Saturday, December 28, 2019

Ikemen Vampire - Leonardo - Capítulo 12 [Traducción al español]

Leonardo - Capítulo 12

"No eran sólo los ojos de Leonardo. Su sonrisa estaba conformada por luz dorada.
Era magnífico. Atraía a la gente a él, casi sin esfuerzo—se sentía tan fácil de amar."

Parte 1
MC: Fiuu.

Después del trabajo, me dejé caer en una de las sillas de la cocina.

(He tenido una abundancia de tiempo libre últimamente. Es gracioso, pero extraño permanecer ocupada)

…No. No era permanecer ocupada lo que extrañaba. Sabía lo que le estaba faltando a mi vida aquí.

(Leonardo no ha venido a verme desde hace un tiempo. Sólo me había estado jalando antes porque estaba tratando de apartar mi mente de mis preocupaciones)

Pero cuando cerraba los ojos, esos días agitados acudían a mí instantáneamente.

Leonardo: ¡Hey, cara mia!

Escuché su encantador saludo, en mi memoria solamente.

(Cielos, ahí voy, distrayéndome con él de nuevo. Creo que es porque desapareció justo cuando estaba deseando conocerle mejor. Es por eso que me estoy sintiendo tan inquieta)

Había un tazón de manzanas sobre la mesa. Leonardo mencionó que le gustaban—

MC: …Y de todos modos dijo que debía ir a él.

Rebané una manzana, la acomodé sobre un plato, y la cargué al cuarto de Leonardo. Fue en ese momento que escuché el sonido de pisadas ligeras.

MC: Oh, Arthur.
Arthur: ¡Hermosa noche, MC!
MC: ¿Estuviste afuera? Bienvenido de regreso.
Arthur: No sólo estuve afuera, ¡la pasé de lo mejor!
MC: …¿Puedo preguntar por qué?
Arthur: Esa dulce faldita y yo tuvimos una maravillosa tarde juntos, y tenía un sabor divino. No hay nada como una bebida fresca.

Repentinamente me fue recordada la “costumbre” de Arthur de salir de noche, buscando sangre…
…Y cómo Arthur me había asustado a tal grado que casi me fugué de la mansión por el miedo.

(Lo conozco lo suficiente para saber que no bebería de los que no quisieran—o sea, yo. Y se disculpó hace un tiempo)

Pero cuando vi la sangre en sus labios, mi mente empezó a divagar.

(¿Cómo funciona todo eso?)

MC: Arthur, ¿puedo preguntarte algo?
Arthur: Sería un placer.
MC: Estas chicas de las que bebes su sangre-- ¿realmente están de acuerdo con que hagas eso?
Arthur: En cierto modo. No digo que soy un vampiro. Nadie afuera de la mansión puede saber, ¿sabes? Acerca de ninguno de nosotros.

Parte 2
MC: Sí, puedo ver por qué sería un secreto.
Arthur: Sin duda. Pero si nuestra existencia se hiciera conocida, una turba furiosa bien podría lanzarse sobre la mansión.

(…Esa es una clara posibilidad)

Mi primera reacción había sido de shock y temor.
Temor a lo desconocido. Un temor muy humano.
La precaución tiene su papel en la supervivencia. Pero el conocimiento, estaba aprendiendo, es mejor que vivir en ciego miedo.

Arthur: No luzcas tan preocupada. Hago un gran trabajo manteniendo el secreto, sabes.
MC: ¿En serio?
Arthur: Todo está en el foreplay[1]. En la agonía de la pasión, acceden a la “pequeña mordida” de un amante. La mordida de un vampiro es bastante placentera. Prácticamente sin dolor. Y sólo la más pequeña de las marcas cuando despiertan, que se desvanece rápidamente—
MC: …Retiro mi pregunta. No quería saber tanto.

(Todo lo que necesitaba saber era que no íbamos a enfrentar turbas furiosas con antorchas próximamente)

Arthur: ¡No suenes tan victoriana! Aunque Leonardo y tú estén sólo pretendiendo, estoy segura de que te has conseguido algún desliz o dos.
MC: ¡Por supuesto que no!
Arthur: ¿En serio? Qué inesperado.
MC: Para ti, tal vez. No comparto tus ideas.

Ruborizada, di un paso atrás y tuve que reacomodar la bandeja que llevaba.
Arthur me observó con curiosidad.

Arthur: Si me miraras a mí de la forma en la que lo miras, no estoy segura de que pudiera resistirte…
MC: ¿De qué estás hablando?

(¿La forma en la que miro a Leonardo--?)

Arthur: ¿No te das cuenta? Cuando miras a Leonardo, tú—

Arthur deslizó su pulgar por mi mejilla. Frunciendo el ceño, di otro paso atrás, sosteniendo la bandeja defensivamente frente a mí.

MC: Arthur, deja de jugar y dime.
Arthur: ¿De verdad quieres saber?
MC: Sí, Ahora dilo.
Arthur: ¿Qué tal un intercambio, mejor? Me das algo, y yo te daré tu información.
MC: ¿Qué es lo que quieres?
Arthur: Bueno, acabo de terminar una buena bebida, pero no me quejaría de una agradable última copa antes de dormir.

Hizo a un lado la bandeja como si fuera papel, y acercó sus labios a mi cuello.

MC: ¡Disculpa--!

Alguien agarró a Arthur con una velocidad imperceptible y lo apartó de mí. Casi en ese mismo instante, un brazo me envolvió.

Leonardo: ¿Qué estás haciendo con mi compagna…?

Parte 3
MC: ¿Leonardo?

La voz de Leonardo tenía un poderoso matiz gélido que nunca le había escuchado antes.
Me sostuvo desde sus espaldas. No podía ver su expresión. Pero imaginé que encajaba con su tono.

Leonardo: …Dime, Arthur.
Arthur: Nada en absoluto. Sólo estábamos teniendo una charla. Siento que no fuera algo más atrevido.
Leonardo: Te creo. Esta vez. Pero esa excusa no funcionara de nuevo. Ven conmigo, cara mia.
MC: Está bien.

…Arthur se acomodó su chaqueta arrugada mientras Leonardo y MC se iban. Sonrió socarronamente.

Arthur: Leonardo es bastante eléctrico cuando se enoja. Supongo que esa es la diferencia entre una pobre copia y el verdadero.

[…]

…Leonardo seguía sosteniendo mi mano cuando cerró la puerta de dormitorio.

MC: Arthur sólo estaba jugando.
Leonardo: Lo sé. De todos modos necesitaba una advertencia.

Leonardo descansó su mano sobre mi cabello.

Leonardo: …Justo como una cierta indefensa chica, siempre causándome problemas. No puedo ser tu niñera siempre, corderita.
MC: ¡No me trates como una niña!
Leonardo: ¿No es eso lo que una niña diría, cara mia?

Regresar a nuestras replicas habituales ayudaron a desvanecer mi alarma anterior.

(Era como una persona distinta, cuando se enoja)

Pero el Leonardo riendo conmigo justo ahora era reconfortantemente familiar.

(¿Fue todo eso un show para conseguir que Arthur se apartara?)

Leonardo: Dime, cara mia, ¿a dónde ibas?

Esos ojos me atraparon en sus luces.

(No tiene sentido ocultarlo--)

MC: Iba camino a aquí. Pensé en venir a verte.

Parte 4
Leonardo: ¿A mí?

Mi corazón estaba martillando. De pronto, temí que pudiera salírseme el qué tan solitaria había empezado a sentirme.

(Vamos a tratar de nuevo)

MC: No has estado viniendo a recogerme después del trabajo. Es decir, sé que estabas haciendo eso para mantenerme ocupada, para que no me sintiera sola—Como sea, podrías decir que ¿me acostumbré a eso? Y ahora, me quedé preguntándome a donde fuiste.

Silencio. Silencio asombrado.

(¡No, no esto tampoco! Soy escritora. ¡Usa mis palabras! ¿Qué quiero decirle realmente?)

MC: Leonardo, yo—
Leonardo: Je. Así que, ¿trajiste una manzana como regalo?

Al contrario de mí, Leonardo se encontraba relajado. Calmado, con una sencilla sonrisa en su rostro.

MC: ¿Qué es tan divertido?
Leonardo: Nunca hubiera pensado que resultaras ser alguien que le gustara ser arrastrada por todos lados en mis deberes. Lo recordaré de ahora en adelante. Grazie por esto.

Asintió hacia el plato de trozos de manzana y tomó uno con una sonrisa.

(…Pero no eran los deberes lo que extrañaba)

De todos modos, no estaba lista para decir eso todavía.

(¿Qué estoy lista para hacer? ¿Cuál era mi plan después de darle las manzanas? ¿Encontrar algo de qué hablar?)

Sentí que mi tiempo límite para encontrar un tema de conversación se estaba agotando rápidamente—

???: Miau.

(“¿Miau?”)

Provino de debajo de la cama. Miré hacia abajo.
Una sombra se deslizó afuera. Un pequeño gato, de pelaje negro como una noche sin estrellas, se sentó en frente de la cama y alzó la mirada hacia mí.

MC: ¿Desde cuándo hay un gato ahí?
Leonardo: Desde hace un tiempo. ¿Esta es la primera vez que lo ves?

Le tendí mi mano al gato. Restregó su mejilla contra ella. Cuando lo acaricié, su cola se movió de atrás a adelante con gusto.

MC: ¡Es tan lindo!
Leonardo: ¿Lo es? Los gatos caseros son una obra de arte en tamaño y forma. La culminación evolutiva del felino.

(Esa es ciertamente una manera única de decir “son lindísimos”. Nunca lo había escuchado hablar tan apasionadamente antes. Debe amar a este pequeño gato)

MC: ¿Cuál es su nombre?
Leonardo: …¿Gato?

(…¿Gato?)

MC: No escuchaste mi pregunta, ¿verdad?
Leonardo: …No le he puesto un nombre, ¿de acuerdo?
MC: ¿No?

Parte 5
(Pobrecito sin nombre. No te preocupes. No dejaré que termines como el protagonista de “Soy un Gato”, de Soseki Natsume)

MC: Así que, ¿lo conseguiste recientemente?
Leonardo: No, lo recogí hace como dos años atrás.
MC: Después de que despertaste en este tiempo, ¿verdad?
Leonardo: …Estaba tomando el camino largo de regreso del trabajo, cuando lo encontré.

Leonardo recogió al gato entre sus brazos. El gato sin nombre lucía perfectamente contento.

Leonardo: Su antiguo dueño acababa de ser enterrado. Y él estaba sentado ahí, mirando la tumba. Esperé a que la procesión funeraria terminara, pero nadie lo notó o lo reclamó. Así que le hice una oferta.
MC: ¿Qué le ofreciste? ¿Comida y refugio?
Leonardo: No, es un secreto entre nosotros, sujetos rudos. Scusa, cara mia, pero no puedo contarte ni siquiera a ti.
…¿Gato?: ¡Miau!
MC: Jajaja. ¡Muy bien, sujetos rudos! No me meteré en sus secretos masculinos.

Leonardo me dedicó una sonrisa.

Leonardo: Con el tiempo, llegué a encariñarme de verdad. Nunca supe cuál era su nombre original. Probablemente le fue dado con amor y mucho cuidado. Eso es lo que los padres hacen… O eso he oído.

La solitaria mirada de Leonardo estaba fija en algo que no podía ver. ¿El pasado, tal vez?

(He visto esa mirada en sus ojos antes)

Había mirado a la gente de la ciudad de la misma manera.

(¿En qué está pensando Leonardo cuando tiene ese distante anhelo en los ojos?... Desearía que no luciera tan triste)

No tenía curiosidad de qué había causado que sus ojos dorados se opacaran. Ahora, sólo quería que sonriera.
Incluso si significaba que iba a molestarme de nuevo, sentí la necesidad de ver a Leonardo reír y esbozar una sonrisa.

MC: ¿Qué tal “Lumière”? Significa luz. Si lo encontraste aquí, probablemente es francés, ¿no?
Leonardo: ¿Lumière? 
MC: Sí. Mira sus ojos. Son de este brillante, color dorado, como orbes de luz de sol. Tienes el mismo color de ojos, sabes.
Leonardo: ¿Mis ojos--?
MC: Como dijiste, tengo el hábito de observar a la gente. Hay una luz en tus ojos. A veces, tienes que esforzarte para verla. Lumière es sólo una sugerencia, claro—
Leonardo: Es una buena sugerencia. Le llamaré así.
MC: ¿De verdad?

Leonardo alzó al gato hasta que estaban nariz a nariz; le sonrió.

Leonardo: ¿Escuchaste qué lindo nombre te dio mi compagna? Creo que se desperdicia en ti… Pero no debería decir eso, dado que ella dice que tenemos los mismos ojos. Supongo que los dos tendremos que ponernos en forma, Lumière.
Lumière: ¡Miau!

No eran sólo los ojos de Leonardo. Su sonrisa estaba conformada por luz dorada.
Era magnífico. Atraía a la gente a él, casi sin esfuerzo—se sentía tan fácil de amar.
Ese pensamiento se sintió como una aguja en mi pecho.

MC: …No necesitas ponerte en forma o hacer nada especial para cumplir mis expectativas.
Leonardo: ¿Cara mia?
MC: Tienes un resplandor natural. Lo veo en todo lo que haces. Eres hermoso, tú—

Ya había dicho demasiado.

(…Oh, cielos. ¿Pero qué estoy diciendo?)

MC: Y para que sepas, quiero decir eso en general. Así que no tomes nada como si—
Leonardo: ¿Hey, cara mia?

Las manos de Leonardo rozaron mi mejilla; sus largos dedos se movieron delicadamente sobre mí, como grabando mi figura en su mente.

Leonardo: …Siento lo mismo sobre ti.

Notas:
[1]: Jugueteo previo a las actividades XXX.


~Traducción por Daisy Doe~

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