarían aquí esta noche. ¿Es por eso que bailaste con ella? ¿Quizá
buscaste un bálsamo de tu dilema en concreto? Pero debes saber que este
lamentable, desfalleciente recurso provisional no va a satisfacerlos.
MC: Me gustaría usar mi pregunta diaria, Leonardo.
Leonardo: …De acuerdo.
Accedió
suavemente. Me sentí terrible, pero no sabía de qué otro modo obtener una
respuesta directa.
Ahora eran mis
manos las que no podían permanecer quietas.
MC: Durante la fiesta, Shakespeare dijo algo. Habló de tu
dilema; dijo que “ellos estaban aquí, y este baile no va a satisfacerlos”.
Los ojos
dorados de Leonardo perdieron su luz.
MC: ¿Quién, y de qué estaba hablando?
Se removió en
mi cama para voltearse hacia mí.
Leonardo: …¿Recuerdas todas esas cartas instándome
a encontrar a alguien para casarme?
MC: Sí, por supuesto. Es por esas que tú y yo nos convertimos
en compagni provvisoria.
Leonardo: Esas cartas vienen de mi familia—
MC: ¿Y tu familia está conformada por vampiros de sangre
pura—otros inmortales, como tú?
Leonardo: Sí. Ya no les hablo o los veo. Nosotros…
no estamos de acuerdo en muchas cosas. Una vez que descubrieron mi paradero,
empezaron a cazarme con cartas de nuevo. No quieren que esté simplemente con
quien sea—Quieren más sangres pura. No soy mas que la mitad de una ecuación
para ellos.
(Si ese es el
caso--)
MC: Si quieren herederos de sangre pura, entonces necesitan que
te juntes con una sangre pura, ¿verdad? Así que no tenía caso el pretender cortejar
a una mujer humana como yo.
Su silencio
confirmó mis sospechas.
Y eso lanzó una
nueva luz en esa discusión inicial con Leonardo y le Comte…
MC: Nunca hubo un beneficio para ti aceptando ser mi compagno, ¿no es cierto?
Leonardo: …Los dejó en shock. Los acalló por un
rato. Es difícil conseguir paz cuando tu familia es inmortal. Grazie, cara mia.
(Sólo está
diciendo eso para reconfortarme. Le Comte sabía. Seguramente, Sebastian sabía
también. Leonardo aceptó instantáneamente pretender ser mi amante, todo para
protegerme)
Mis manos
estaban temblando.
Las junté para
mantenerlas quietas.
Sabía que
Leonardo estaba viéndome.
Pero no podía
mirarlo a los ojos.
Leonardo: ¿Estás enojada conmigo por no
decirte?... ¿O estás asustada de lo que soy?
Parte 4
(¿Asustada de
ti--?)
MC: No. ¡En absoluto!
De eso estaba
segura.
MC: Creo que entiendo por qué ocultaste la verdad. Debes haber
sabido que no me sentiría bien sobre nuestro acuerdo si era para mi bien
solamente. No querías que me sintiera inquieta. Siempre estás haciendo eso para
la gente—
Le lancé una
mirada. Vi preocupación por mi respuesta en su expresión. A la vez, estaba
conteniendo la preocupación con una tierna sonrisa.
Ver la luz
profundamente en sus ojos hizo que esas bien conocidas emociones se acumularan
dentro de mí.
MC: Y no estoy asustada de ti.
Leonardo: …Cara
mia.
MC: Estoy en shock de enterarme de que eres inmortal. Por
supuesto, eso fue una sorpresa. Pero no importa lo que seas, vampiro sangre
pura o no, nunca podría tener miedo de ti.
(Porque yo--)
Posé mi mano
para alcanzar la suya.
Al instante,
estábamos sosteniendo mutuamente nuestras manos.
MC: Porque estoy enamorada de ti.
Los ojos de
Leonardo se abrieron desmesuradamente.
(No estaba
planeando decirte esto de esta forma. Así no era como quería que lo supieras)
MC: …Estaba planeando decírtelo después del baile. Sabía que tú
siendo un vampiro haría las cosas complicadas. Esperaba que pudiéramos hablar
sobre esto. Sobre… ¿si hay una oportunidad para un nosotros?
Estaba callado.
MC: …También estaba preparada para ser rechazada. Pensé que
estaba preparada para toda clase de respuestas. Pero estaba siendo ingenua.
Ingenua sobre ti, lo que hiciste por mí, ¿y quizá sobre lo que sientes…?
Leonardo: …Cara
mia. No es tan simple.
MC: Aceptaste para protegerme. Y estoy preocupada de que algo
así de unilateral no sea amor.
Reflexioné
sobre lo que me había dicho.
Leonardo: ¿Me
dejarías continuar ayudándote a sonreír… abiertamente, de ahora en adelante?
Palabras que habían movido mi corazón
hacia el suyo.
Leonardo: Aunque
sólo somos compagni provvisoria, sigo siendo tu compagno.
(Dijiste eso, y
dijiste tantas cosas que me hicieron estar segura de que me amabas. Pero estaba
interponiéndose entre nosotros, ¿no es así? Tengo este solo, maravilloso mes
contigo. Pero para ti, mi tiempo de vida debe parecer corto. Ni siquiera me
importa eso, pero quería… Quiero alguna forma de zanjar la distancia…)
Parte 5
Mis
sentimientos crecieron, más allá del punto de quiebre.
Mi corazón
estaba clamando. Se me escapó un:
MC: …¿Leonardo? ¿Cuánto tiempo tendría para vivir--? Si tuviera
una vida extendida, ¿podrías permitirte amarme?
¿Acaso perdió
color su rostro en ese momento? ¿Acaso le lastimaron mis palabras? No pretendí
que lo hicieran…
Tic, tac, tic, tac, hacía el reloj en mi brazo. Contando
los segundos de mi vida.
(Hay una amplia
diferencia en el tiempo que hemos vivido—que viviremos. Es la razón por la que
nunca pude entender sus sentimientos. Somos demasiado diferentes)
Nuestros
corazones estaban a cientos de años de distancia.
Solté su mano,
el calor de él desvaneciéndose de las puntas de mis dedos.
(Pero si
pudiera acercarme más a ti--)
MC: …¿Podrías amarme si me convirtiera en un vampiro?
Leonardo:
¡Cara m--!
Leonardo de pronto se interrumpió, su expresión cambiando.
Leonardo:
¿Hablas en serio sobre esto?
Sus ojos se endurecieron, clavados sobre los míos.
MC: No
preguntaría si fuera de otra manera. Puedes convertirme en un vampiro con una
mordida.
Estaría de acuerdo con eso, si nos permitiera estar juntos.
Leonardo:
…¿Harías esto por mí? Ya veo.
Y de pronto, Leonardo estaba besándome.
Mis labios dispuestos a la insistente caricia de los suyos.
Estábamos besándonos, una y otra vez. Pronto perdí la cuenta, sin
aliento por nuestra pasión—
Caí hacia atrás sobre mi cama. Mi cabello se desperdigó en las sábanas
a mi alrededor.
Leonardo afianzó mi muñeca con fuerza vampírica, manteniéndome contra
el colchón.
MC: Leonardo…
Susurré su nombre, mi voz suave, mientras desabotonaba mi blusa con
rudeza.
Ahora besos apasionados cayeron sobre mi cuello descubierto.
Leonardo:
…No quiero estropear tu hermosa piel. Quédate completamente quieta
mientras hago esto—
Leonardo besó cada punto lentamente, como probando dónde sería mejor
hundir sus colmillos.
Llamé su nombre una y otra vez, mi voz haciéndose más fuerte, ronca,
desesperada por decir algo—
Leonardo:
Scusa, pero no hay forma de
retractarse de esto. Ahora, ¿dónde es el sitio correcto? Claro, el cuello. Ese
es el mejor lugar para morder.
Esta vez no hablé. Temblé.
Leonardo:
Escucha bien, cara mia. Cuando
te muerda, sólo sentirás placer como nunca has sentido antes. Perderás la
consciencia—Ahora bien, ¿el dolor? Es sólo un alfilerazo… Entonces despertarás
cambiada para siempre—un vampiro.
La sangre estaba retumbando en mis oídos.
Leonardo:
Al despertar, ansiarás sin cesar la sangre de criaturas vivientes… Y
eso perdurará continuamente a lo largo de la pequeña probada de eternidad que
voy a otorgarte.
El aliento de Leonardo estaba caliente contra mi piel. Quemando. ¿Por
qué se sentía tan caliente?
Pero no era él. Era yo. Estaba fría, estremeciéndome, petrificada.
Leonardo:
Sólo cierra los ojos. Una última vez. El momento que lo hagas—ahí es
cuando mueres.
MC: ¡L-leonardo--!
Grité su nombre…
…Y se detuvo.
Leonardo soltó mis manos, y lentamente se levantó, alejándose de mí.
Miró hacia abajo, sus ojos perdiendo su brillo.
El alguna vez reluciente dorado de sus ojos fue tornándose oscuro,
viejo, y apagado—y profunda, eternamente solitario.
~Fin del capítulo 18~
~Traducción por Daisy Doe~
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