Wednesday, December 18, 2019

Ikemen Vampire - Leonardo - Capítulo 8 [Traducción al Español]

Leonardo – Capítulo 8

"Era el mismo Leonardo que conocía, y aun así, no podía apartar los ojos de él.
Quizás era su sonrisa. Un tanto misteriosa. Un tanto difícil de leer. Una sonrisa de “Mona Lisa”.
…Una sonrisa ligeramente triste. Leonardo miraba al gentío con un cierto anhelo melancólico..."

Parte 1
MC: ¿Cuál es tu trabajo, por cierto?
Leonardo: Mi trabajo no es… fácil de explicar.

Los ojos de Leonardo se entornaron de manera significativa. El significado, sin embargo, no lo entendí.

(¿Qué hay difícil de explicar al respecto? No es nada ilegal, ¿cierto?)

Leonardo: ¿Estás segura de que estás lista para saber?

Su rostro era severo. Su voz grave. Mi cabeza se llenó de imágenes de peligro.

(¿Quizás es ilegal? Había estado consiguiendo información para Sebastian hacía un rato)

MC: No eres un espía… ¿o sí?

¿Qué tan seguro era preguntar eso en voz alta? Mantuve mi voz a bajo volumen, sólo por si acaso—

Leonardo: Je. Ajajajaja.

…Un efecto que fue arruinado por la ruidosa, estrepitosa risa de Leonardo.

MC: ¿Por qué te estás riendo?
Leonardo: ¿Cuántas veces voy a ser capaz de engañarte, cara mia?
MC: ¿Engañarme? ¡Tú--!

Justo en ese momento, como atraído por la alegre risa de Leonardo…

Vendedor de libros: ¡Bonjour, Leonardo! ¿Crees que puedas pasar en un rato? Necesito tu habilidad para evaluar este libro.
Distribuidor de pinturas: ¡No tan rápido, tú, viejo empolvado pisapapeles! ¡Yo tomaré prestado a Leonardo primero! Tenemos una orden para un pigmento inusual, y nadie sabe la mezcla tan bien como tú.
Dueño de restaurante: ¡Leonardo, ahí estás! ¡Estaba a punto de mandar a alguien a buscarte! ¿Ubicas nuestro viejo reloj al fondo? Se rompió, ¡y ahora todos van tarde!

(¿De dónde salió toda esta gente?)

¡Más menciones de “Leonardo” trajeron incluso más gente a verle!

Leonardo: Como podrás ver, soy… ¿Cómo dice el dicho? Un ¿“maestro de todo”?
MC: Me parece que el dicho dice, “aprendiz de todo, maestro de nada”. Y eso no es una profesión real, por cierto.
Leonardo: Mi profesión es ser lo que sea que cualquiera necesite, cuando sea que alguien lo necesite. ¿Ves? Te dije que no era fácil de explicar.

(Es cierto. tú no eres fácil de explicar)

MC: Sigo molesta de que me hayas engañado.
Leonardo: ¿Realmente estás molesta de que no sea un peligroso, aunque atractivo espía?
MC: Por favor dime que no vas a mencionar eso múltiples veces para avergonzarme.
Leonardo: Je. No lo olvidaré nunca.

(¡El hecho de que es un vampiro de larga vida lo hace aun peor!)

Leonardo: Ahora, ¿a quién ayudamos primero--? Oh.

Los ojos dorados de Leonardo parecieron detectar algo al final de la multitud.

(¿Qué encontró?)

Parte 2
Era una pequeña niña. Estaba sosteniendo un violín entre sus brazos y sollozando suavemente.

Leonardo: Ahí está el primer cliente de hoy.

Leonardo se acuclilló frente a la niña. Ella le miró con sus grandes ojos.

Leonardo: Qué tal, bambina. ¿Por qué tantas lágrimas? ¿Se trata de tu compañero, aquí?
Niñita: L-la tienda dice que mi violín no puede ser reparado. P-pero era el que mi abuelito solía tocar.
Reparador de instrumentos: ¿Eres tú, Leonardo? Me encantaría ayudar a la niña, pero me temo que intentar arreglarlo sólo partirá el resto.
Leonardo: Sí, es una rotura severa. Pero no me rindo tan fácilmente con el pedido de un cliente. Déjame intentar repararlo. ¿Puedo tomar prestadas tus herramientas?
Reparador de instrumentos: Te las traeré.

Trajo una pesada caja, y Leonardo se sentó ahí en el pavimento y comenzó a trabajar.

(Parece que ya ha sido reparado varias veces a lo largo de los años. Ya veo por qué el hombre pensó que ya era demasiado tarde.)

Todos los otros clientes de Leonardo formaron un círculo de espectadores curiosos a su alrededor.

MC: ¿Realmente crees que puedas repararlo?
Leonardo: No lo sabremos hasta que termine. Pero probablemente pueda inventar algo.

(¿Complacerá a la niñita ese “algo”?)

Leonardo: Nada de fruncir el ceño. Solíamos hacer instrumentos y tocarlos todo el tiempo en el taller de mi viejo maestro.

Leonardo trabajó, ocasionalmente pidiendo más herramientas, que el gentío le llevó de buena voluntad. Finalmente—

Leonardo: …¿Cómo se ve? Toma, bambina. Toca unas cuantas notas.
Niñita: Está bien.

La niñita depositó el violín sobre su hombro y sacó su arco. Inhalando profundamente, pasó dudosamente el arco sobre la primera cuerda—
Tocó, y el sonido que surgió estaba afinado, no distorsionado en absoluto.
Los ojos de la niñita se iluminaron mientras tocaba cada nota. Sonaban cristalinamente claras.
La multitud irrumpió en aplausos.

Niñita: ¡Está reparado! ¡Lo hiciste! ¡Es verdad que Papi Leonardo puede reparar cualquier cosa!
Leonardo: ¿”Papi”? ¿Quién me llama “papi”? ¿Acaso me veo como el abuelo de alguien?... No respondas eso.
Niñita: Oh, necesito pagarte. Tengo el dinero que me dio maman
Leonardo: No necesito ningún dinero. Sólo promete recordar la tienda de este hombre si tu “compañero” alguna vez deja de tocar. Y, cuando hayas crecido para ser una gran violinista, que por supuesto necesite un gran violín— Ve a este hombre y compra el mejor que tenga. No te arrepentirás.
Niñita: ¿Eso es todo--?
Reparador de instrumentos: Es más que suficiente para mí. Estoy en deuda, ¡con los dos!

La multitud empezó a sonreír.

(…Estoy asombrada.)

Parte 3
La multitud entera estaba sonriendo, entretenida, sus corazones cálidos— y Leonardo era la causa de todo.

(Hizo eso con todos los otros también. Isaac. Vincent. Mozart. Solucionó sus problemas y logró que la pasaran bien. Es como si tuviera esta inusual habilidad de sacarle una sonrisa a la gente, a donde quiera que vaya).

Era el mismo Leonardo que conocía, y aun así, no podía apartar los ojos de él.
Quizás era su sonrisa. Un tanto misteriosa. Un tanto difícil de leer. Una sonrisa de “Mona Lisa”.
…Una sonrisa ligeramente triste. Leonardo miraba al gentío con un cierto anhelo melancólico.

Leonardo: Cara mia, ¿ya acabaste de mirar?

Dirigió su mirada hacia mí.

Leonardo: Hay una multitud de gente que aún tenemos que ayudar. Tú vendrás conmigo, claro.

(…Claro…)

Pero esta vez, ninguna respuesta sarcástica cruzó mis labios. No tenía ganas, en su lugar—
Tuve el extraño deseo de ver qué haría. Qué aventuras iba a mostrarme.

MC: ¡Por supuesto!

Reparamos relojes y carruajes. Mezclamos pinturas y enmarcamos cuadros. Rescatamos gatos y catalogamos libros. Para entonces, ya había atardecido.
Ante la “sugerencia” de Leonardo, dimos un paseo, andando por la idílica campiña francesa.

Leonardo: …Ese fue un buen día de trabajo. Tú también. Brava, cara mia.
MC: Bravo, Leonardo.
Leonardo: ¡Bravo, por supuesto! Trabajé extra duro hoy. ¿Tratando de presumirte, tal vez?

(¿Cómo se supone que le conteste cuando se ve tan sinceramente feliz?)

Dirigí mi atención a la campiña, a la creciente zona pastoral. Incluso mientras las casas se iban distanciando más, aun podía recordar toda la gente que habíamos visto y ayudado hoy.

Leonardo: Te has quedado callada. ¿Estás pensando en algo?
MC: Sólo estaba reflexionando sobre el día.
Leonardo: Cuéntame. ¿En qué estás pensando?
MC: En que ayudamos a tanta gente. En mi tiempo, Paris estaba demasiado ocupado como para siquiera detenerse. Fue fantástico ver a todos ahí sonriendo.
Leonardo: Sí, me siento del mismo modo.

Leonardo tenía las manos en los bolsillos, su mirada desplazándose al atardecer dorado.

Leonardo: Cuando los veo, me digo a mí mismo “Así que, así es estar vivo”.
MC: ¿A qué te refieres con “estar vivo”?
Leonardo: La vida tiene sus tragedias. Algunos días es injusto. Otros, te hace querer rendirte. Y aun con eso, encuentran maneras de sonreír. Creo… que no hay nada más hermoso. No hay mejor modo de honrar el que estén vivos.

Parte 4
La forma en la que se veía me recordó a la expresión en su cara esta mañana. Cómo miraba a la multitud risueña y sonriente.

(Por algún motivo, no puedo olvidar esa expresión. Aun me estoy perdiendo de algo, creo. Alguna curiosa parte de él--).

MC: Leonardo, me preguntaste una vez si era mi costumbre quedármele viendo a la gente.

Flashback

Leonardo: Me he estado preguntando desde que nos conocimos… ¿Es tu pasatiempo contemplar a la gente? Te meterá en problemas.

Fin del flashback

MC: Compartimos un pasatiempo. Porque tú estabas contemplando a la gente en la ciudad.
Leonardo: ¿De verdad estaba haciendo eso?
MC: Sí, de verdad lo estabas haciendo. ¿Por qué los mirabas de ese modo?
Leonardo: …¿De qué modo?
MC: Como si anhelaras ser como ellos.
Leonardo: …Una expresión de anhelo.

Leonardo se giró hacia mí con una amplia sonrisa.

Leonardo: ¿Quieres saber por qué?
MC: Sí.

Se inclinó hacia mí— y me pellizcó la nariz.

MC: ¡T-tú demonio--!
Leonardo: ¿Estás segura? Tú eras la de la cara fruncida.
MC: Suel-- ¡suéltame!

Mis gritos nasales sonaban miserables. Tan miserables como mis intentos de empujarlo lejos. Me soltó.

MC: Honestamente. ¿Cuál es el punto de darme una pregunta al día si nunca las contestas?
Leonardo: Porque haces estas preguntas serias para las que no tengo respuesta. ¿Quizá me viste anhelando alguna belleza a la distancia? Tal vez sea eso.
MC: ¿Tú, empecinándote con alguien? Encuentro eso difícil de creer.
Leonardo: Sólo una cosa hace anhelar a un hombre, cara mia: ver algo que no puede tener. Eso es lo que hace que la gente tenga amoríos.
 
Leonardo rio suavemente para sí. Giró en lo que parecía ser una calle al azar.

Leonardo: Tengo asuntos qué atender. Espera aquí por mí, cara mia.

Parte 5
Leonardo: No tardaré.

Leonardo revolvió mi cabello y rápidamente huyó dentro un edificio de techo rojo.

(Me compadezco de cualquiera que tenga asuntos con él. ¡Es difícil imaginarlo deteniéndose suficiente tiempo en un mismo sitio como para tener algo hecho!)

Me acomodé el cabello, sintiendo los trazos de los largos dedos de Leonardo en los mechones. Sobre mí, el vasto e inmaculado cielo de Francia del siglo XIX cambiaba de color.

(Es complicado de decir, porque es Leonardo—pero se siente como que me estaba distrayendo a propósito de preguntar sobre él).

Si así era, pensé, estaba bien. Dejé que mis preocupaciones volaran con la brisa.

Leonardo: Regresé.
MC: Eso fue rápido.
Leonardo: ¿Quieres saber qué estaba haciendo?
MC: No si es privado… Aunque, si quisieras decirme, también está bien.
Leonardo: Así que, ¿sí quieres saber? Sé paciente, y te contaré sobre ello más tarde.
MC: ¿Por qué no puedes decirme ahora?
Leonardo: No sería una sorpresa tan grande.
MC: Grande no significa “bueno”. Por el momento, seguimos muy lejos de la mansión. ¿Deberíamos conseguir un chof--?
Leonardo: ¿Regresar ahora, cara mia? No tengas tanta prisa en volver a casa. Casi es de noche.

Leonardo estaba en medio de encender otro cigarrillo cuando hizo una pausa. El cerillo aun encendido despedía una cálida, atractiva luz sobre su rostro.

Leonardo: …La noche es cuando ocurre toda la diversión.

Lo seguí a ese inesperado sitio donde los misterios de la noche reinaban. No porque me obligara. Sino porque yo quería.
Justo como quería seguirle el paso ahora. Pero estaba sin aliento, mi cuerpo en tensión—

MC: …L-leonardo, por favor… ¡Es demasiado--!
Leonardo: No tengas miedo. Disfrútalo.
MC: ¡No, realmente no puedo!...

[Corte a una pequeña barca]

 ¡No en esta vieja cosa! ¡Se siente como que podríamos caer en cualquier momento!

~Fin del capítulo 8~


~Traducción al español por Daisy Doe~

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