Last Love - Mozart - Capítulo 1
Me he enamorado
del apasionado músico, Wolf. Wolf percibe mi soledad, y promete componer una
canción especial para mí… Incluso si nuestro amor fuera a desvanecerse, la
música que él crea nunca desaparecerá…
Parte 1
Érase una vez,
había una vampira. Una sangre pura, la última de los llamados inmortales…
Ya que si no
bebía de un mortal pronto, su cuerpo fallaría y moriría.
Después de
siglos sola, sin conocer el amor, y con nadie mas que su mayordomo de compañía,
su tiempo estaba llegando a su fin.
La última de
los vampiros sangre pura se tornaría en polvo la noche de luna llena.
Y aun así,
incluso si significaba su supervivencia, la última vampiro sangre pura no podía
obligarse a morder a un mortal…
Ya que hacerlo
cambiaría por siempre a ese mortal en un vampiro –un acto peligroso, uno que
nunca podría cambiarse…
Cansada del
vacío de la perpetua existencia, la última sangre pura se retiró a su mansión
en lo profundo del bosque, para esperar su final.
Pero su
mayordomo, el fiel vampiro menor, Sebastian, no la dejaría desaparecer tan
fácilmente. Para animarla a convertir a un mortal—engañó a cinco hombres
humanos de la villa y los atrapó en la mansión por medio de los extraños
poderes de la mansión.
Al comienzo,
temían a la última sangre pura y desfallecían sobre lo que ella podría llegar a
hacerles. Pero eso sólo fue al inicio…
Con el tiempo,
empezaron a abrirse con ella. Uno, en particular, pareció tornarse casi
encariñado. Un cariño, pareciéndose al amor…
¿La última
sangre pura elegiría convertir al mortal en vampiro…? ¿O lo liberaría, y al
hacerlo, acabaría su larga historia?
La luna llena
se acercaba. El poder de la mansión disminuía. El poder reteniendo a los
hombres ahí desaparecería… como también la última sangre pura…
Alguna vez
podría haberme quedado despierta hasta el amanecer, riendo o bailando. Lo que
me mantenía despierta esta noche era el recuerdo del rostro preocupado de
Sebastian.
(Tiene razón.
Puedo sentirlo. Encontraré mi final para la siguiente luna llena… A no ser que
muerda a uno de los mortales que ha traído hasta aquí. ¿Pero me atrevo a
destruir sus vidas sólo para que la mía pueda seguir?)
Aunque el
mortal que mordiera “viviría”, sería como una sombra de su existencia anterior.
Se volverían un vampiro como yo.
Era eso lo que
me detenía.
(…He escuchado
que sus cortas vidas les traen aflicción. Pero una vida interminablemente larga
no está libre de tristeza y sufrimiento)
¿Qué nos empuja
a vivir cuando no hay nada esperando al final? Una infinita riqueza de horas se
convierte en más tiempo desperdiciado…
¿Por qué
torturarnos con la carga de una vida tan larga que eventualmente nos recostamos
y esperamos para que se acabe?
(¿Es mi destino
como la última sangre pura encontrar una forma de restaurar nuestra especie…?
¿No es igual de probable que nosotros los temidos “inmortales” nos acabáramos
por un motivo? ¿Y que con mi muerte, nuestra historia tenga que terminar?)
Eran estos
pensamientos los que evitaran que durmiera. Noche tras noche… tras noche…
Hasta que no hubiera
más noches—
(¿Es eso
música?)
…Una nota,
seguida por otra; más rápido y más rápido me sacaron del enredado bosque de mis
pensamientos para perseguir el sonido.
(Wolf está
tocando el piano…)
Hechizada por
su canción, me encontré caminando hacia el salón de música.
La pesada
puerta estaba cerrada. Toqué una vez antes de empujarla para abrirla.
MC: ¿Sigues despierto, Wolf?
Wolf ni se giró
del piano ni dejó de tocar.
Wolf: Y estás hablándome con extrema familiaridad.
MC: ¿Te desagrada? Puedo llamarte de manera más formal si lo
prefieres.
Wolf: …No, está bien. Somos… amigos. Te permitiré que me llames
de esa manera.
Parte 2
Sonreí
ante la elección de palabras de Wolf, por reticente y complicada de ganar que
hubiera sido.
(Cuando
Sebastian trajo a los hombres aquí, Wolf ni me hablaba ni me respondía. Es
impresionante lo mucho que ha cambiado)
Como
resultado, naturalmente habíamos pasado más y más tiempo juntos.
Wolf: ¿Qué querías?
MC: Te escuché tocando y pensé en venir a
escuchar la música.
Wolf: …La misma excusa que la última vez.
MC: ¿Qué puedo decir? Me calma.
El
piano de Wolf había sido un consuelo en estas noches sin dormir. Tanto que casi
había empezado a esperar la llegada de la noche.
Nunca
hubiera imaginado hacerme cercana al músico de lengua afilada…
Aunque
por mucho que desnudara mi corazón a él y su música, aun no le había dicho de
mi destino al llegar la luna llena.
(…Yo
preferiría que él y los otros se fueran sin saber)
No
quisiera que se sintieran culpables. Pero para Wolf especialmente, no deseaba
que nada arruinara nuestro tiempo juntos.
MC: …Toca otra pieza, Wolf.
Tenía
esa habilidad de apartar mi tristeza.
Wolf: Si insistes.
Aunque
sonaba desinteresado, Wolf siempre accedía a mis peticiones.
(Puede
que no te dieras cuenta cuán atento es, si sólo lo escucharas hablar)
La
melodía que tocaba ahora era cálida y de algún modo romántica. Cerré los ojos,
perdiéndome en el mundo de la música de Wolf.
(Si
pudiera sólo quedarme en este mundo por siempre…)
Cuando
tocaba, olvidaba mis siglos de pesar, convirtiéndome en alguien nueva y libre…
(Los
humanos viven menos de un siglo, y aun así han creado más arte y cosas hermosas
que mi especie en muchísimo más tiempo)
Eran
como una estrella fugaz que ilumina el cielo antes de desaparecer…
Parte 3
La
mañana siguiente…
Sebastian
me llamó poco después de que me vestí. Sabía lo que quería discutir.
Sebastian: Buenos días, Madame la Comtesse. ¿Ha hecho mucho progreso con los humanos?
MC: Buenos días, Sebastian. Sobre eso, diría
que las cosas están yendo… bien.
Sebastian: ¿“Bien”, entonces? …Bien, ¡“bien” no es
suficientemente bueno! Me fuerza la mano, Comtesse.
La
sonrisa de complot de Sebastian desapareció.
Sebastian: ¡Es amor lo que necesitamos! ¡Debe hacer
progreso romántico, mi señora! ¡Y pronto!
MC: ¿Cuándo se volvió esto sobre romance--?
Sabía
que Sebastian deseaba que convirtiera a un humano. Esperaba que encontrara un
compañero en el proceso. Pero este giro llegó de sorpresa.
Luego
me presentó un palo de billar que había estado escondiendo pobremente detrás de
su espalda.
MC: ¿Se supone que le haga el amor a este
taco, Sebastian? Seguramente hay maneras más cómodas—
Sebastian: Es para el juego que estarás jugando en
el salón, Comtesse. He preparado
todo. Ahora debes elegir a uno de los humanos e invitarlo al juego. Uno
productivo.
(…Son
nuestros invitados, intencionalmente o no. Un juego relajante podría ser algo
bueno.)
Aliviada
de que su sugerencia fuera una razonable, tomé el taco…
(Mi
primer pensamiento fue invitar a Wolf… ¿Aunque, estaría interesado?)
Me
detuve ante el cuarto de Wolf.
(No,
no puedo imaginar que lo estuviera. Dirá algo agudo y regresará a su música)
No
sabía qué pasatiempos tenía Wolf antes de llegar aquí, pero no había mostrado
interés en las muchas curiosidades de la mansión.
Sólo
el salón de música le llamaba. Mientras estaba de pie ahí, indecisa, la puerta
se abrió—
MC: ¡Oh, Wolf!
Wolf: …¿Qué estás haciendo?
Parte 4
La
puerta al cuarto de Wolf se abrió mientras estaba de pie ahí—
MC: ¡Oh, Wolf!
Wolf: …¿Qué estás haciendo?
Me
miró de arriba abajo, sin decir más.
MC: Yo… ¡he venido a jugar un juego contigo!
Descubierta sin
estar preparada, dije la primera cosa que acudió a mi mente. Para mi vergüenza,
sonó terriblemente infantil.
Wolf: ¿Qué?
MC: U-ustedes los humanos, les gustan los juegos y el ruido,
¿no? Sus ciudades siempre están tan… ¡atareadas! ¡Debes estar terriblemente
aburrido ahí!... Así que, te gustaría jugar… ¿billar…?
Empujé el taco
que sostenía, para que lo viera.
Wolf lucía un
tanto asombrado.
(¿Piensa que me
he vuelto loca?)
Wolf: ¿Es por eso que estuviste merodeando frente a mi puerta por
tanto tiempo?
MC: …¿Sabías que estaba aquí?
Wolf: Escuché tus pisadas… Eran ruidosas.
(¿Escuchó
llegar una sangre pura? ¡Eso no es un logro cualquiera! ¡El oído de Wolf debe
ser tan impresionante como su talento musical! ¡Si no más!)
Esa revelación
no me ayudó a sacudirme la incomodidad de haber sido descubierta.
Lo que sí ayudó
fue la melodiosa risa medio disimulada que brotó de sus labios.
Wolf: Eres como una niña.
Parte 5
Wolf: Eres como una niña. ¿No eres como una especie de retoño de
los vampiros inmortales? Pensé que eras más grande.
MC: ¡M-mi edad no es la pregunta aquí!
Aunque tenía un
punto.
(Es simplemente
normal que Wolf lo hallara curioso. Incluso yo no me he sentido así de viva por
siglos)
Desde retirarme
a esta mansión, para esperar el fin de mis casi interminables días, no había
tenido una discusión así de vivaz con… nadie.
(Me recuerda a
lo que era divertirse… Es un agradable recordatorio, antes del final)
La idea de todo
terminando me dejaba con un vacío hueco en el corazón.
Wolf: ¿Billar de cuatro bolas o estilo inglés?
MC: …¿Disculpa?
Wolf estaba
sonriendo.
Wolf: El que sea. Te tomaré la palabra.
Las nubes sobre
mi corazón se apartaron.
Wolf y yo nos
movimos al salón, donde comenzamos nuestro juego, sin embargo—
(…¿Debería ser
así de difícil darle a la bola?)
Aunque traté de
hacer mi postura como la suya, no tuve tal suerte imitando sus aciertos.
Wolf: …¿Nunca has jugado antes, verdad?
MC: Bueno, siempre tuvimos esta mesa. Simplemente… nunca había
tenido nadie con quién jugar.
Sebastian era
inamovible en cuanto a qué tan impropio era para un mayordomo desafiar a una Comtesse—así que nuestro salón de juegos
quedó sin usar.
Wolf: Te enseñaré.
~Fin del capítulo 1~
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