Last Love - Leonardo (Happy Ending)
Me he enamorado
del genio con múltiples talentos, Leo. Con una insaciable sed de saber, parece
estar buscando algo…
Si tuviera que
describir nuestro amor con una palabra, sólo podría ser llamado destino…
Parte 1
MC: Es un reloj tan hermoso. Es una pena pensar que no volverá
a funcionar.
De pronto Leo
empezó a reír.
Leo: …¡Podría pasar! Nunca se sabe.
MC: ¿Qué significa eso?
Leo: Nada. Sólo… un deseo mío.
Incluso después
de que se fue, sus palabras permanecieron conmigo.
Varios días
pasaron, hasta que finalmente—
Mañana era la
noche de la luna llena.
Sebastian: Madame
la Comtesse, ¿está
segura de que desea que Monsieur Leo
regrese junto con los otros?
MC: Sí. Me he decidido. Gracias por todo lo que has hecho,
Sebastian. Lamento que no pude cumplir tu deseo.
Sebastian: …No hay necesidad de disculpas, Comtesse. No fue correcto de mi parte
tratar de forzarle a esto.
Eso era todo lo
que quedaba por decir, realmente.
(Estoy triste
de que nunca volveré a ver a Leo de nuevo—Pero él tiene una vida esperándole.
Una persona esperándole. No es mío para tomarlo)
Ociosamente,
mis dedos acariciaron la larga cadena del reloj de bolsillo de Leo. Lo había
estado cargando conmigo.
Sebastian: Señorita, ¿es eso un reloj de bolsillo?
MC: Sí. Leo me lo dio… Pero no funciona. Dijo que le falta
alguna parte especial.
(Debe haber
sido muy importante para Leo si se mantuvo cargando un reloj descompuesto. Qué
lindo sería si hubiera una forma de repararlo antes de que se fuera…)
Curioso,
Sebastian pidió ver el reloj; lo examinó, luego lo regresó encogiéndose de
hombros.
Sebastian: ¿Una “parte especial”, dijo? Vaya, si
este reloj no le falta nada mas que una llave para dar cuerda al mecanismo, me
imagino.
Parte 2
(¿Una llave?)
Esa palabra
removió un viejo recuerdo.
…Tal vez un par
de décadas atrás. Un jovencito me dio una llave. Su mano apretando—
…¡Apretando el
reloj en su bolsillo…!
(¿Podría ser?)
Tomé la llave
prometida del mantel de la chimenea.
Giré el reloj.
Ahí, camuflado en la base había un pequeño orificio, construido para una
pequeña llave.
La inserté. La
llave encajaba.
(¡Si ese chico
es Leo—! ¡No! Quizá… quizá sería mejor si pretendo que esto nunca pasó. ¡Pero
no puedo! ¡Tengo que saber!)
Sebastian: Madame
la Comtesse, ¿a dónde
va?
Pasé corriendo fuera del cuarto.
La puerta de
Leo estaba cerrada. Toqué la puerta.
Tras un
momento, la abrió.
Leo: …¿MC? ¿Qué pasa?
MC: ¿Cómo fue que conseguiste esto?
Alcé el reloj
de bolsillo.
Tic, tac, tic, tac. El suave sonido del reloj revivido
llenaba el silencio.
Leo miró. Luego
me sonrió.
Leo: …Parece que finalmente lo averiguaste.
Con una gentil
risa, me invitó a pasar.
Leo: Estaba seguro de que te habías olvidado… Ciertamente no
pensé que conservarías la llave que te di veinte años atrás.
MC: Lo recuerdo todo, pero no estaba esperando que regresaras
tan… ¡tan diferente!
(Eras penoso y
dulce entonces. No descarado y… ¡desordenado! ¡Y eres tan alto ahora!)
Pero Leo me
había dejado pistas desde el inicio.
Y sin importar
cuánto su apariencia hubiera cambiado, sus ojos ambarinos permanecían iguales.
(Quizás es por
eso que nunca me molestó que se sintiera tan cómodo aquí, conmigo)
Leo: Casi dije algo, pero no me sentía ansioso por recordarte el
niño que era en ese entonces... Quería que la mujer que amo viera el hombre que
soy ahora, supongo.
Parte 3
MC: ¿La mujer que amas?
(¿Lo escuché
bien?)
Leo: ¿Recuerdas cómo dije que estaba buscando a alguien?... Ese
alguien eras tú. No tomé exactamente tu consejo de alejarme de los bosques.
Pero aunque busqué, nunca pude regresar a ti por mi cuenta.
MC: ¿Pero por qué querrías regresar?
Leo: …No podía dejar de pensar en ti. Pensé que cuando fuera lo
bastante mayor, regresaría y te rescataría de ese oscuro y solitario bosque;
mostrarte el mundo de afuera.
Se encogió de
hombros como avergonzado por su sueño de la infancia, pero luego—
Leo se estiró y
me sostuvo con fuerza, y no había nada mas que ternura en ese abrazo.
Leo: ¿Por qué tenías que estar sola y triste aquí cuando el
mundo es un lugar tan maravilloso? Puede que haya sido sólo un chico, pero me
enamoré…
MC: …Leo…
Mi corazón se
estaba acelerando tan rápido.
Leo: Pregunté, busqué y busqué, pero nadie sabía de ti o de este
lugar. Juré que te encontraría por mi cuenta. Para hacer eso, estudié algunas
cosas—Empecé a conseguir algunas habilidades. Así es como llegué a ser conocido
como el Aprendiz de Todo.
(Todo lo que
hizo—Todo lo que había guiado a Leo a este punto en su vida—Lo hizo por mí.
¿Qué puedo decir?)
Mi corazón
estaba a punto de estallar.
Leo: Si no me recordabas, no iba a decir nada. Pero si lo
hacías… Si ese encuentro—Si yo significaba algo para ti, juré que te diría
todo. ¿Es esa la razón por la que te aferraste a esa llave?
Parte 4
MC: ¡Sí…! ¿La hubiera mantenido conmigo si no fuera un
importante recuerdo?
Incluso había
soñado con ello.
Y ahora
entendía por qué ese primer encuentro con Leo y esa llave habían sido tan
importantes.
MC: …Tenías razón. Estaba sola y triste. Soy el último vampiro
sangre pura, Leo. La última de mi especie, con sólo Sebastian como compañía. Ha
habido muy poco qué amar en mi vida—hasta que llegaste tú.
La voz de un
niño habló en mi cabeza.
“…¿Te sientes solitaria?”
(Leo era un
chico extraño. Más curioso sobre mí que de toparse este extraño lugar)
MC: No había hablado con nadie sobre lo que era o lo que se
sentía… hasta que tú preguntaste con tu desmesurada curiosidad. Me recordaste
que alguna vez había habido más en mi vida eterna—por un corto tiempo. Quería
aferrarme a esa memoria, a esos sentimientos, incluso si nunca nos
encontrábamos de nuevo.
Es por eso que
mantuve la llave cerca.
(Nunca soñé que
regresaría)
Leo: …MC, si estás buscando un esposo, un compañero, lo que
sea—elígeme.
Lágrimas de
alegría se anegaron en mis ojos.
Mis labios ya
estaban formando la palabra “sí”.
…Me detuve al
último segundo. Esta no era una decisión para tomar apresuradamente, para él o
para mí.
MC: ¿Sabes lo que me estás pidiendo…?
Leo: Sí. Estoy listo para convertirme en vampiro.
MC: Leo, hay dolor en convertirse en vampiro que va más allá de
perder tu mortalidad. Pronto tendrás que ocultarte de la sociedad, o
abandonarla para siempre.
Leo: Puedo seguir sin la sociedad—Estoy acostumbrado a decir
adiós. Cualquiera sea el costo, estoy listo.
(…¿Estoy
lista…?)
Me había
preparado para morir sola. No estaba lista para la posibilidad de la vida. O el
amor.
MC: …Puede que te arrepientas, sabes. Quizá no ahora, pero en
cientos de años adelante.
Leo: ¿Cómo podría arrepentirme de pasar cientos de años
contigo?... Finalmente te encontré… Además, esta es la última vez, ¿no es así?
Si no lo pido ahora, desaparecerás y no volveré a verte nunca… ¿cierto?
Inhalé.
De algún modo,
Leo había adivinado mi destino.
Alzó mi
barbilla y encontró mi mirada.
Leo: No me has dicho cómo te sientes… Te amo, MC. Te amo lo
suficiente como para descartar mi vida mortal por ti. Te amé entonces y te amo
más ahora… ¿Tú me amas?
Parte 5
(¿Que si te
amo? ¡La respuesta es obvia!)
Decidí dejar de
contener mis sentimientos en mi interior, y dejarlos salir en un solo impulso.
MC: ¡Sí, te amo…!
Leo: Bien, entonces—Tiempo de mostrarme. Muérdeme, MC. Comparte
todo conmigo. Lo bueno y lo malo. Estaré contigo durante todo.
(…Ni siquiera
yo puedo luchar mi deseo más tiempo)
Gentilmente,
tomé a Leo entre mis brazos, abrazándolo, girando su cabeza ligeramente para
exponer su cuello.
Besé ahí, una
lluvia de besos mientras mis instintos me guiaban al punto correcto. Un beso
más, y luego—
Leo gimió
mientras hundía mis colmillos. No era con dolor, no exactamente. Ya que la
mordida de un vampiro está hecha para dar placer a su presa.
Pero se
estremeció contra mí, su cuerpo luchando por la vida mientras la muerte
vampírica lo tomaba. Lo sostuve con más fuerza, hundiendo mis colmillos más
profundo.
Retirándome con
un suspiro, lo mordí de nuevo, causando una nueva oleada de éxtasis para Leo
mientras bebía más de su sangre dadora de vida...
La mañana
siguiente…
Desperté
refrescada de un profundo, reparador sueño, sólo para encontrar que Leo estaba
mirándome.
Eso tenía
sentido, por supuesto, ya que yacía en la cama conmigo, sus brazos rodeándome
cálidamente.
Aunque estaba
despierta, no podía recordar cómo habíamos acabado en la cama juntos.
Cuando le
parpadee, Leo sonrió.
Leo: No eres del tipo de permanecer dormida en cama, por lo que
veo.
MC: ¡No cuando despierto para encontrarte en ella!
Leo: ¿Y? ¿Eso es algo bueno o malo? Espero que sea bueno.
Leo rio,
satisfecho.
Leo: Así que, ¿quieres saber por qué estoy aquí contigo? Cuando
desperté después de la mordida, estabas dormida. Me imaginé que estabas
cansada. Te cargué a la cama e iba a regresar a mi cuarto, pero tú agarraste mi
mano mientras dormías. No me soltabas.
(Recuerdo a Leo
desmayándose. No había tenido la intención de dormirme yo misma. Debe haber
sido la ingesta de sangre fresca lo que lo logró)
MC: Leo, ¿cómo te sientes?
El cambio es
más traumático para algunos que para otros. Había oído de heridas inmortales, y
raramente, aberraciones de la sangre…
Leo: Me siento bien. Aunque, me siento como un vampiro. Fue
sencillo cargarte a la cama anoche.
(Está bien
entonces. Gracias al cielo. Eso significa… que realmente podemos estar juntos)
Esta mañana se
sintió como la primera mañana del resto de nuestras vidas.
Sentí felicidad
que no había sentido en siglos.
Leo: Pero sabes, sabiendo lo que tu mordida hace, y cómo me
mordiste varias veces anoche—Digamos que no fue fácil esperar a que estuvieras
despierta para vengarme.
No tuve tiempo
de preguntar a qué se refería; el mundo giró mientras me encontraba de pronto
acostada boca arriba.
(Para ser un
vampiro menor, ¡es bastante fuerte!)
Leo yacía sobre
mí, y yo bajo él.
MC: ¿Vengarte de qué, Leo?
Leo: …Verás. Es mi turno ahora. Parece que tengo unas cuantas
cosas más que necesito averiguar de ti.
…Ofréceme todo.
Tu cuerpo, tu corazón… e incluso tu destino…
Nuestros
destinos finalmente son uno. Ahora, experimentamos los pecaminosos frutos de
nuestro amor…
MC: Ohh, Leo… cuando estamos así, podemos ver… todo uno del
otro…
Leo: Esa es la forma en la que quiero verte.
MC: Mmm… ¡ah…!
Donde me
inspeccionaba con sus colmillos, el calor pulsaba y vibraba.
(¡Y eso fue
apenas un mordisqueo!)
Me frustraba qué
tan sensible esa probada de placer me había dejado. Me frustraba lo mucho que
deseaba que siguiera con todo lo demás.
Leo: Ahora que lo sabes, ¿lo quieres?
(¡Sí… por
favor!)
Necesitaba a
Leo como necesitaba la sangre. Un deseo que iba más allá de la razón, y
control.
Leo: No te preocupes. Haré que te sientas bien pronto.
Continuando en el epílogo…
~Traducción por Daisy Doe~
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