Friday, May 1, 2020

Ikemen Sengoku - Mitsuhide - Capítulo 6.5 [Bonus]

Mitsuhide me sostuvo y me dio agua hasta que pudiera hablar. La Posada se había tornado silenciosa para cuando había terminado...

Mitsuhide: Ya veo.

No emitió juicio alguno, sólo escuchó silenciosamente; incluso mientras yo trastabillaba e hipaba mi camino hacia la miserable historia.

MC: …Nunca me habían hablado así antes…
Mitsuhide: ¿Nunca?

Me recliné contra su tierno abrazo mientras él continuaba dando palmaditas a mi espalda en círculos amplios y cálidos.

(Fiuu… Creo que… Finalmente me quedé sin lágrimas…)

Me concentré en la tranquilizadora presencia de su mano, mi voz seca y rota mientras continuaba.

MC: …En mi tiempo, también tenemos imbéciles arrogantes, pero la mayoría de la gente reconoce que están equivocados y se les enfrentan.
Mitsuhide: Me alegra que vivieras en mejores tiempos que estos.
MC: Es bastante la diferencia… Y odio que no pude defenderme mientras me trataban como un insecto… menos que un insecto…

Apartó un mechón de mi cabello hacia atrás.

MC: …¡Pero no había nada que pudiera decir que le afectara! Esa es la parte que no puedo superar…

Mis ojos escocían y estaban calientes de nuevo, maldita sea.
Pero cada vez que las lágrimas empezaban a derramarse, Mitsuhide gentilmente las apartaba con una pequeña toalla.

MC: Están equivocados. Pero tienen todo el poder en este mundo… Literalmente no hay nada que pueda hacer para hacerles verme como humana…
Mitsuhide: MC, eso es—
MC: …Y aun así mucha gente en este mundo es aplastada de ese modo cada día, con no más recurso que el que tuve…

Cuando terminé, Mitsuhide permaneció en silencio.

(No había caído en cuenta que, con muy pocas excepciones, la mayoría de la gente en este tiempo es tratada de ese modo. Y todos sólo lo aceptan…)

Nadie dijo nada negativo mientras Yoshiaki bajaba la vista hacia ellos desde el escenario…
…La compañía estaba llena de gente buena. La ciudad lo estaba también. Estaban montando el show para él. Un invitado especial.
Y ese invitado especial no pensaba en ninguno de nosotros como humano…

MC: ¡No es justo para nadie!
Mitsuhide: Tras una experiencia capaz de destruir el mundo como lo veías, tu corazón aún se dirige hacia otros, ¿no es cierto?

Mitsuhide me abrazó contra él.
Mi mejilla manchada de lágrimas estaba ruborizada contra su fresca piel.

Mitsuhide: Siempre he mantenido que no hay tal cosa como lo puramente correcto o puramente incorrecto. Pero, MC—Todo lo que dijiste, incluso tu rabia, es correcta.

(¿Realmente se siente de ese modo?)

Mitsuhide: No tienes que aceptar las críticas de otra gente, sin importar qué tan poderosa pueda ser. Todo el mundo tiene un diferente punto de vista. Esos nobles tienen el suyo, y Lord Nobunaga tiene el suyo. Incluso Hideyoshi, con sus un tanto insufribles opiniones.

Eso trajo una sonrisa a mi rostro.

Mitsuhide: Sabes lo que es correcto para ti. ¿No es así?
MC: …Lo sé.

Creía –sin importar dónde me encontrara en el tiempo—que tomar la vida de otra persona estaba mal. Creía que no deberías juzgar el valor de alguien en base a nada mas que sus acciones.

(…Sé que otros no siempre estarán de acuerdo. Sé que me encontraré en lugares donde la gente discutirá que estoy equivocada)

Recordé esa primera batalla. Mitsuhide disparándole al general. El sonido del arma. La mirada en sus ojos.

(…Sé que mis creencias pueden vacilar a veces…)

Recordé mis propias manos sosteniendo el gatillo. Cuando sentí el poder sobre la vida y la muerte recorrerme.

(Pero eso no quiere decir que he abandonado mis creencias)


Mitsuhide: Nunca le agradezcas a alguien por tomar una vida. Maté a un hombre para que podamos vivir. ¿Salimos ilesos, o te encuentras cambiada por lo que viste? ¿Son nuestras dos vidas más valiosas que la sola suya? ¿Cuántas vidas dependen de esto?


(Mitsuhide me recordó exactamente por qué había llegado a valorar mis creencias en primer lugar. Por qué eran importantes)

Incluso si habían sido formadas en un tiempo más pacífico.
Este no sería el lugar que las rompería. Eran mías para conservarlas. Mías para forjarlas más fuerte.

Mitsuhide: En cierta forma, este mundo es un campo de batalla de ideales. No sabemos, día a día, quién quedará hasta arriba. Pero—Eso no le da a nadie el derecho para negarte tus ideales.

Respiré sus palabras, dejé que me llenaran.

MC: …Bueno, no voy a llorar cuando suceda, eso es seguro. No quiero darle a la gente así ese placer.

(Eso y tengo tus palabras para reforzarme, Mitsuhide)

Quería creer en mí misma de nuevo. Quería ser alguien en quien otros pudieran creer.

Mitsuhide: Ahí estás. Eres muy fuerte, sabes.

Me susurró dulcemente, dando unas palmaditas en mi cabeza.

(Solía pensar que lo hacía para mofarse, y aún suena algo condescendiente, pero justo ahora… como que necesitaba esto…)

MC: H-hey… me harás llorar justo después de que juré no hacerlo…
Mitsuhide: Si no puedes mostrarle debilidad a tu marido, ¿a quién se la mostrarás?  Puedes llorar a salvo cuando estés conmigo.
MC: …A salvo…

Su mirada derritió las barreras de mi corazón. Y la primera cosa que hizo tras ganar acceso a la parte más vulnerable de mí fue curarme…
Había tratado de mantener una distancia “segura” tras enterarme de su traición, pero la distancia que sentía más segura era en sus brazos.

MC: Ahí vas, llamándote mi marido otra vez. ¿Espero que eso no signifique que todo lo que dijiste antes también era mentira…?
Mitsuhide: ¿Y eso?
MC: Pregunto porque… quiero creer lo que dijiste. Todo lo que dijiste… Incluso con lo que sé, me he aferrado a esta versión de ti que creo que es genial y en la que confío más que nadie…

Si las partes no encajan, bueno, llámame loca, pero me he puesto del lado del Mitsuhide “bueno” más que del “malo”.
Por un momento, pareció listo para decir algo.
Pero se pasó mientras sus ojos se suavizaban y susurraba:

Mitsuhide: Deberías descansar algo…

(Je. Sin respuestas, ¿huh? Debería haberlo visto venir…)

Mitsuhide me levantó gentilmente y me arropó en la cama.
Después se sentó a mi lado, toalla manchada de lágrimas lista para secar lo último de mis lágrimas.

(…Brr. La tela se había enfriado a causa de mis lágrimas. Sabes, las manos de Mitsuhide siempre están frías, también)

Mitsuhide: Buenas noches, MC. Plácidos sueños.
MC: Buenas noches para ti también, Mitsuhide. Y—gracias.

Sonrió.
Viendo no más lágrimas, bajó la toalla.
Luego rozó mis párpados para cerrarlos, su mano reposando reconfortante y fresca sobre mi hinchado rostro.

(Me agrada esto…)

Sentir a Mitsuhide cerca.
No sólo físicamente.

(Estaré bien)

Eso que había perdido estaba regresando a mí, bajo su vigilancia. A salvo con él, caí en un sueño apacible.


Mitsuhide cuidó a MC mientras dormía, sin descansar.

Mitsuhide: …Espero que estén conscientes, de que incurrieron en un gran y muy peligrosa deuda al hacer llorar a mi esposa…
Sus bruñidos ojos amarillos parecieron arder como un fuego fantasmal en la oscuridad…

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