Leonardo - Capítulo 13
"Siguió hablando. Escuché, sabiendo que sus palabras deberían estar amortiguando el dolor. Pero hermosas como eran sus palabras, sólo lo hacían peor."
No eran sólo los ojos de Leonardo. Su sonrisa estaba conformada por
luz dorada.
Era magnífico. Atraía a la gente a él, casi sin esfuerzo—se sentía tan
fácil de amar.
Ese pensamiento se sintió como una aguja en mi pecho.
MC: …No
necesitas ponerte en forma o hacer nada especial para cumplir mis expectativas.
Leonardo:
¿Cara mia?
MC: Tienes
un resplandor natural. Lo veo en todo lo que haces. Eres hermoso, tú—
Ya había dicho demasiado.
(…Oh, cielos. ¿Pero qué estoy diciendo?)
MC: Y para
que sepas, quiero decir eso en general. Así que no tomes nada como si—
Leonardo:
¿Hey, cara mia?
Las manos de Leonardo rozaron mi mejilla; sus largos dedos se movieron
delicadamente sobre mí, como grabando mi figura en su mente.
Leonardo:
…Siento lo mismo sobre ti.
No era una decisión consciente dejar que me tocara. Estaba simplemente
obedeciendo al deseo de mi alma.
Había un lienzo en sus ojos, una paleta en sus palabras, pinceladas
gentiles en sus dedos…
No quería moverme—alterar este perfecto momento. Esta hermosa, frágil
partícula del tiempo.
Leonardo:
A veces pienso que estás furiosa, pero al momento siguiente, estás
sonriendo. Te he visto fuerte, te he visto en lágrimas. Mantenerte el paso—me
mantiene ocupado. Y no quiero detenerme nunca.
(Mi corazón duele)
Siguió hablando. Escuché, sabiendo que sus palabras deberían estar
amortiguando el dolor. Pero hermosas como eran sus palabras, sólo lo hacían
peor.
Leonardo:
Tú eres la que reluce a mis ojos… tan increíblemente brillante.
MC: Leonardo,
yo—
Justo cuando pensé que había encontrado el valor para hablar, Leonardo
me soltó.
Me dio un amistoso, platónico apretón en el hombro, como normalmente
hacía.
Leonardo:
Así que, pienso que fue bastante astuto elegirte como mi compagna provvisoria, ¿no?
(…Oh. Y ahora sé exactamente porqué me duele la cabeza. Je. Jeje.
¡Fiuu!)
Siempre molestando, ese Leonardo. Y con ese pensamiento, todas las
nociones de romance se evaporaron.
(Debería añadir “actor convincente” a la lista de habilidades que ha
perfeccionado. Me tuvo inmersa. Pensé que se estaba poniendo romántico. Eso
hubiera sido malo. Es mejor si somos amigos. ¡Él es divertido!)
Entendiendo la señal, alcé mi barbilla y le lancé mi más convincente
sonrisa conspirativa.
MC: DE
VERDAD soy una muy buena compagna,
¿no es así? Una estrictamente provisoria, claro.
Leonardo:
¡Y aparte con confianza! Ya que mi compagna
ha sido de tan gran ayuda, debería encontrar una forma de agradecerle.
MC: No hay
necesidad de hacer eso.
Parte 2
MC: No hay
necesidad de hacer eso. Quiero decir, sólo estoy tratando de mantener las
apariencias.
Leonardo:
Mayor razón para hacer algo para ti. ¿Qué tal un paseo romántico
mañana?
MC: …Así
que, ¿le Comte te mandó a trabajar más, y me vas a llevar contigo?
Leonardo:
Je. ¡Confía en tu compagno, cara
mia! Nada de trabajo mañana. Sólo tú y yo.
MC: Lo
dices… ¿en serio?
Leonardo:
¿No me crees? Toma, te daré una garantía.
Miró alrededor su desastroso suelo mientras yo ordenaba mis
sentimientos. Leonardo me lanzó un viejo globo terráqueo.
MC: ¿Qué hago
con esto?
Leonardo:
Si te miento, puedes romper eso.
MC: ¡Tú lo
dijiste! Y no sólo voy a romperlo si mientes… Voy a hacer que lo veas.
Leonardo:
Haz con ello y conmigo como quieras.
Leonardo se topó con mis ojos y sonrió.
Leonardo:
Es una promesa. Ahora, ve a dormir para que estés bien descansada para
mañana… Buenas noches, cara mia.
MC: Buenas
noches, Leonardo. Buenas noches, Lumière.
Lumière: ¡Miau!
Le di una última palmadita a Lumière antes de irme.
…Leonardo cayó a su cama con un suspiro.
Alzó su mano. Esa parte de él que aun contenía un dejo del calor
desvaneciéndose de MC.
Leonardo:
…¿Cómo se supone que me detenga cuando sigo siendo halado de regreso?
La advertencia de su viejo amigo resonaba en su cabeza.
Saint-Germain: Leonardo,
no estás escuchando a tu corazón.
Leonardo: ¿A qué
te refieres--?
Leonardo: La
adoras. Es evidente en todo lo que haces. Estoy seguro de que estás consciente
de ello.
Leonardo
estaba, de hecho, ya mucho más allá de ese punto.
Saint-Germain: Creo que
MC podría estar empezando a ver algo en ti también.
Leonardo:
…Ya sé… Sé que si ella me importa, tengo que dejarla ir. Necesita
estar donde pertenece.
Lumière: ¿Miau?
Lumière ladeó la cabeza. Leonardo lo sostuvo y acarició su pelaje con
una sonrisa torcida, triste.
Leonardo:
Te quedarás conmigo, ¿cierto? Y yo me quedaré contigo—hasta el final.
Parte 3
El día siguiente, en sorprendente anticipación a la caminata romántica
prometida por Leonardo, terminé mi trabajo lo más rápido humanamente posible.
Dejamos la mansión juntos.
(…Hasta este momento, aun creía que me iba a arrastrar aquí por
trabajo)
Leonardo:
Dime, aun creías que te iba a hacer trabajar, ¿cierto?
MC: ¿Cómo lo
supiste?
Leonardo:
Je. Sólo adiviné.
(¿Por qué tenía la impresión de que Leonardo quería que creyera que
todo esto era un ardid?)
Leonardo:
Probablemente pensaste que te di cualquier chatarra de mi habitación,
pero de hecho me gusta ese globo. No quiero que se rompa. Y tal vez, sólo tal
vez, había una cara que lucía
emocionada y que no quería decepcionar.
MC: ¿Oh? ¿Te
pareció que me veía emocionada?
Leonardo:
…¿Lo estabas?
(No puedo ocultarlo. Estaba emocionada. Es divertido salir con
Leonardo. Y--)
¿Dejé que mis pensamientos se desviaran a propósito? Puede ser.
(Hmm. Ésta calle se me hace familiar)
MC: ¿A dónde
vamos?
Leonardo:
Hay un lugar al que quiero llevarte.
Leonardo dobló en la esquina.
Leonardo:
Aquí estamos.
(Reconozco este edificio)
Era la vieja casa con el techo rojo.
(Leonardo corrió aquí la última vez que salimos--)
MC: Eso
fue rápido.
Leonardo: ¿Quieres
saber qué estaba haciendo?
MC: No
si es privado… Aunque, si quisieras decirme, también está bien.
Leonardo: Así
que, ¿sí quieres saber? Sé paciente, y te contaré sobre ello más tarde.
MC: ¿Por
qué no puedes decirme ahora?
Leonardo: No
sería una sorpresa tan grande.
Leonardo:
¿Lo reconoces ahora?
MC: Sí.
Leonardo:
Entonces es momento de revelar la sorpresa.
Leonardo tocó a la puerta una sola vez, luego la empujó y entró.
Parte 4
MC: ¡Leonardo,
esto se ve como la casa de alguien! ¡No puede sólo tocar una vez y entrar!
Leonardo:
Sí, sí puedo. No es un problema.
(Estoy segura de que hay gente que estaría en desacuerdo contigo.
Mucha gente. Pero sí veo lo que parece ser un taller al fondo. Hay un lugar de
trabajo para un joyero, también)
Había cajas exhibiendo relojes de bolsillo y elementos para hacer
relojes, junto con algunos relojes, haciendo tic tac en cálida bienvenida.
Un hombre emergió desde el taller.
???: Leonardo,
siento mantenerte esperando.
Sonaba a que había esperado a Leonardo, al menos.
Leonardo:
Je. Esperé tanto que casi me quedo dormido. No me ralentices ahora,
Jean-Paul.
De hecho, el hombre no se estaba moviendo rápido. Era viejo, su
cabello blanco como nieve caída. Llevaba un monóculo de hacedor de relojes
sobre un ojo.
Jean-Paul:
¿Es esta la joven mademoiselle?
MC: Bonjour. Mi nombre es MC.
Jean-Paul:
¿MC? Debes haber pasado un largo camino a Francia. Bienvenida. Soy
Jean-Paul.
Leonardo:
Este es el estudio de Jean-Paul. Es el mejor hacedor de relojes de la
ciudad.
MC: ¿Todos
esos relojes son suyos? Son encantadores.
Leonardo:
Sí. Todo aquí es parte de sus creaciones.
MC: Hace un
maravilloso trabajo, Jean-Paul. ¡Y cada reloj es tan distintivo!
Jean-Paul:
¡Halagas a este viejo hombre! Y los halagos, resulta, te llevaran a
cualquier parte. ¿Me dará su brazo, mademoiselle?
MC: Oh, por
supuesto.
Le ofrecí mi mano. Para mi sorpresa, deslizó un reloj dorado en ella.
MC: ¿Un
reloj de muñeca?
Era anticuado a mis ojos, pero hermoso. El primero de su tipo que
había visto en este periodo. Deben haber sido bastante nuevos.
Jean-Paul:
Creé esta pieza especialmente para ti.
(¿Cómo es eso posible?)
MC: Pero
acabamos de conocernos.
Sus cálidos ojos se entornaron con una sonrisa, no menos agradable por
las arrugas alrededor de sus ojos.
Jean-Paul:
Sobre eso, Leonardo me ha contado todo sobre ti. Dijo, y con razón,
que tienes ojos hermosos, y que eres fuerte, de buen corazón, y auténtica… ¡y
que eres alguien lo bastante importante para él como para conseguirte uno de
mis relojes!
Leonardo:
Yo no dije la última parte.
Jean-Paul:
No con tu boca
Leonardo:
…Tch.
Leonardo suspiró sólo un momento antes de sonreír.
Leonardo:
Es para ti, cara mia. Quiero
que lo tengas.
Parte 5
MC: Tengo
que saber. ¿Para qué?
Leonardo:
No puedo decirlo. Hey, Jean-Paul. ¿No necesitas explicarle cómo
funciona?
MC: ¡Puedes
tratar de ignorar mi pregunta, Leonardo, pero no creas que lo olvidaré!
Jean-Paul:
Jaja! Tendrás mucho tiempo para acorralarlo sobre eso una vez que
hayas dejado la tienda, Mme[1].
Leonardo:
Todos nosotros los hombres, verás, tenemos la misma debilidad, y esa
es las mujeres hermosas. No le digas nuestro secreto, Jean-Paul.
MC: Gracias,
Jean-Paul. Tendré eso en mente.
Jean-Paul:
Justo así.
Jean-Paul tocó la superficie del reloj con una sonrisa confiada.
Jean-Paul:
Ahora, déjame explicarte cómo funciona. Este es un diseño especial
mío. Un reloj de cuerda automático.
MC: ¿No
necesita una baterí—? Eh, ¿cómo hace eso?
Jean-Paul:
El resorte está diseñado para darse cuerda con el movimiento de tu
brazo. Mientras el dueño se siga moviendo, el reloj funciona. Y así, seguirá el
tiempo sin parar mientras estés con vida.
MC: Mientras
esté con vida, ¿huh?
Me pareció captar un cambio en la expresión de Leonardo, pero pronto
mi atención fue de regreso a la explicación de Jean-Paul.
Jean-Paul:
Por supuesto, una vez tu corazón se detenga, el reloj también se
detendrá—lo que es para mejor. Todos nosotros tenemos nuestro tiempo, y no
tiene caso evitar eso. En su lugar, necesitamos disfrutar cada momento. Cada
trozo de vida que des a este reloj… te lo recompensará con tiempo.
La mirada de Jean-Paul era sabia y gentil.
MC: Ese es
un sentimiento encantador. Muchísimas gracias, Jean-Paul. Atesoraré esto—y mi
tiempo.
El sol estaba empezando a ponerse en la campiña de Paris para el
momento en que nos fuimos.
Dejé mis brazos colgar a mi lado mientras caminaba, el reloj dorado
haciendo tic tac conmigo.
Viendo que no había nadie más con nosotros en la calle, me voltee
hacia Leonardo.
Leonardo:
…¿Qué?
MC: Ya sabes
qué.
(No voy a dejar que se escape de esto)
MC: Quiero
hacer mi pregunta.
Leonardo:
¿Por qué haces preguntas problemáticas? Mejor pídeme que te enseñe una
habilidad, como pintar… Además, siempre haces preguntas para las que ya sabes
las respuestas.
MC: No te he
escuchado decir la respuesta, y esa es la parte importante.
Leonardo:
De acuerdo.
Sostuve la mirada de Leonardo.
MC: Habías
planeado darme este regalo desde hace un tiempo. ¿Por qué motivo?
~Fin del capítulo 13~
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